La Real Sociedad afrontaba el pasado sábado en el Santiago Bernabéu su partido más exigente en lo que va de temporada, y todas las miradas estaban puestas en el entrenador, Sergio Francisco, todavía en sus primeras semanas al frente del banquillo txuri urdin. La incógnita principal era cómo iba a gestionar la situación de los internacionales que habían regresado con distintos niveles de preparación tras el parón de selecciones. El técnico se enfrentaba a su primera gran decisión, obligado a equilibrar el estado físico de los jugadores con la importancia del encuentro frente al Real Madrid.
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En esa tesitura, Sergio decidió alinear como titulares a Álex Remiro, Mikel Oyarzabal y Duje Caleta-Car, quienes habían podido completar tres y dos entrenamientos respectivamente antes del choque. Por el contrario, tanto Jon Mikel Aramburu como Take Kubo, que solo tuvieron una sesión de trabajo con el grupo, comenzaron en el banquillo. La elección sorprendió en parte a la afición, acostumbrada a ver a ambos futbolistas en el once inicial, especialmente en el caso del japonés, que suele ser una de las referencias ofensivas de manera indiscutible. Aun así, el entrenador fue coherente con el criterio de priorizar la carga de trabajo previa al partido.
Durante la segunda mitad, y con el marcador ya avanzado, Sergio Francisco recurrió a Aramburu y Kubo para reforzar al equipo e intentar pelear por la victoria. Ambos entraron medianamente bien al partido, pero no rayaron el nivel que suelen darle al equipo. La decisión deja entrever que el nuevo entrenador de la Real Sociedad valora de manera especial la preparación de la semana y no solo el nombre o el peso del futbolista en el vestuario. En cualquier caso, la gestión del partido frente al Real Madrid supuso la primera muestra visible de su manera de dirigir al equipo en citas de máxima exigencia en un duelo que, esta vez, salió cruz.