Si la intención era “hacer América grande otra vez”, a Donald Trump el tiro podría haberle salido por la culata. Los datos que maneja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) afirman todo lo contario. Si existe un efecto Trump, este va a perjudicar la economía estadounidense en lugar de beneficiarla.
En su informe de previsiones semestrales presentado el martes, esta organización multilateral constata que, comparado con la situación que había durante el último año de la presidencia de Joe Biden, el Tío Sam está perdiendo fuelle. Se pasará de un crecimiento del 2,8% (2024) para frenar al 1,8% este año y descender un peldaño más hasta el 1,5% en el 2026.
El PIB español se beneficia del consumo, de la inmigración y del turismo
En lo que se refiere a los precios –uno de los factores que supuestamente penalizó a la candidatura demócrata–, la inflación subirá del 2,5% del 2024 hasta el 2,7% este año y el 3% en el 2026.
Menos dinamismo y precios más elevados. Una combinación que se explica por los aranceles. O mejor: en su efecto, que “todavía no hemos visto en su totalidad”, tal como sostiene el informe. Hasta ahora la economía estadounidense no se ha visto perturbada en exceso por el impacto de las barreras arancelarias porque, explican desde la OCDE, muchos importadores adelantaron sus compras y algunos absorbieron el sobrecoste en sus márgenes.
Pero esta resiliencia parece ser provisional, porque, como recuerda el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, “con el proteccionismo no hay vencedores”. La institución con sede en París estima que a finales de agosto las tarifas aplicadas a los bienes que llegan a EE.UU. alcanzaron el 19,5%. El nivel más alto desde mitad de los años treinta. Imposible que esto no tenga consecuencias.
De hecho, ayer también se dio a conocer el resultado de la macroencuesta a economistas jefe que realiza el Foro Económico Mundial: “El 72% de los encuestados esperan que la economía global se debilite durante el próximo año, en medio de una intensificación de las interrupciones comerciales, el aumento de la incertidumbre política y la aceleración del cambio tecnológico. Los resultados apuntan a la aparición de un nuevo entorno económico definido por una disrupción persistente y una creciente fragmentación”.
¿Por qué entonces la economía norteamericana ha aguantado relativamente hasta ahora? La OCDE también proporciona una explicación: el boom tecnológico. Sostenido por el tirón de la inteligencia artificial, EE.UU. ha conseguido atraer los flujos de capitales, muy por encima del resto. Desde el 2014 en EE.UU. las inversiones han subido un 50%. Solo en software y data se han incrementado un 150%, tres veces más que Europa en el mismo período.
Pero este éxito financiero también lleva consigo un considerable peligro, que pesa como una losa y no solo sobre EE.UU., que es el de una burbuja. “Los riesgos potenciales para la estabilidad financiera se han intensificado dada la sobrevaloración evidente en varios mercados de activos. Las acciones están altamente valoradas, basándose en la relación precio-beneficio, lo que requiere un crecimiento sostenido y robusto de las ganancias para justificar los precios actuales en particular en los valores tecnológicos”. Una advertencia a tener en cuenta, si se añade que los activos cripto han alcanzado una capitalización récord de 3,9 billones de dólares en septiembre, casi cinco veces más que el valor en enero del 2023.
En este panorama convulso, la OCDE ha elevado su previsión de crecimiento para España para el 2025 en dos décimas, hasta el 2,6%, un poco por debajo de la estimación del Gobierno, que pronostica un 2,7%. Para el 2026, la organización multilateral ha ajustado al alza su proyección en una décima, situándola en el 2%.
De esta manera, España volverá a liderar el crecimiento entre las economías avanzadas en el 2025, a pesar del contexto de incertidumbre geopolítica y comercial. La previsión del 2,6% para el PIB español triplica la estimación para el conjunto de la zona euro.
“El crecimiento del PIB seguirá impulsado por un notable dinamismo del consumo y la inversión. A su vez, la previsión es que el aumento del empleo siga siendo compatible con incrementos de la productividad”, dijo el ministro de Economía, Carlos Cuerpo.
El economista jefe de la OCDE, Álvaro Pereira, subrayó los tres motores en los que se apoya el motor español: consumo, turismo e inmigración. En el informe también aparecen algunas debilidades, como el peso de la deuda y la baja productividad. “Es fundamental mantener una disciplina fiscal para poner la deuda en niveles que permitan hacer frente a un choque en Europa o en otros países del mundo”, dijo Pereira. Por ejemplo, cuando llegue el efecto de los aranceles…