MADRID, 25 Sep. (EUROPA PRESS) –
Hay recuerdos que se desvanecen como un sueño al despertar, mientras otros permanecen intactos en la memoria, nítidos incluso con el paso de los años. ¿Por qué nuestro cerebro elige guardar ciertos momentos con todo detalle y relegar otros a un rincón borroso?
EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN LA CONSOLIDACIÓN DE LA MEMORIA
Un nuevo estudio de la Universidad de Boston (Estados Unidos) tiene una posible respuesta a por qué tenemos ricos en detalles y otros como bocetos descoloridos. El trabajo, publicado en ‘Science Advances’ sugiere que los recuerdos de momentos cotidianos adquieren mayor fuerza si se conectan con un evento significativo: algo sorprendente, gratificante o con un gran impacto emocional.
Los hallazgos podrían conducir a mejores tratamientos para personas con problemas de memoria o incluso ayudar a los estudiantes a retener conceptos complejos.
“La memoria no es solo un dispositivo de registro pasivo: nuestro cerebro decide qué importa, y los eventos emocionales pueden retroceder en el tiempo para estabilizar recuerdos frágiles”, puntualiza Robert MG Reinhart , profesor asociado de psicología y neurociencias de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Boston.
MEJORAR LA MEMORIA USANDO MOMENTOS EMOCIONALES
“Desarrollar estrategias para fortalecer los recuerdos útiles o debilitar los dañinos es un objetivo de larga data en la neurociencia cognitiva. Nuestro estudio sugiere que la relevancia emocional podría aprovecharse de maneras precisas para lograr esos objetivos”.
Si bien la mayoría sabemos que los momentos especiales ocupan un lugar privilegiado en nuestra memoria, los investigadores han mostrado discrepancia respecto a los conceptos conocidos como mejora retroactiva y proactiva de la memoria: la priorización de los recuerdos inmediatamente anteriores o posteriores a un evento importante o relevante.
Estudios previos han discrepado sobre si los recuerdos más débiles se estabilizan o se vuelven más fáciles de recordar al vincularlos a uno más prominente.
Reinhart afirma que el último proyecto, que incluyó a cerca de 650 participantes, diez estudios individuales y el uso de inteligencia artificial para analizar un conjunto más amplio de datos, es el primero en demostrar definitivamente que la memoria mejora. Una diferencia importante con estudios anteriores: descubrieron que el cerebro utiliza una escala móvil para decidir qué recuerdos preservar.
Muchos de los experimentos del equipo consistieron en mostrar a los participantes docenas de imágenes, asociadas a diferentes niveles de recompensa, y luego someterlos a una prueba de memoria sorpresa al día siguiente.
En el caso de los acontecimientos posteriores a un evento (recuerdos proactivos), la intensidad del recuerdo parecía depender del impacto emocional del momento crucial: cuanto más perdurable era el evento más relevante, más probable era recordar todo lo posterior. Esto no se aplicaba al recordar los acontecimientos previos (recuerdos retroactivos). Era más probable que se consolidaran si presentaban similitudes (quizás una pista visual, como un color coincidente) que las conectara con el evento crucial. Según Reinhart, se trata de la primera validación en humanos de la “priorización gradual, un nuevo principio de cómo el cerebro consolida las experiencias cotidianas”.
Los investigadores también descubrieron que, si algún recuerdo secundario tenía en sí mismo peso emocional, el efecto de mejora de la memoria se reducía. “El cerebro parece priorizar los recuerdos frágiles que, de otro modo, se perderían”, puntualiza Reinhart, quien ha publicado una serie de artículos muy citados sobre el funcionamiento de la memoria.
Aunque el último estudio se centró en descubrir un mecanismo básico que guía cómo se codifican los recuerdos, Reinhart dice que el trabajo podría sentar las bases para futuros estudios e intervenciones clínicas y de otro tipo en el mundo real.
“El descubrimiento tiene amplias implicaciones tanto para la teoría como para la práctica”, comenta Reinhart. “En educación, combinar material emocionalmente atractivo con conceptos frágiles podría mejorar la retención. En el ámbito clínico, podríamos rescatar recuerdos débiles, muy recónditos de nuestra mente debido al envejecimiento normal, por ejemplo. También se puede invertir la situación para personas con trastornos relacionados con traumas; quizás no se desee rescatar un recuerdo angustiante”, concluye el investigador.
DOI: 10.1126/sciadv.ady1704