Más de tres décadas después de su construcción, la sede de la Biblioteca Nacional de España (BNE) en Alcalá de Henares no dispone del permiso municipal necesario para trabajar legalmente ni para abrir al público. La denuncia, avanzada por ABC, la hizo la pasada … semana Comisiones Obreras y la confirma el ayuntamiento complutense: la sede secundaria de la principal biblioteca española, patrimonio del Estado, no regularizó su licencia de actividad hasta 2008, veinte años después de que comenzaran las obras, y a día de hoy sigue abierta sin licencia de funcionamiento.
De acuerdo con la información a la que ha tenido acceso este diario, el centro permanece desde su apertura en una situación irregular. Pese a que las obras comenzaron en 1988, la BNE no solicitó la licencia de actividad hasta el año 2006. Alcalá concedió el permiso necesario para iniciar sus actividades en 2008, año en que la institución, dependiente del Ministerio de Cultura, solicitó la licencia de funcionamiento, imprescindible para acreditar que el edificio se ajusta al proyecto y pueda abrirse al público y a los trabajadores. El ayuntamiento pidió entonces una serie de correcciones, sin que hasta la fecha hayan sido presentadas.
El Tribunal de Cuentas, en un informe aprobado en octubre de 2024, advirtió de que la segunda sede de la BNE, construida en varias etapas entre 1993 y 2009, no disponía de licencia de funcionamiento ni de un plan urbanístico que permita ampliar la edificación actual, pese a las necesidades de mayor espacio que existen. La BNE, ya dirigida por Óscar Arroyo, respondió: «En materia de licencias y planificación urbanística, la BNE mantiene contactos con el Ayuntamiento de Alcalá de Henares para regularizar la situación actual».
El municipio asegura que en estos dos años la BNE no se ha dirigido ni al nuevo equipo de gobierno ni a los funcionarios. «Desconocemos si entre 2008 y 2023 lo han hecho», señalan fuentes municipales. En los últimos tiempos, los sindicatos han venido denunciando la opacidad de la BNE sobre la licencia. Arroyo siempre ha alegado motivos de «seguridad nacional» para no responder. El servicio de prensa de la institución tampoco ha ofrecido explicaciones a este diario.
La sede de Alcalá, complementaria a la señera de Recoletos, sirve como segundo depósito, para conservar los fondos de menor uso y para paliar la falta de espacio del edificio principal. Según datos publicados por la institución, en la actualidad sus depósitos conservan más de la mitad de los fondos de la BNE. Además, desde 2004 dispone de una Sala de Lectura abierta al público y organiza actividades culturales en colaboración con instituciones locales. Desde que comenzaron las obras en 1988, la BNE ha tenido doce directores, desde Juan Pablo Fusi hasta el actual, Óscar Arroyo, sin que ninguno haya resuelto la situación.
Más allá de la situación de las licencias, el Tribunal de Cuentas advirtió el año pasado de una situación crítica en la sede de Alcalá de Henares: el edificio presentaba entonces equipamientos e instalaciones con «una importante antigüedad y obsolescencia», con una protección insuficiente contra posibles incendios y con «episodios de desprendimientos de materiales» ligados al deterioro del aislamiento original».
La semana pasada, el sindicato Comisiones Obreras denunció, además de la falta de licencia, graves deficiencias estructurales y de mantenimiento. Entre ellas, filtraciones de agua por el mal sellado del acristalamiento, depósitos cuyas puertas no cierran, caídas de piedras de la fachada y problemas con el agua corriente. En la sede de Alcalá se han registrado tres casos de legionella (enero y noviembre de 2023, mayo de 2025) y uno de E. coli (marzo de 2024). El sindicato advierte también de una plaga de conejos en el perímetro del edificio. El edificio ha superado el 85 por ciento de su capacidad y, según CC.OO., la falta de licencia impide las obras de ampliación.