Con un llenazo histórico de 10 noches en el Riyadh Air Metropolitano en Madrid y más de 30 fechas en su residencia en El Choli, como se conoce al Coliseo de Puerto Rico, la gira de Bad Bunny de su disco Debí tirar más fotos está siendo, sin duda, de las más esperadas y que más público está moviendo en los últimos años, más aún en la música latina.
Sin embargo, el cantante ha anunciado que dentro de su monumental tour no parará en Estados Unidos. La razón no es otra que el temor a las redadas a los inmigrantes que está llevando a cabo la administración de Donald Trump y las deportaciones masivas. El ICE [Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos] realiza cerca de 1.500 deportaciones diarias y, para el artista, su concierto podría suponer un llamado a miles de migrantes latinoamericanos.
“Estaba el problema de que, por ejemplo, el maldito ICE podría estar afuera [de mi concierto]. Y es algo que estábamos hablando y que nos preocupaba mucho”, ha señalado en una entrevista con la revista británica I-D. Sin embargo, el artista ha dejado claro que fueron muchos los motivos por los que no cerró fechas en el país.
“Hubo muchas razones por las que no me presenté en Estados Unidos, y ninguna de ellas fue por odio; he actuado allí muchas veces. Todos [los espectáculos] han sido un éxito. Todos han sido magníficos. He disfrutado conectar con latinos que han estado viviendo en Estados Unidos”, ha matizado y ha recalcado el sentido que tenía una residencia en su país natal precisamente en un disco en el que reivindica la identidad puertorriqueña.
“Específicamente, para una residencia aquí en Puerto Rico, siendo un territorio no incorporado de Estados Unidos… La gente de Estados Unidos podía venir a ver el concierto. Los latinos y puertorriqueños de Estados Unidos también podían viajar aquí, o a cualquier parte del mundo”, ha recordado.
De ‘El Apagón’ a ‘NuevaYol’ o ‘Lo que le pasó a Hawaii’: la lucha por las raíces frente al colonialismo
El puertorriqueño ya había dado señales de un mensaje reivindicativo más allá de la fiesta, las mujeres, el lujo y las drogas que acompañan a buena parte de las letras de reguetón en su trabajo Un verano sin ti. Concretamente la canción El apagón, publicada en septiembre de 2022, se convirtió en todo un himno en Puerto Rico ya que sirvió para denunciar, como ya habían hecho otros compatriotas como Residente, la situación energética del país, la privatización de la compañía LUMA Energy y, sobre todo, la inacción gubernamental ante los repetidos apagones en el país.
El “conejo malo” acompañó entonces el videoclip de la canción de un breve documental de 18 minutos titulado Aquí vive gente, elaborado por la periodista Bianca Graulau, en el que se abordaban las crisis que había vivido el país debido al abandono tras el huracán María (2017) así como la gentrificación que estaba viviendo el país por parte de inversores extranjeros, que gracias a la Ley 22 que incentiva la inversión de grandes capitales en el país trae como consecuencia la expulsión de los boricuas de la isla. Todo, en un momento en el que Puerto Rico volvía a sumirse en una serie de apagones, esta vez provocados por el huracán Fiona.
La canción concluía con un “Yo no me quiero ir de aquí, que se vayan ellos / Lo que me pertenece a mí se lo quedan ellos / Esta es mi playa, este es mi sol, esta es mi tierra, esta soy yo” que ha servido de enlace perfecto —pese al impás de nadie sabe lo que va a pasar mañana en 2023— para el mensaje que transmite en todo Debí tirar más fotos.
Este trabajo de Benito Antonio Martínez Ocasio, publicado el pasado mes de enero y que debutó directamente en el número 1 de la lista Billboard 200, es toda una oda a su tierra. Ese “acho PR es otra cosa” es algo más que un grito que se lance desde la casita que ha montado en sus conciertos y que se llena de celebridades. Precisamente en su entrevista con I-D deja claro que el sentimiento identitario va más allá de una reivindicación política, sino de transmitir un desconocimiento de la situación que vive Puerto Rico como un territorio no incorporado de Estados Unidos.
“Puedo hablar con esta gente de Hollywood, y al día siguiente estaré en el barrio con mi bandera, con mi estilo, con mi jerga puertorriqueña. He conocido a muchos gringos que vienen a hablarme de que Puerto Rico [se convierta] en un estado como si fuera algo genial. Y les digo, ‘No, hermano, no es así. Eso no es nada genial’. Y ellos dicen: ‘Oh, mierda, lo siento, no lo sabía”, ha recordado.
