La increíble historia del músico brasileño Francisco Tenorio Cerqueira Junior, a quien Fernando Trueba dedicó la película de animación ‘Dispararon al pianista’, ha tenido un merecido último giro de guion. El artista desapareció en la ciudad de Buenos Aires el 18 de … marzo de 1976 y nunca más se supo de él, pero el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) ha anunciado que acaba de identificar su cuerpo.
La identificación de Tenorio se produjo después de que expertos de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad (PCCH) detectaran una causa que había tramitado en el Juzgado Penal 5 de San Isidro a partir del hallazgo de un cadáver en un baldío de la localidad de Don Torcuato. El cuerpo había aparecido con múltiples impactos de bala en la mañana del 20 de marzo de 1976, es decir, dos días después de la desaparición del pianista, y fue enterrado el 22 de marzo como NN en el cementerio de Benavídez.
Tanto la PCCH como el EAAF llegaron a la conclusión de que el cuerpo podría pertenecer a Tenorio, de forma que se compararon las huellas que constaban en el registro del cadáver hallado en Don Torcuato con las enviadas desde Brasil. El 26 de agosto pasado, la Cámara Federal porteña acreditó, mediante el cotejo de huellas dactilares, que la persona que había sido enterrada como NN en Don Torcuato era Tenorio, pero debido al tiempo transcurrido, no ha sido posible recuperar sus restos para entregárselo a su familia, que ha recibido la noticia «con sorpresa, claro, y con una mezcla de alivio y tristeza», tal como han expresado en un comunicado.
La identificación se logró mediante el cotejo de huellas dactilares que estaban en el expediente judicial del Juzgado Penal 5 de San Isidro. Tenorio no figuraba con huellas en registros argentinos por ser brasileño, y fue gracias a gestiones internacionales que se obtuvieron los datos necesarios de Brasil para hacer la comparación.
Tenoio Junior fue uno de los mejores pianistas brasileños de los años setenta, y una figura muy respetada en las escenas de jazz, samba y bossa nova. «Si tuviera que apostar, yo diría que Tenório habría cambiado la historia de la música de Brasil… completamente», apuntaba Trueba en una entrevista con ABC sobre su película realizada con el ilustrador Javier Mariscal. «Tenía un estilo cercano a Bill Evans y era muy sofisticado, elegante y complejo a la vez. Lo escuché tocar el piano y pensé… ¡Este tío tiene algo! No es que tocara bien, pues eso lo hacían muchos, sino que tenía algo más. Un estilo propio y diferente. Al principio pensé que era João Donato, pero al darle la vuelta al disco vi su nombre por primera vez y quise saber más. Entonces descubrí que había desaparecido y no di crédito. ¿Un brasileño desaparecido en Argentina? Era raro y apenas había información».
El músico tenía 35 años cuando llegó a Buenos Aires para dar una serie de conciertos en el Gran Rex como pianista de la banda de Vinicius de Moraes y Toquinho. La noche de su desaparición estaba en el hotel Normandie, ubicado a metros de la avenida Corrientes, junto a la artista plástica Renata Schusseim y la poeta Marta Rodríguez Santamaría, novia por entonces de Vinicius. Cerca de las tres de la madrugada, Tenorio bajó a comprar cigarrillos cuando fue interceptado por un grupo de cuatro hombres armados que bajaron de un coche y se lo llevaron secuestrado.
Alarmadas por su desaparición, Renata Schusseim y Marta Rodríguez avisaron a Toquinho, que inmediatamente llamó por teléfono a la habitación de Vinicius para avisarle de lo ocurrido. Buscaron en todos los hospitales de la ciudad sin éxito, y al día siguiente acudieron a la Embajada de Brasil para notificar la desaparición. «Todos estábamos en shock. Vinicius estaba reflexivo y ensimismado, era parte de su personalidad reaccionar así cuando algo lo desbordaba. No había respuesta y la tristeza era abismal», recordó muchos años después Marta Rodríguez Santamaría.
Cincuenta años después, queda confirmado que un golpe de mala suerte hizo que el pianista fuese una de las primeras víctimas de la Operación Cóndor, ampliamente estudiado por la periodista Stella Calloni, quien aseguró que «los militares brasileños conocían la suerte de Tenorio, pero la estaban ocultando porque una vez que reconocieron que se habían equivocado de persona, ya no podían dejarlo libre. Habría sido un escándalo».
El descubrimiento realizado por la la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad desmonta la versión de lo ocurrido que dio uno de los militares golpistas, Claudio Vallejos, según la cual Tenorio había sido llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), para ser torturado por militares brasileños y argentinos y ejecutado por Alfredo Astiz.
Sus allegados piden ahora que se realice una nueva investigación «en nombre de la memoria, que no puede perderse», dicen en su comunicado. «Esperamos que, esta vez, las autoridades puedan decirnos lo que ocurrió. El dolor nunca se irá, pero la justicia puede traer consuelo. Durante mucho tiempo, aún sabiendo que era improbable, alimentamos la esperanza de volver a verlo. De que un día la puerta de casa se abriera y él entrara. El ‘Papú’, como lo llamábamos. Con el tiempo, comprendimos que no tendríamos más respuestas. Que tendríamos que convivir sin saber lo que realmente pasó. Es un impacto saber que estuvo allí todo el tiempo».