La pasada noche del martes y madrugada del miércoles una oleada de drones rusos sobrevolaron el espacio aéreo de Polonia, lo que llevó al país a derribarlos y a la invocación del artículo 4 de la OTAN, el cual hace referencia a poder hacer consultas entre los miembros de la alianza en caso de amenaza.
El coste total de ambas intervenciones, según señalan desde Il Messaggero, no ha sido barato. Los drones utilizados por parte de Rusia, por ejemplo, se estima que cuentan con un precio de unos 10.000 dólares por unidad, mientras que el armamento empleado por la OTAN, como los cazas F-35 y F-16 o los sistemas de defensa aérea Patriot, son algo más caros.
De hecho, tan solo un misil AIM-9X puede costar más de 400.000 dólares, lo que eleva bastante el presupuesto. Fabian Hinz, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, declaró a Reuters que “los sistemas de defensa aérea occidentales no se diseñaron pensando en un despliegue a tan gran escala de UAV asequibles”. “Es posible derribarlos utilizando aeronaves tripuladas, como aviones de combate y helicópteros, como se ha demostrado, pero requiere un ritmo de operaciones elevado si la amenaza persiste”, agregó.
Este incidente pone de relieve la situación en Ucrania y el enorme coste que la guerra está suponiendo para el país de Zelenski. En este sentido, el profesor de la Universidad de St. Andrews en Escocia, Phillips O’Brien, afirmó que la incursión en Polonia “fue una nimiedad comparada con lo que Ucrania experimenta cada noche”.