Hace unos días, en el nuevo programa de Isabel Gemio en Radio Nacional, aprendí una palabra nue va. El programa se llama El último tren y es una de esas tertulias nocturnas tan propicias para que tertulianos y oyentes que llaman por teléfono improvisen, se suelten, cuenten cosas personales… Participaba una chica treintañera, que dijo dedicarse, profesionalmente, a la filosofía griega y el heavy metal (sic), y hablando de las relaciones de pareja, mencionó la chochoagenda.
Ante el estupor de Isabel (que fue joven allá por los ochenta, como yo, y acababa de contar que, cuando cumplió los dieciséis, su madre empezó a prepararle el ajuar) y las risas generales, explicó de qué se trata: es una lista de follamigos que una tiene en distintas ciudades y a los que puede llamar cuando viaja, a ver si están disponibles. Algo así como una versión geográficamente más amplia de lo que en un bar o discoteca se llama (me contó mi hija, treintañera también, al día siguiente) la putivuelta: la búsqueda de un posible compañero ocasional.
Ante lo cual, les propongo una cosa. Que no caigamos en ninguna de las dos actitudes prefabricadas habituales: la desaprobación puritana, por principio, o la celebración esnob, por principio también, de cualquier novedad chocante. Formémonos una opinión propia.
¿Acaso no deberían asumir también los hombres cosas que tradicionalmente han hecho las mujeres?
La mía, la verdad, es bastante ambivalente. Es maravillosa la libertad sexual que tienen hoy las mujeres, y por la que tanto hemos luchado (recuerden aquel “Jo també soc adúltera”, en los setenta, contra las leyes que castigaban con cárcel la infidelidad femenina…). Es estupendo que puedan elegir no ser madres, no tener pareja fija, dedicar su vida a la filosofía y el heavy metal. Pero pregunto: que las mujeres imiten lo que tradicionalmente era cosa de hombres (priorizar sus proyectos individuales sobre lo compartido, separar sexo y amor, tener una novia en cada puerto…), ¿es la única manera de alcanzar la igualdad? ¿Acaso no deberían asumir también los hombres cosas que tradicionalmente han hecho las mujeres: cultivar las relaciones, ligar sexo y amor, cuidar, ser fieles…?
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