14/09/2025
Actualizado a las 11:44h.
Se abre el telón y aparece una banda. Los instrumentos suenan para un público ansioso y expectante. Aparece una figura, un hombre con un traje de tres piezas marrón brillante gracias a la purpurina, unas inseparables gafas negras y una característica melena negra rizada. El Movistar Arena se viene abajo. Madrid recibe con gusto el huracán. Un fogonazo de luz y empieza una noche de temazos que repasan la vida y obra del que todos han venido a ver: Enrique Bunbury.
El ex de Héroes del Silencio llena con su voz durante dos horas las paredes del templo madrileño. En su primera fecha en España –con todas las localidades agotadas–, el zaragozano lo da todo para contentar a un público exageradamente conectado con lo que sucedía sobre el escenario. La noche del 13 de septiembre fue para Bunbury y su Huracán Ambulante, aquella banda que le acompañó en sus primeros años como solista y que, tras 20 años de haberse disuelto, demuestran en este regreso que la potencia que nació en la década de los 90 sigue presente.
En los últimos años los cantantes han acostumbrado al público a que el espectáculo es casi más importante que la voz y la música; este circo ambulante que montó Bunbury para su gira no se parece en nada a lo que se ve últimamente. Los instrumentos toman su necesario reconocimiento con momentos exclusivos para ellos, el cantante luce su impresionante voz de rockero noventero español y el conjunto acompañado de una sencilla, pero potente escenografía. Cual peli antigua, en los primeros instantes se hicieron a una lado las cortinas rojas y con créditos en blanco y negro presentaron a los protagonistas de la noche. Ese mismo fondo iría cambiando con arcos de luces y bares completos –todo ficticio– en temas como ‘Solo si me perdonas’ y ‘Para llegar hasta aquí‘; con este última tema el famoso zaragozano recuperó su sombrero vaquero, ese que se veía entre sus fans más acérrimos.
Un público que bailó las canciones más íntimas, acompañó con las palmas en los momentos preciosos y saltó hasta no poder más en los temas de rock puro. Aunque no fue el único género que Bunbury tomó en consideración a lo largo de la noche; en ‘Big-Bang‘ los sonidos e imágenes psicodélicas inundaron el Movistar Arena de Madrid; incluso el jazz tuvo su momento al comienzo de ‘Sí‘, un temazo que sacaba una sonrisa hasta al propio cantante. Pero el rock sigue siendo el motor del zaragozano, él mismo declaró lo siguiente: «Ya sabemos los tiempos convulsos que nos tocó vivir. Hay que buscar algún lugar donde colocar el dinero y que quede bien seguro, déjenme hacerles una recomendación… ‘Apuesta por el rock and roll‘», una afirmación que levantó los gritos de sus seguidores.
No solo jugó con la versatilidad de su discografía, sino que dedicó su cita madrileña a mostrar que Enrique Bunbury está más vivo que nunca. Desde ‘El club de los imposibles‘ hasta ‘Serpiente‘, pasando por ‘Alaska‘; un repaso a las tres últimas décadas de canciones y discos que han conquistado todos los rincones del mundo, sobre todo, Latinoamérica. Unos países muy presentes en este Huracán Ambulante Tour 2025, ya que no solo comenzó en México, sino que ha pasado por Ecuador, Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador, e incluso Estados Unidos, para llegar a España y regresar a Argentina para el fin de gira. Los sonidos y la ayuda de productores y compositores latinos han impulsado la carrera de este artista. Temas como ‘Que tengas suertecita‘, ‘Las chingadas ganas de llorar‘ y el homenaje a José Alfredo Jiménez con su ranchera ‘El jinete‘, son la prueba de ello.
Aunque no olvida sus raíces zaragozanas. Estas salen a relucir con ‘El aragonés errante‘, una canción que llevaba casi 20 años sin cantar y que era la primera vez que se tocaba en esta gira. Un tour que, tras pasar por la capital, viajará a Barcelona el 18 de septiembre y a su Zaragoza natal el sábado 20.
Aunque en temas como ‘El extranjero‘, ‘Lady Blue‘ y ‘Sácame de aquí‘, Bunbury dio absolutamente todo lo que contenía su ser, había momentos extraños. Al cantar se alejaba mucho del micro con expresiones faciales curiosas que no permitían que al público llegase todo su potencial. Además conserva una magia que sus propias canciones describen a la perfección. Bunbury no está ‘Desmejorado‘, pero sí ‘De mayor‘; un hombre que le queda mucho por ofrecer pero que, tras su parón de hace unos años por problemas de garganta, nos debería olvidar la misma afirmación con la que termina sus conciertos, ‘… Y al final’ qué. Pues un cierre de telón y hasta la próxima función.
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