Toma aquí Aranburu el papel de Karmen Iturrioz, la madre de la protagonista. Un papel de reparto con un fin claro. “Supone encarnar a alguien que me recuerda a mi abuela, a las tías o a las mujeres de mi pueblo. Me centré mucho en las cosas cotidianas y en la manera de ser para poder darle la cobertura a los protagonistas. Construir esa familia para que Karmele y Txomin tuvieran ese empaque y esa realidad”, detalla la actriz. “Las ropas, la manera de hablar sin hablar, el dar la opinión sin darla refleja a las mujeres de aquella época. Había detalles que me llevaban mucho a mi infancia”, continúa. “Quizá es una chorrada, pero yo me acordaba mucho de los pañuelos de tela que mi amama se metía en la manga del jersey. Las chicas de vestuario consiguieron ese tipo de pañuelos y con esos detalles las recordamos”.
El rol de la actriz también pasaba por interpretar a una persona que vivió, alguien conocido por muchos que verán la película. “Cuando te llega el guion y sabes que está basado en un hecho y en gente real te entra la responsabilidad. Hay que tomar la decisión entre copiar, acercarse mucho a la realidad, o no”, comparte sobre la construcción del personaje. “Normalmente no me sale imitar porque en mi cabeza entran los juicios y me agobio. Si me dejan y se puede intento mostrar mi versión de las vivencias y las emociones. Lo cierto es que no quise saber mucho ni ver demasiadas fotos porque al final siempre acabas comparando”, explica.
No deja apartado Karmele el lado musical, que lo tuvo, de la historia de Karmele y Txomin. Jone Laspiur y Eneko Sagardoy, los actores que toman los papeles principales, interpretan a una enfermera que también cantaba en una coral que funcionó como misión cultural del País Vasco en el extranjero y un trompetista profesional. “No me atrevo a cantar, pero las escenas del coro son increíbles”, reconoce Nagore Aranburu entre risas. “La música es tan importante en la cultura euskaldún. Las canciones de sobremesa o todo lo que se oye me lleva mucho al pasado. Es muy emocionante”.