La Real Sociedad atraviesa un momento crítico en su arranque liguero. Cinco jornadas y apenas dos puntos reflejan un inicio muy lejos de las expectativas que había generado el nuevo proyecto. Las razones son múltiples: la falta de solidez atrás, la fragilidad en las áreas y la escasa capacidad para adelantarse en los partidos. Sin embargo, en el centro de todo análisis aparece un denominador común: la necesidad urgente de encontrar un centro del campo que funcione. Porque si hay una frase que define al fútbol moderno es la que popularizó Juanma Lillo: “Dime con qué mediocentro juegas y te diré qué equipo eres”.
Gorrotxategi intenta robar un balón
La Real todavía no ha encontrado el suyo. El equipo ha cambiado piezas, ha probado diferentes combinaciones, pero ninguna ha logrado consolidarse como la fórmula ideal para sostener al conjunto. El caso más claro es el de Jon Gorrotxategi, fijo en el pivote, pero cuyas cifras recientes han sido preocupantes. Ante el Betis tocó solo 42 balones en 58 minutos, ganó 4 de 11 duelos y perdió 9 posesiones antes de ser sustituido. Tiene condiciones, pero no parece estar bien rodeado. Junto a él, Pablo Marín tampoco atraviesa un buen momento. El riojano, que quizá se siente más cómodo en un perfil derecho que le permita llegar desde segunda línea, no está ofreciendo su mejor versión.
Los talentos no crean
El papel de los mediapuntas también centra buena parte del debate. La Real necesita mucho más de esa zona intermedia entre la sala de máquinas y la delantera. Hoy sus jugadores aparecen demasiado parados, con escasa creatividad y sin el regate ni el último pase que deberían ser diferenciales. El talento está, pero falta convertirlo en productividad real. En este sentido, Carlos Soler se perfila como una pieza que terminará siendo titular a medida que gane ritmo competitivo. Brais Méndez, por su parte, dio señales de vida en Sevilla: anotó el gol del empate momentáneo y rozó otro más, aunque acabó muy crítico con el equipo tras el choque, pidiendo más exigencia.
Más allá de ellos, la nómina de candidatos es amplia, pero la jerarquía aún está por definir. Luka Sucic ha tenido participaciones breves y sin peso real, mientras que Arsen Zakharyan y Mikel Goti pugnan por un lugar en un espacio saturado. El croata, por talento, podría ser diferencial, pero todavía no encuentra su sitio. El club cuenta con un volumen de jugadores capaces de marcar diferencias en esa mediapunta, pero de momento no hay una sociedad establecida que engrase el ataque.
Brais celebra su gol
La necesidad de recuperar tras pérdida
El segundo gran problema está en la recuperación tras pérdida. El equipo sufre enormemente en ese aspecto. Gorrotxategi no abarca el terreno que cubría Zubimendi, carece de esa capacidad para interceptar y frenar contras, y Pablo Marín no logra compensar esa debilidad porque se proyecta en ataque y le cuesta regresar a su propia área. Hasta que no se recupere Yangel Herrera, especialista en esa faceta, la Real seguirá padeciendo en transiciones, donde está recibiendo demasiado castigo.
La necesidad de recuperar un medio campo sólido se hace evidente. No solo para dar equilibrio atrás, sino también para sostener el talento de la mediapunta y dotar de balones limpios a jugadores como Oyarzabal, Kubo o Barrenetxea. En el corazón del equipo se está jugando buena parte de la temporada txuri urdin. Encontrar esa fórmula en la medular será clave para que todo lo demás empiece a funcionar.