24 DE SEPTIEMBRE
Esther Erice, la vocal del CGPJ que lleva las cuestiones de violencia de género, dijo a ABC que el Consejo General del Poder Judicial ya no actualiza las rebajas porque son pocas. No es verdad
En julio, el Tribunal Supremo siguió rebajando condenas por delitos contra las mujeres, en aplicación de la ley del ‘solo sí es sí’ del doctor Pedro Sánchez. La sentencia de 16 de julio de 2025, recurso de casación 6131/2023, rebajó de siete a cuatro años una pena de prisión; y la sentencia de 22 de julio de 2025, recurso de casación 8444/2022, rebajó otra de nueve a ocho años de prisión.
Esther Erice, la vocal del CGPJ que lleva las cuestiones de violencia de género, dijo a ABC que el Consejo General del Poder Judicial ya no actualiza las rebajas porque son pocas. No es verdad. Tengo para mí que el CGPJ dejó de actualizar las rebajas en el mes de noviembre de 2024, para que, como en el caso de las pulseras antimaltrato, se oculten a la sociedad las rebajas, que no cesan. Para que no se sepa que el gran escándalo de la democracia –la ley del ‘solo sí es sí’– sigue vivo, y para que las mujeres no se decepcionen más con Sánchez, al que votaron masivamente pensando que el todavía presidente del Gobierno estaba con ellas.
Por cierto, el Tribunal Supremo también confirmó en el mes de julio otras dos rebajas al desestimar sendos recursos de casación del Ministerio Fiscal: sentencias de 16 de julio de 2025, recurso 1858/2023, que redujo una pena de prisión de seis a cuatro años; y de ese mismo 16 de julio de 2025, recurso de casación 1327/2023, que redujo la prisión de nueve a ocho años. Igual dice la ministra gritona que son «¡bulos, bulos!» y «¡fango, fango!».
José Luis Gardón. Madrid
El reto de convivir
La convivencia pacífica sigue siendo una asignatura pendiente a lo largo de la historia. Religiones, ideologías y desigualdades han marcado nuestras relaciones, casi siempre desde la imposición, y con ello, el conflicto. Nos cuesta respetar lo que piensa –o cree– quien es diferente. Con frecuencia usamos palabras que separan en lugar de unir, convencidos de que nuestra verdad es la única. Si aprendiéramos a escuchar con atención, descubriríamos que existen más puntos de encuentro de los que imaginamos. Repetimos los mismos errores del pasado: intolerancia, polarización y radicalización. La salida no está en manos de quienes alimentan esa división, sino en cada uno de nosotros. La sostenibilidad de la convivencia dependerá de la voluntad personal de abrirnos al diálogo y al respeto.
No hay creencias buenas o malas; lo que daña es la imposición. Solo desde la aceptación mutua podremos construir una sociedad verdaderamente en paz. Mientras tanto, unos pocos se benefician de esta fractura, en perjuicio de la mayoría de los seres humanos. ¿Seremos capaces, algún día, de romper este legado injusto y abrir paso a una convivencia más justa y humana?
Pedro Marín. Zaragoza
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