COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Los viernes de María Jesús Montero están marcados en su calendario para bajar a vernos. Para que no olvidemos que ella es capaz de meter las manos en fuego por quien se lo pida
cUANDO la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, «baja» a Andalucía los viernes, lo hace como tantos otros que tienen en nuestra comunidad autónoma su segunda vivienda, su adosado de fin de semana, y que vienen a darlo todo, a comer « … pescaíto», a aplaudir la puesta de sol y a coger el camino de vuelta el domingo por la tarde. ¡Qué bien que se está en el Sur! ¡Qué gracia tiene la gente! ¡Qué barato tomarse una caña en una terraza!, y si te he visto, no me acuerdo. Se les nota a leguas, ¿verdad?, por mucho que intenten disimularlo, el pelo de la dehesa se les ve desde lejos. Y eso que María Jesús Montero es de por aquí, pero se ha mimetizado tanto con la capital que incluso dice eso de «bajar a Andalucía», aunque eso, sí lo dice con acento de los Álvarez Quintero.
Los viernes de María Jesús Montero están marcados en su calendario para bajar a vernos. Para que no olvidemos -no se nos olvida, no se preocupe- que ella es capaz de meter las manos en fuego por quien se lo pida y de mostrar que es cierto aquello que decía el Cantar de Mío Cid: «Qué buen vasallo sería, si tuviera buen señor». Ella, que lo mismo viene a anunciarnos que regala terrenos en Cádiz para hacer un hospital que nos reprocha lo de la deuda, saca siempre las garras -las de las manos en el fuego- por Pedro.
«Pedro marca el camino», dijo el pasado fin de semana en Málaga ante una multitud exaltada que andaba más pendiente de no moverse y de salir en la foto que de las palabras del líder supremo. No dijo Montero qué camino es el que marca Pedro Sánchez, pero no hace falta ser un lince viendo lo que dicen las últimas encuestas sobre intención de voto en Andalucía, que el camino más corto es la puerta de salida.
«Vamos a por ellos, vamos a la victoria de la mano de nuestro presidente y secretario general, que siempre nos apoya», era la arenga de María Jesús Montero. A por ellos, como si se tratara de un combate más que del futuro de nuestra Comunidad Autónoma. Porque ese lenguaje belicista que emplean dice mucho más de lo que parece. No hemos escuchado aún ninguna propuesta para Andalucía -solo las que dictamine el líder-, pero sí que le hemos oído muchas veces lo de ir contra ellos, a por ellos, a vencer y esas cosas que, realmente, solo aportan ruido y rechazo.
El líder tuvo a bien el pasado fin de semana de volver sus ojos hacia Andalucía y lo hizo para apoyar a su candidata usando una vieja estrategia: insultar al oponente desde una supuesta superioridad moral. Dijo de Juanma Moreno que lo veía «displicente», «distante» y «desganado».
Ya ve. Lo mismo es que Pedro Sánchez se estaba mirando en un espejo, o lo mismo es que se había perdido. Tiene razón María Jesús Montero, Pedro está marcando el camino para que se vayan a sus casas.
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