MADRID, 24 Sep. (EUROPA PRESS) –
Los pesticidas se han vinculado con cáncer, daños reproductivos, alteraciones hormonales y neurotoxicidad infantil. Con frecuencia se detectan residuos de estas sustancias químicas en los productos agrícolas, lo que genera preocupación en los consumidores por su exposición. El nuevo estudio podría contribuir a futuras investigaciones sobre cómo la exposición alimentaria a pesticidas a través de frutas y verduras podría afectar la salud humana.
El consumo de algunos tipos de frutas y verduras puede aumentar los niveles de pesticidas dañinos detectados en el cuerpo de las personas, según un nuevo estudio revisado por pares realizado por científicos de la organización estadounidense ‘Environmental Working Group’. El estudio se publica en ‘International Journal of Hygiene and Environmental Health’.
“Los hallazgos refuerzan la idea de que lo que comemos afecta directamente el nivel de pesticidas en nuestro organismo”, apunta el doctor Alexis Temkin, vicepresidente científico del EWG y autor principal del estudio. “Consumir productos agrícolas es esencial para una dieta saludable, pero también puede aumentar la exposición a pesticidas”.
FRESAS, ESPINACAS Y PIMIENTOS, ENTRE LOS PRODUCTOS MÁS AFECTADOS
Los participantes que consumieron más frutas y verduras con mayores niveles de residuos de pesticidas, como fresas, espinacas y pimientos, presentaron niveles significativamente más altos de pesticidas en la orina, en comparación con quienes consumieron principalmente frutas y verduras con menores niveles de residuos. Estos hallazgos resaltan cómo la dieta influye en la exposición a pesticidas y sientan las bases para futuras investigaciones sobre cómo dicha exposición podría afectar la salud humana a lo largo del tiempo.
“Este estudio se basa en trabajos previos que demuestran que ciertas frutas y verduras son una vía importante de exposición a pesticidas para millones de estadounidenses”, desarrolla Temkin. “Los niños pequeños y las mujeres embarazadas son particularmente susceptibles a los daños causados por la exposición”.
Los científicos del EWG recopilaron inicialmente datos del Departamento de Agricultura sobre residuos de pesticidas en productos agrícolas entre 2013 y 2018. Los combinaron con las respuestas a cuestionarios dietéticos e información de biomonitoreo de orina de 1.837 participantes en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) entre 2015 y 2016. Estos años reflejan los datos más actualizados con el mayor alcance de seguimiento de pesticidas. Los resultados de biomonitoreo de la NHANES solo están disponibles hasta 2018.
Con estos datos, el EWG creó un “índice de exposición alimentaria a pesticidas” para estimar la exposición de las personas según el consumo de frutas y verduras y los niveles de pesticidas presentes en dichos productos. Las cantidades de pesticidas presentes en los productos se determinaron según la frecuencia y la cantidad detectada de cada sustancia química. El EWG también tuvo en cuenta la concentración y la toxicidad de cada pesticida.
Luego, los científicos compararon los puntajes de exposición a 15 biomarcadores o indicadores de pesticidas en la orina de los participantes para tres clases principales: organofosforados, piretroides y neonicotinoides. Los resultados revelaron un vínculo claro entre los productos específicos que consumían las personas y los niveles de estos pesticidas que se detectaron en su orina, que variaban según lo que comían y los pesticidas en esas frutas y verduras.
Además de destacar el vínculo entre el consumo de ciertos productos y el aumento de los niveles de pesticidas en el cuerpo de las personas, el estudio de EWG incluye una serie de hallazgos importantes.
LA PATATA, UN CASO QUE DIFICULTA LAS CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
Entre otros, destaca que el consumo de productos con altos niveles de residuos de pesticidas está más fuertemente asociado con la presencia de sustancias químicas en la orina que el de productos con bajos niveles de residuos.
Por otra parte, que ciertas clases de pesticidas requieren mayor atención: NHANES actualmente monitorea solo un subconjunto de pesticidas presentes en los alimentos e identificados en el estudio. Muchos más pesticidas requieren atención debido a la exposición de las personas a una amplia gama de productos químicos agrícolas.
Además, el estudio confirma que las personas están expuestas a varios pesticidas simultáneamente. Las frutas y verduras presentaron residuos medibles de 178 pesticidas únicos, pero solo 42 de ellos coincidieron con los biomarcadores de los datos de orina.
Finalmente, agrega que la relación entre el consumo de frutas y verduras y los niveles de pesticidas en el organismo solo fue evidente al excluirlas del análisis. Siendo así, el consumo de patatas opacó los hallazgos del estudio, posiblemente porque las personas consumen papas de diversas maneras, lo que dificulta estimar con precisión la exposición a pesticidas. Se necesita más investigación sobre cómo las papas influyen en la exposición a pesticidas en las personas.
Si bien la mayoría de las investigaciones sobre pesticidas se han centrado en las exposiciones ocupacionales y residenciales, el estudio de EWG muestra que las elecciones alimentarias cotidianas también pueden generar una exposición significativa a pesticidas en la población general.
Dada la amplia exposición documentada en este documento y otros estudios, aún quedan serias dudas sobre si las actuales normas de seguridad de pesticidas establecidas por la Agencia de Protección Ambiental protegen suficientemente la salud pública.
A pesar de años de investigación que vinculan la exposición a pesticidas de bajo nivel con riesgos para la salud, la EPA todavía establece límites para pesticidas individuales, sin tener en cuenta la exposición acumulativa de mezclas de residuos detectados regularmente en muestras de productos analizados por el USDA.
Los autores del estudio sugieren que su metodología para estimar la exposición a pesticidas en frutas y verduras podría brindar a los reguladores y otros investigadores una herramienta poderosa para evaluar las exposiciones en el mundo real y proteger mejor a las poblaciones vulnerables, en particular a los niños y a las personas embarazadas.
“Este estudio solo fue posible gracias a datos federales sólidos, que destacan por qué las agencias de salud pública fuertes deben seguir siendo una prioridad principal para los responsables de las políticas”, resume Varun Subramaniam, analista científico de EWG. “Las pruebas de residuos de pesticidas y los datos de biomonitoreo de los CDC representan el tipo de investigación esencial que solo el gobierno puede proporcionar, a una escala que ningún sector privado o esfuerzo académico podría igualar”, finaliza.