Un día, María Pérez pensó que no servía para la marcha y estuvo a punto de arrojar la toalla. Sufrió mucho con el cuarto puesto en los Juegos de Tokio 2020, pensó que era uno de esos trenes que pasan solo una vez en la vida, rozó las medallas, pero el resultado le sacudió el alma. Un año más tarde, los jueces la descalificaron en el Mundial y el Europeo de 2022 porque consideraban que no ejecutaba bien la técnica y que en vez de marchar, corría. Pero ante la dicotomía de adaptarse o morir, María Pérez decidió aferrarse a la vida, como hacen en su Orce natal, en la sierra norte de Granada, ejemplo de la España vaciada donde la gente sufre para salir adelante a base de forjar un carácter fuerte y peleón. ¿El resultado? En los tres años siguientes llegaron un oro y una plata olímpica y cuatro títulos mundiales que la sitúan como la mejor atleta española de siempre y la mejor marchadora de la historia. María atendió a Mundo Deportivo para contar cómo se siente después del doblete conseguido en Tokio 2025.
Cuentan que durante el calentamiento de antes de disputar la prueba de los 20 km marcha se puso a bailar
Sí, estaba feliz. Este año afronté la temporada de una forma muy diferente y cuando hago lo que me gusta y soy feliz, todo es posible.
¿Esa fue la clave de su éxito?
Seguro. Estoy rodeada de personas maravillosas que suman mucho. En mi equipo todo fluye y eso se ve reflejado en mis resultados. Además, desde que Antonella Palmisano y su equipo se cruzaron en mi vida, mi felicidad se ha multiplicado.
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Antonella y yo somos de países diferentes (ella es italiana) y rivales. Nos respetamos mucho, ella fue campeona olímpica en Tokio 2020 y yo en París 2024. Pensamos, respiramos y vivimos en sintonía.
Veo que tienen una gran amistad
Es mucho más. Antonella me aporta tranquilidad, confianza y respeto. Me ha enseñado la palabra resiliencia. Me ha dado las ganas y la motivación suficiente para poder estar aquí hoy. La gente no sabe lo duro que es ser deportista a estos niveles.
Desde fuera parece que gana fácil
Llevo tras años muy buenos y de grandes éxitos. Lo puede parecer, pero para nada es fácil. Todo lo contrario, hay mucho sacrificio y esfuerzo que no se ve. Paso mucho tiempo fuera de casa, concentrada durante semanas en altitud, sin ver a mi familia ni amigos. Cuidando mi dieta, entrenando sin encontrarme bien o con dolores y lesiones. Además, hace poco me divorcié y pasé una época muy complicada. Tengo claro lo que va a durar todo esto.
María, con la italiana Antonella Palmisano, más amiga que rival
¿A qué se refiere? ¿Está pensando en la retirada?
Este va a ser mi último ciclo olímpico, lo tengo muy decidido. Quiero el oro olímpico en Los Ángeles 2028. En París gané el oro en el relevo mixto con Álvaro Martín. No le quito ningún mérito a eso, pero mi sueño es lograr la victoria de forma individual y sé que en los próximos Juegos puedo conseguirlo. Hemos dado con la tecla y estamos en la buena dirección para lograrlo.
Está muy motivada
Tengo ese objetivo a largo plazo, pero ahora mi prioridad es ser feliz. Este Mundial me ha dejado muy saturada, necesito unas vacaciones y resetear la mente. Los deportistas también necesitamos nuestros momentos de respirar, de vivir y de asimilar todo lo que ha pasado. Mi entrenador lo sabe y me permite estos respiros cuando el trabajo está cumplido.
Hablando de su entrenador Jacinto Garzón. ¿Qué le aporta como técnico?
Jacinto es una persona muy importante para mí. Es con quien empecé mi carrera deportiva y será con el que la termine. Creyó en mí en todo momento hizo de mis sueños los suyos y estamos logrando grandes cosas porque trabajamos muy bien. Jacinto me aporta sabiduría, saber estar y los valores de la educación porque es maestro de formación y nunca pierde esas raíces.
Los números dicen que es la mejor atleta española de siempre y la mejor marchadora de la historia. ¿Qué piensa sobre ello?
No pienso que sea la mejor atleta. Todos los que estamos aquí somos grandes atletas en nuestras disciplinas. Prefiero pensar que soy una más que tiene la suerte de transformar en resultados y medallas todo el trabajo hecho.
¿Y es mejor atleta ahora que hace unos años?
Por supuesto, soy una persona mucho más madura y eso se nota a la hora de competir. Soy mejor atleta por el equipo que tengo y por las rivales a las que me he enfrentado, que me han hecho mejor.
¿Se siente una referente para las nuevas generaciones de atletas?
Si mis éxitos consiguen que más niños y niñas quieran practicar atletismo, bienvenido sea. Pero lo que sí pido es que no agobiemos a los pequeños con la etiqueta de tener que ser María Pérez. Hay que priorizar que disfruten y que no sientan esa presión. A los que quieran ser como yo, que se lo pasen bien y que luchen por sus sueños, que con trabajo se hacen realidad. No hay nada más bonito que uno busque su máximo y no lo encuentre. Eso verdaderamente te hace más competitivo, más ambicioso y, sobre todo, rodearte de las mejores personas que te hagan ser tu mismo y ser feliz.