Salvador Illa aprovechó este miércoles el acto de la Diada celebrado en Madrid para llevar a cabo una cerrada defensa del modelo lingüístico presente en las escuelas de la comunidad autónoma que preside, una semana después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) anulase varios artículos del decreto que hasta ahora blindaba el catalán en las aulas.
“La convivencia es lo que se vive cada día en las escuelas catalanas. Por eso defendemos nuestro modelo lingüístico. Ha construido convivencia en las últimas décadas y no podemos permitir su politización por parte de nadie”, dijo el president en la sede de la Delegació del Govern en Madrid, durante una convocatoria en la que desgranó su concepto de convivencia ante cientos de invitados y una nutrida representación del Ejecutivo central. Entre otros, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero; el ministro de Transportes, Óscar Puente, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.
“La convivencia es el bien más preciado que tenemos, la demostración más hermosa de los valores humanos. Desgraciadamente, la convivencia es atacada sin complejos por los discursos extremistas que recorren España y el mundo”, dijo Illa, que tras el varapalo judicial anunció que pensaba recurrir la sentencia.
Un “católico de rezo diario”
El líder de los socialistas catalanes mantuvo este miércoles una larga jornada en Madrid. A primera hora, protagonizó un diálogo junto al presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, con quien el Gobierno de Pedro Sánchez no guarda la mejor de las relaciones. El pasado junio, Argüello rompió una tradición que hasta entonces había estado presente en las relaciones Iglesia-Estado durante toda la etapa democrática española. El líder de los obispos exigió por primera vez al jefe del Ejecutivo que convocara elecciones. “La salida a este bloqueo institucional es dar voz a los ciudadanos”, dijo entonces, al calor del escándalo que ha llevado a prisión provisional al exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, por el presunto cobro de mordidas a cambio de concesiones de obra pública.
Pero Illa, que durante la cita en la Fundación Pablo VI fue definido como “un buen católico que reza a diario”, en ningún momento recordó a Argüello sus polémicas palabras. Al contrario: se esforzó en tender puentes. También defendió su reciente reunión en Bruselas con el líder de Junts, Carles Puigdemont. “Hace poco me vi con un líder político que piensa muy distinto. ¿Cómo puedo decirles a los ciudadanos de Catalunya que convivan si yo no soy capaz de entrevistarme con él? Como mínimo, mando un mensaje de que pensamos distinto, pero convivimos”, argumentó el primer secretario del PSC.
La ruptura con el ‘procés’
Después, ya por la tarde, acudió a la Delegació del Govern para celebrar la Diada, al igual que hizo el año pasado, rompiendo con la tónica durante los años del ‘procés’ independentista, cuando los distintos presidents de la Generalitat, del propio Puigdemont a Pere Aragonès, pasando por Quim Torra, evitaban participar en este acto en Madrid.
“Convivencia es reconocer nuestra pluralidad y participación política. Este es el camino que ha elegido Catalunya y el que voy a defender con todas las consecuencias -concluyó Illa-. La mayoría de catalanes queremos mirar hacia adelante. No queremos dar ningún paso atrás. Queremos una Catalunya de todos y con todos, en la que celebremos nuestras diferencias como un valor”.
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