El sector turístico lleva tiempo advirtiendo de una desaceleración en la actividad, con una demanda algo estancada y, sobre todo, muy prudente a la hora de gastar. El balance de los hoteles catalanes en los meses centrales del verano es claro ejemplo de ello.
Entre junio y agosto, los establecimientos de Catalunya han sufrido un leve descenso de las pernoctaciones, del -0,36% respecto al mismo periodo del año pasado, pese a que han alojado más viajeros que nunca. En total, recibieron a más de 7,79 millones de personas en esos tres meses, un 4% más que en el 2024, según los datos de coyuntura hotelera publicados este martes por el INE. Ahora bien, estos huéspedes recortaron sus estancias, con vacaciones algo más cortas y menos días en los establecimientos –ver gráfico–.
El freno fue más evidente en el mes de agosto, cuando las pernoctaciones se anotaron una bajada del 1% y las estancias se redujeron a los 3,2 días. Se trata también del mes en el que las tarifas estuvieron más contenidas, con apenas un crecimiento del 0,33% que dejó el coste de la noche de hotel en 146,28 euros.
La evolución de las pernoctaciones es un indicador relevante para medir la actividad turística y su calidad. Las estancias más largas repercuten en toda la cadena de valor del sector y empuja el gasto al alza.
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No es esta la tendencia que se ha experimentado en la temporada alta. Incluso la ciudad de Barcelona ha sufrido un pequeño declive en las pernoctaciones, del 0,6% de junio a agosto. Todo ello, con unas tarifas que bajaron un 3% en julio y un 5,18% en agosto. Esta corrección que realizaron los hoteles de la capital catalana no logró estimular la demanda de noches de hotel. Los empresarios del ramo contienen ahora la respiración para que la desaceleración no continúen en el otoño.
Y es que el dato llega después de un mes de julio en el que Catalunya perdió visitantes internacionales por primera vez desde la pandemia. Fue la única comunidad autónoma, junto a Madrid, que vio descender el número total de visitantes –no sólo de personas alojadas en hoteles–. La parte positiva está en el conjunto del gasto turístico, que creció a pesar de la menor llegada de personas por el aumento de precios.
La evolución en el sector hotelero español es en cambio algo más positiva. Las pernoctaciones en los tres meses principales de la temporada turística avanzaron un 1,5%, mientras que el número de visitantes se incrementó un 2,48%. También las tarifas crecieron, con incrementos superiores al 4% por encima del 4% en todos los meses.
En cuanto a agosto, fue el de mejores registros para los hoteles en España desde que el INE monitoriza su actividad. Así, alcanzaron los 48,18 millones de pernoctaciones, un 0,9% más. La demanda extranjera es la que está tirando del carro, con un alza del 1,7% de noches pagadas. En cambio, el turista nacional baja un 0,5%. Detrás de este enfriamiento de la demanda interna conviven dos fenómenos: por un lado, los españoles están viajando más fuera; por otro, el precio de los hoteles empieza a ser demasiado caro para cada vez más personas después de los grandes encarecimientos de los tres últimos años.