“Muchos son ignorantes, pero simplemente viven su vida. No saben que aquí hay gente que está perdiendo sus hogares. Fueron criados pensando solo en ganar dinero, así que no lo tienen presente. Hay otra perspectiva que intento enseñarles”, ha añadido.
De hecho, en Lo que le pasó a Hawaii, el mensaje de Bad Bunny es precisamente luchar contra de la gentrificación, la privatización de recursos naturales y el no querer que a la isla, anexionada a EEUU en 1898 como Estado Libre Asociado, sufra la misma pérdida de terreno e identidad que sufrió Hawaii al anexionarse a Estados Unidos.
Bad Bunny en las protestas contra el gobernador de Puerto Rico en 2019.
Ese “quieren quitarme el río y también la playa” o la reivindicación del “lelolai” y la bandera, a la que también se refiere a la represión histórica vivida a principios del siglo XX en el país, donde el nacionalismo era víctima de la censura estadounidense con los versos de La Mudanza como “Aquí mataron gente por sacar la bandera. Por eso es que ahora yo la llevo donde quiera”.
Tampoco escapan de las críticas sociales otros temas como Turista, una clara crítica al modelo turístico aplicado en el país, o NuevaYol. En el videoclip de este último tema se ve cómo una voz que imita a la de Donald Trump dice: “Cometí un error, quiero pedir disculpas a los inmigrantes en América, quiero decir en Estados Unidos. Sé que América es todo el continente”. Un mensaje con una referencia a las disculpas del presidente tras la broma que hizo el humorista Tony Hinchcliffe en un mitin republicano en el que calificó a Puerto Rico como “una isla de basura”.
Una reivindicación cultural, social y estética
Más allá de las letras, el sonido de la música de los jíbaros, usar instrumentos como el cuatro en Lo que le pasó a Hawaii, usar samples como el de la orquesta de salsa El Gran Combo de Puerto Rico en NuevaYol o de ritmos tradicionales como la plena en El Clúb hacen que la reivindicación identitaria de Bad Bunny vaya más allá del contenido de sus letras y también lo sea en la forma, que mezcla no solo el reguetón, sino también la salsa, la bachata o la bomba.
También lo es en la transversalidad de su música y su público, poner Puerto Rico en el centro y haber realizado, además de esta enorme residencia, conciertos gratuitos en las plazas de San Juan, ha acercado su música a madres, abuelas y niños. “Lo que Bad Bunny hace es llevar el mundo a Puerto Rico. Está enfocando sus espectáculos en la isla, y se convierten en una oportunidad para hablar de los problemas que ocurren a nivel local”, asegura a la BBC Albert Laguna, profesor de la Universidad de Yale, que ha lanzado un curso sobre la importancia de la identidad puertorriqueña a través de Debí tirar más fotos.
Bad Bunny en su residencia en El Choli (Puerto Rico).
Tal y como recuerda Laguna en la entrevista, este disco de Bad Bunny “busca visibilizar la relación colonial entre ambas naciones y cómo eso afecta a los boricuas en la actualidad” ya que apunta que “muchos estadounidenses aún no saben que Puerto Rico es una colonia de su propio país”.
La estética del álbum, que él mismo está trasladando en la residencia, tampoco escapa a la identidad puertorriqueña: los jíbaros con las pavas, los sombreros de hojas de palma tradicionales, aparecen en los conciertos e incluso él mismo lo lució en la gala Met, un evento que es todo símbolo de la identidad estadounidense y de la alta sociedad neoyorkina.
El cantante puertorriqueño, Bad Bunny, en la alfombra roja de la Met Gala.
También lo hacen la nostalgia y las raíces familiares, otro de los pilares fundamentales de este álbum, a través de esas icónicas sillas de plástico que simbolizan las reuniones familiares en los patios traseros de las casas —de nuevo, la casita— y los bananeros que aparecen al fondo y que también se cuelan en la selva de la escenografía.
En un momento en el que la Casa Blanca ha aumentado el despliegue de tropas sobre la isla y ha aumentado su militarización reavivando los conflictos previos por la presencia de la Marina estadounidense en Vieques desde 1940 hasta 2003 sumado a la persecución de los migrantes latinoamericanos en EEUU, el mensaje de Bad Bunny sobre Puerto Rico tiene más fuerza que nunca. Él, lo tiene claro “de aquí nadie me saca, de aquí yo no me muevo”.