La apuesta de Donald Trump por controlar esta misma semana la junta de gobernadores de la Reserva Federal (Fed) no le salió bien.
El presidente logró que el Senado aprobara la noche de este lunes a Stephen Miran, uno de sus economistas más fieles, como miembro de esa junta. Ocurrió justo la víspera de la reunión de dos días del banco central de EE.UU, en el que todos esperan que se produzca el primer recorte de los tipos de interés en lo que va de año. De esta manera Trump tiene a tres gobernadores bajo su control, de un total de siete.
Sin embargo, la felicidad para el presidente no fue completa. La mayoría de esa junta se le escapó en los juzgados, salvo maniobra de último minuto. El tribunal de apelación resolvió esta misma noche del lunes que Lisa Cook, la gobernadora a la que el presidente echó por un supuesto fraude inmobiliario, debe continuar en su puesto, denegando así el trámite de urgencia que reclamó la Casa Blanca para echarla.
Esta no es la última palabra puesto que este caso va camino del Tribunal Supremo, pero la resolución por 2-1 en la Corte de Apelación del Distrito de Columbia permitirá que Cook asista a la reunión de la Fed, si bien Trump disponía de unas horas para recurrir a la máxima instancia judicial y que tomara una decisión extrema, cosa que parecía muy improbable por falta de tiempo.
Esta respuesta en la apelación representa el segundo varapalo legal para Trump en este asunto, que intentó colocar a otro político leal en esa instancia y dominar la junta. Contra Cook, a pesar de que desde el gobierno se repite lo del supuesto fraude, no pesa cargo criminal alguno.
No solo eso, sino que la presunta irregularidad, por haber pedido financiación para dos viviendas que aseguraron figuraban como primera residencia antes de llegar a la Fed, se deshincha puesto que la documentación indica que la residencia de Atlanta consta como vacacional.
La apelación, por dos votos a uno, mantuvo la decisión de primera instancia, que bloqueó la iniciativa de Trump de cesar a la gobernadora de inmediato, al considerar que el despido podía ser ilegal. Los abogados de Cook defendieron que la Casa Blanca alegó a una causa que no existía.
Este argumento se ha visto reforzado por esa documentación que deniega la versión de la administración de que la gobernadora buscó cometer un fraude al engañar a los prestamistas.
Ante la independencia de la Reserva Federal, la ley solo permite al presidente sacar de su cargo a un responsable de la Fed por “una causa”, que se define como negligencia o mala conducta profesional.
El juez de primera instancia decretó que el cese ordenado por Trump no cumplía con esos requisitos y no podía dar el finiquito a Cook por una conducta carente de relación con sus obligaciones en la Fed y previa a ser ratificada por el Senado tras ser nominada por el presidente Joe Biden en el 2022.
Aunque la Reserva Federal vaya por fin a contentar a Trump y rebaje el precio del dinero, lo contrario sería todo un bombazo, la relevancia del control de la junta en este momento reside en la proporción del recorte. Los tipos están en la franja del 4,25%-4,50%. Los expertos esperan que el recorte sea de un cuarto de punto. Trump, sin embargo, ha llegado a exigir que sea de tres puntos, medida inimaginable tal como están las cosas.
El doble castigo judicial también supone un freno a la capacidad de Trump a desprenderse de oficiales de la Fed. Los defensores de la independencia del banco central, establecida y respetada desde su fundación hace más de un siglo, consideran este caso como una pieza clave de ese principio de que el presidente no los puede reemplazar si no satisfacen sus intereses.
Cook, que tiene mandato hasta el 2028, siempre ha votado al lado de Jerome Powell, máximo responsable de la Fed, cuya premisa a la hora de actuar consiste en la calma y observar cómo influye la política arancelaria en la inflación y el mercado laboral. Trump lo acusa de todos los posibles males de la economía.
Stephen Miran testificó en el Senado para su aprobación como gobernador de la Fed
Por su parte, Miran ha tenido un trato de emergencia para superar la prueba del Senado y sentarse a partir de hoy en la junta. A este economista se le abrió la puerta cuando la gobernadora Adriana Kruger presentó en julio inesperadamente su renuncia. Su plazo no expiraba hasta el próximo enero.
Trump ya nombró a otros dos miembros, Christopher Waller y Michelle Bowman, los dos que en la última reunión de la Fed (en julio) rompieron la unanimidad habitual y reclamaron rebajar ya los tipos de interés.