Mientras en España una buena parte de la política se afanaba en discutir las protestas propalestinas durante La Vuelta o en si RTVE debía participar o no en un concurso festivo como Eurovisión, en Ginebra, la relatora especial de la ONU para los territorios ocupados palestinos, Francesca Albanese, comparecía ante la prensa con el rostro compungido. Lo que estaba a punto de hacer Albanese podría resultar hasta frívolo, como si alguien tuviera tiempo o ganas de ponerse a estudiar matemáticas en mitad de un genocidio. “Es un doloroso honor estar aquí en un momento tan crítico para Gaza y para los palestinos en su conjunto”, dijo Albanese en el día número 710 del “horror absoluto que ha padecido [y padece] el pueblo de Gaza”. Justo después, sin más prólogo, la relatora de Naciones Unidas soltó el dato, basado en los últimos estudios científicos: en 710 días, han muerto asesinados al menos 680.000 palestinos, entre ellos 380.000 niños y niñas menores de cinco años.
En un esfuerzo por mantener la rigurosidad y la diplomacia, Albanese relató, una tras otra, las cifras del genocidio en Gaza. 1.581 trabajadores sanitarios asesinados. 252 periodistas asesinados. 346 trabajadores de la ONU asesinados. 10.000 palestinos detenidos, “en su mayoría de forma arbitraria”. 75 presos palestinos asesinados “bajo custodia israelí”. Más del 85% de Gaza, en ruinas. En Cisjordania, y también en estos 710 días, han sido asesinados al menos 1.000 palestinos, de los cuales 212 son niños; se han producido, además, 1.600 incursiones “en zonas habitadas por palestinos”, un 22% más que en años anteriores. Los “asesinatos selectivos también están aumentando”.
Más cifras. El sábado 13 de septiembre, mientras las protestas por la normalización del genocidio en La Vuelta llegaban a Madrid, el medio neerlandés De Volkskrant publicó una investigación según la cual al menos 114 niños palestinos han sido alcanzados con disparos de manera deliberada. Para sus cálculos, el periódico se basó en conversaciones con quince médicos internacionales que trabajaron en hospitales de Gaza. “Según el recuento más conservador, en total atendieron a 114 niños de 15 años o menos con heridas de bala en la cabeza o el pecho, la mayoría de los cuales han fallecido”, informa. Aunque el Ejército israelí se negó a contestar a las preguntas de los periodistas holandeses, “testigos presenciales dijeron a los médicos que las balas provenían en su mayoría de francotiradores o drones de las Fuerzas de Defensa de Israel”. Por si acaso, además, De Vokskrant consultó con un excomandante del Ejército de Tierra neerlandés, Mart de Kruif, quien constató que “la posibilidad de que se trate de impactos accidentales es insignificante, ya que los médicos describen más de un centenar de casos”. La cadena británica BBC hizo lo mismo, pero elevó la cifra a al menos 160 niños.
Radiografía del cráneo de Mira, una niña palestina de 4 años asesinada.
Otros números. Este martes, el Ministerio de Salud gazatí cifró en 428 los palestinos que han muerto de hambre, de los que 146 son niños. En julio de este año, The Guardian publicó un artículo titulado “Las matemáticas de la hambruna” en el que explicaban que Israel había “calculado cuántas calorías necesitan los palestinos para sobrevivir”. En 2008, un tribunal israelí ordenó al Gobierno a hacer públicos los datos de sus cálculos después de que, dos años antes, un asesor del entonces primer ministro, Ehud Olmert, asegurase que “la idea es poner a los palestinos a dieta”. Según las cábalas de la agencia israelí Cogat, “los palestinos necesitaban un mínimo promedio de 2.279 calorías por persona al día, que podrían proporcionarse a través de 1.836 kilos de alimentos”. Según el periódico británico, los israelís habían realizado esos cálculos en el pasado para evitar llegar a la situación de hambruna. Bien, pues ahora permiten una entrada de comida muy inferior. “No pueden atribuir la responsabilidad de la hambruna provocada a nadie más”, concluyó The Guardian.
Hay otras cifras, en este caso de billetes. Mientras en España el exciclista y comentarista en televisión de La Vuelta Perico Delgado ridiculizaba las protestas propalestinas con eso de “qué gran negocio el que haya vendido las banderas [palestinas]”, lo que sí había era empresas haciendo caja con la destrucción de Gaza. En su informe del mes de julio sobre el paso de “la economía de la ocupación a la economía del genocidio”, la relatora especial de la ONU Francesca Albanese documentó que desde el 7 de octubre de 2023 la bolsa de Tel Aviv, capital de Israel, había subido un 213%, “acumulando 225.700 millones de dólares en ganancias bursátiles”. “Estos rendimientos – destacaba el informe – se alcanzaron mientras el genocidio israelí devastaba las vidas y los paisajes palestinos”.
Tal y como destacó Albanese este martes desde la ciudad suiza, detrás de cada uno de estos números hay “vidas humanas, una historia truncada, una familia rota”. “El trauma y el dolor durará generaciones”, avisó antes de denunciar que muchos países del mundo sigan “haciendo la vista gorda”. “El comercio de armas y el compromiso diplomático con Israel continúa sin cesar, y esto no solo es inmoral, sino ilegal. […] Es un crimen mundial que se sostiene con silencio, complicidad y suministro de fondos y cobertura política”. En el mundo, sí, como recordó Albanese, hubo otros genocidios, como los de Bosnia o Ruanda, pero si este tiene lugar es “porque al mundo no le ha importado lo suficiente”. Hay, por ejemplo, a quien le importa más que se complete La Vuelta o asegurar su participación en Eurovisión.