Daniele, un joven de 16 años de la provincia italiana de Bérgamo, ha logrado convertirse en el ganador de la sección juvenil del concurso de astrofotografía más importante del mundo por segundo año consecutivo: el Zwo Astronomy Photographer of the Year, organizado por el Real Observatorio de Greenwich.
El menor ha concedido una entrevista al medio de comunicación italiano La Repubblica en la que ha contado cómo descubrió su pasión por la fotografía astronómica. “Era de noche, salí al jardín y empecé a hacer fotos aquí y allá. Por casualidad, apunté hacia arriba e hice una foto del cielo”, ha explicado Daniele.
Así comenzó la que se ha convertido en la gran afición de este joven. Como curiosidad, Daniele ha confesado que la fotografía seleccionada como ganadora “no era mi favorita de entre las diez que envié al concurso”.
En cuanto a su evolución desde su primera fotografía (tomada en el 2022) hasta ahora, el menor ha contado que “por suerte, sé inglés, así que pude buscar tutoriales en Internet para entender cómo mejorar, y me intrigó. Encontré nuevos equipos, aprendí a usar software cada vez más sofisticado. Paso a paso, llegué hasta aquí”.
Respecto a cómo afecta la contaminación lumínica a sus imágenes, el joven ha detallado que “vivo en un pueblo llamado Leffe, en la provincia de Bérgamo. No estoy en pleno campo. Tengo que evitar hacer fotos en dirección a algunas farolas, pero tengo suerte porque tengo un jardín bastante adecuado para la observación y no necesito que mis padres me acompañen siempre en busca de lugares oscuros”.
En ese sentido, Daniele ha asegurado que “lo más bonito es explorar el cielo y decidir por uno mismo qué fotografiar. A veces apunto mis instrumentos al azar, luego estudio lo que hay en el encuadre y decido centrarme en un detalle. Es cierto que en Internet ya hay muchas imágenes impresionantes, pero con el software puedo decidir procesar los colores u otros detalles a mi manera. Al final, tendré una foto que no es la mejor, pero es mía”.
Pese a su incontestable éxito, el menor no tiene la intención de dedicarse profesionalmente a la astrofotografía. “Preferiría ser libre para observar el cielo cuando me apetezca. A veces hago tres o cuatro fotos a la semana, pero también puedo pasar cuatro meses seguidos sin hacer nada. Si la astronomía fuera mi profesión, me vería obligado a dedicarme a ella incluso cuando menos me apeteciera y a hacer fotos deprisa y corriendo solo para cumplir con un calendario impuesto por el trabajo”, ha argumentado Daniele.