Concienciación sobre el estado mental y físico de los jóvenes
El contexto socioeconómico actual ha provocado que muchos jóvenes tengan la necesidad de compaginar trabajo y estudios. Ante esta situación, su salud mental ha podido verse perjudicada en los últimos años.
Así lo revela el estudio Inserción laboral juvenil: aspiraciones, preocupaciones y desafíos, elaborado por Fundación Pfizer y Fad Juventud, con el objetivo de profundizar en la relación entre empleo, expectativas y salud de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años.
Según este informe, tres de cada diez jóvenes declaran sufrir estrés de manera continua, mientras que dos de cada diez, tiene que lidiar con la ansiedad. De hecho, las mujeres son las más perjudicadas; casi el 40% afirma vivir con estrés permanente por motivos laborales, frente a los varones que representan cifras que no alcanzan el 20%.
Además de los malestares y problemáticas emocionales, la salud física se suma como consecuencia ante el ajetreo de sus tareas diarias: dolores musculoesqueléticos, fatiga y falta de descanso, principalmente. En el grupo de edad de 25 a 29 años son especialmente persistentes y, de nuevo, sobre todo en las mujeres.
Gráfico 1. Problemas de salud física derivados de la situación actual de empleo, búsqueda de empleo o estudios experimentados “continuamente”. Según género y edad (%) © FAD JUVENTUD
En la presentación de los resultados, el presidente de la Fundación Pfizer, Sergio Rodríguez, sostuvo que «como sociedad hay que seguir trabajando para que los jóvenes puedan contar con condiciones laborales, de educación y sanidad adecuadas para ayudar a dar respuesta a sus necesidades».
Por otra parte, la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, subrayó que «las y los jóvenes nos están diciendo con claridad que su bienestar no es negociable».
Los efectos de la sobrecarga laboral y académica
A pesar de que la prioridad de la juventud española es la salud por encima del trabajo y los estudios, casi un tercio reconoce que su situación actual ha provocado la reducción de su tiempo de ocio y normalizado el estrés, mientras que más del 20% afirma haber experimentado síndrome del impostor/a, un fenómeno psicológico por el cual auto-minimizan sus competencias y logros.
Gráfico 2. Cambios de hábitos que ha supuesto su situación actual (laboral, búsqueda de empleo o estudios). (%) © FAD JUVENTUD
En las variables de edad y actividad el impacto a nivel físico y emocional de estos problemas es distinto. Los jóvenes de entre 25 y 29 años son quienes más estrés padecen, mientras que quienes trabajan y estudian a la vez son los mayores sufridores de fatiga y falta de descanso, lo cual afecta a su bienestar inmediato, pero también a sus expectativas laborales a medio plazo.
La causa de estos achaques se dividen en dos categorías. Por un lado, aquellos que trabajan señalan la sobrecarga y la falta de descansos como principal problema, por lo que recurren a conversar con sus compañeros y compañeras con el fin de proponer cambios, o incluso apuestan por encontrar un nuevo empleo. Por otro lado, quienes estudian identifican que aquello que más mina su bienestar es el exceso de carga académica y la incertidumbre respecto a su futuro.
Demanda de seguridad y equilibrio
Las personas de entre 15 y 29 años del país tienen claros sus objetivos a largo plazo: estabilidad laboral y conciliación con la vida personal. Las mujeres le dan mayor importancia que los varones al tiempo dedicado para actividades personales (casi un 40% frente a un 30%) y a un buen ambiente en el trabajo (29% frente a un 20%).
No obstante, existen varios obstáculos; los salarios bajos son la principal dificultad, seguido de la dificultad para adquirir experiencia y la imposibilidad de emanciparse.
En suma, las chicas son las principales perjudicadas, a pesar de que tienen mayor participación en el mercado laboral, pues sufren mayor temporalidad y viven con peores salarios. Un 32,2% de ellas perciben menos de 1.100 euros al mes, frente al 20,7% de los chicos.