Llegar al Real Madrid nunca es fácil. Mucho menos cuando lo haces en el momento más alto, cuando el equipo viene de ganarlo absolutamente todo y parece que no hay sitio para nadie más. Por eso Kylian Mbappé no vino a reclamar su sitio, vino a ganárselo, con paciencia, respeto y una humildad que sorprendió incluso a los que ya lo conocían.
Mbappé, de blanco.
Hoy, un año después de su desembarco, esa decisión sigue marcando su camino. El 10 no es sólo el jugador más desequilibrante del equipo; es el líder silencioso que marca el pulso del vestuario. Sabe cuándo hablar, cuándo dejar que las acciones hablen por él, y cuándo empujar al grupo para que rinda al máximo. “Me siento muy bien. No pienso demasiado en ser el líder, solo pienso en ser yo mismo“, confesó el francés sobre unos gestos, silenciosos y medidos, que inspiran a los más jóvenes y tranquilizan a los veteranos.
Al compás de Mbappé
“Quiero ayudar a mis compañeros y al equipo. Estas cosas surgen de manera natural, no se pueden forzar. Me siento bien en el equipo”, resume sobre un liderazgo que ha asumido con total naturalidad. Ha sabido entender los momentos en los que debe hablar al grupo y en los que es mejor que el grupo lo haga por sí mismo. Por algo el Madrid e Xabi Alonso parece moverse al compás de Mbappé. No es sólo rápido, decisivo y goleador; es un jugador que quiere estar en todas las acciones, participar, crear juego y ser el motor del equipo.
No pienso demasiado en ser el líder, estas cosas surgen de manera natural, no se pueden forzar
“Hay muchos jugadores más jóvenes que yo y espero poder ayudarlos a dar lo mejor de sí mismos. Quiero que avancemos juntos en la misma dirección para ganar trofeos”. Y para eso no hay nada mejor que predicar con el ejemplo. No reclamó protagonismo, pese a que el mundo entero esperaba que lo hiciera. Se dedicó a observar, a adaptarse, a aprender de todos sus compañeros y a ganarse un hueco dentro de una plantilla repleta de estrellas. Ahora, todos le buscan en el campo para encontrar las soluciones. Cuando las cosas se complican, miran a Mbappé. Ese es, posiblemente, el mayor ejemplo de mando que existe en el mundo del fútbol.
En busca de su versión más completa
Su libertad en el campo le ha permitido jugar más a gusto que nunca, recuperar el disfrute del fútbol y soñar con alcanzar lo único que le falta por conquistar en toda su carrera. Un trofeo, la Champions, que el 10 sabe que en pocos equipos pueden entender tanto lo que significa su necesidad y obsesión como el Real Madrid. Y en este Madrid, que busca formar a sus nuevos líderes, la explosión de Mbappé es el faro en la oscuridad blanca durante sus meses de transición para lograr el objetivo que marcó Xabi Alonso el primer día. “Mbappé es un líder por personalidad, experiencia e influencia en el resto”, confesó el técnico.
La temporada pasada ya dejó cifras impresionantes (44 goles), pero también la sensación constante de que no terminaba de mostrar la versión que le hizo temible. Ahora, con la confianza plena del club, el respaldo del cuerpo técnico y la complicidad del vestuario, Mbappé está preparado para mostrar su versión más completa. Ese respaldo que nunca llegó a sentir del todo en París. Y ese cambio se refleja en su fútbol y en su actitud. Porque su talento deslumbra, pero lo que realmente le hace diferente es su carácter, su humildad y su capacidad de liderazgo.