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Desde que hace siete meses fue nombrado secretario de Salud de EE.UU., Robert F. Kennedy ha hablado del autismo como una epidemia, por el aumento de diagnósticos en las últimas décadas (también en España). Recuperó la falsa teoría de Andrew Wakefield de 1998 que las vacunas infantiles causan el trastorno del espectro autista (TEA). Y también lo ha atribuido a “tóxicos” ambientales. Encargó que se estudiara la causa del TEA para este septiembre, como si nadie lo hubiera investigado antes. La Administración Trump pretende resolver los grandes retos de salud con tanta premura como dice terminar con las guerras. A ver cuánto tarda el presidente en pedir que le den el Nobel de Medicina, como reivindica el de la Paz. El lunes se vio que Trump comparte las ideas y acciones de su secretario, incluso va más allá. Vaya par de nobeles.
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