Titulares como “De la sartén al avión” o “Del aceite de cocina al depósito de un avión” resultan muy llamativos. También es atractiva la idea de poder dar una segunda vida al aceite de cocina usado en sustitución a un combustible fósil. Sin embargo, ¿son los vuelos con combustibles basados en residuos biológicos capaces de llevar a la aviación a un destino cero emisiones para el 2050? La respuesta es no, según el informe El vuelo de Europa hacia la competitividad económica . El estudio concluye que los llamados combustibles de aviación sostenible (SAF) basados en residuos biológicos (bio-SAF), como aceites de cocina usados o desechos orgánicos, son una solución con un recorrido muy limitado.
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“Son la tecnología más madura y la que más crece, pero tiene un gran límite, que es la disponibilidad de materia prima”, advirtió Juan Fer Martín, de la Fundación Renovables, en la presentación del estudio. En esta línea, Marcos Raufast de la Fundación Ecología y Desarrollo Ecodes explicó que “en España no se recicla el suficiente aceite como para satisfacer la demanda de estos combustibles, así que se debe importar”. Pero importar tampoco es una opción, según los expertos. Sarah Galeran, también de Ecodes, denunció la falta de controles en la entrada a Europa de aceite de cocina usado de dudoso origen.
Otro cuello de botella de los bio-SAF es el precio. El informe, que ha sido elaborado por la consultora Fathom por encargo de la Fundación Europea para el Clima, advierte que aunque en la actualidad los bio-SAF son los SAF más asequibles, su disponibilidad se agota rápidamente y, a partir de una penetración de mercado del 15%, los costes se disparan debido a la escasez de materias primas. Se trata –concluyen los autores– de una vía que difícilmente permitirá descarbonizar la aviación europea a gran escala, por mucho que constituya hoy el eje principal de la política comunitaria. En concreto, Brian Davidson, de Fathom Consulting, indicó que “con los bio-SAF calculamos que solo se podrán descarbonizar el 1% de los vuelos de la UE”.
De las 40 plantas de e-SAF proyectadas en Europa, no hay ni una en construcción
El informe presenta alternativas “con mayor potencial de futuro para la descarbonización del sector”. Se trata del queroseno sintético (e-queroseno) o combustible de aviación electrosostenible (e-SAF) y los aviones de cero emisiones basados en hidrógeno verde (aquel producido con electricidad de origen renovable). “Las grandes ventajas del e-SAF son que se pueden utilizar directamente en los aviones, sin modificar los motores ni las infraestructuras de repostaje, y su gran potencial de estabilidad”, afirmó Juan Fer Martín. Los e-SAF se producen con electricidad de origen renovable, hidrógeno (que se obtiene del agua) y CO2.
En una demostración en directo en el aeropuerto de Lleida-Alguaire que tuvo lugar el 17 de septiembre, el centro tecnológico Eurecat dio a conocer un e-SAF hecho a partir de la combinación de CO₂ capturado e hidrógeno verde. En la jornada, organizada por la red catalana de hidrógeno renovable (H2CAT), también se presentó un bio-SAF. La red H2CAT está coordinada por Eurecat y agrupa a los principales grupos de investigación en hidrógeno verde.
Se estima que el tráfico aéreo en Europa puede llegar a crecer un 40% hasta el 2050
Pero los e-SAF aún no han alzado el vuelo. De la cuarentena de plantas de e-SAF proyectadas en Europa –que es líder mundial en este combustible– no hay ni una en proceso de construcción. “Está claro que son una pieza clave para que la aviación avance hacia la neutralidad climática en el 2050, pero su éxito dependerá mucho de la investigación y del despliegue de energías renovables”, señaló Juan Fer Martín.