Ya lo siento, pero este artículo nada tiene que ver con la magnífica película de Howard Hawks donde Bogart es más Bogart que nunca y se estrena una jovencísima Bacall, de la que (en cámara y en la vida real) se enamora él, pero también un poco todos nosotros. “No tienes que decir nada, no tienes que hacer nada. Tal vez sólo silbar”. ¿Qué quieren que les diga? Seré una antigua, pero denme media Bacall por mil Kardashians.
Hablo de otro “Tener y no tener: Cómo superar la brecha de oportunidades” que es el nuevo informe publicado por la OCDE esta semana. Explica que una cuarta parte de la desigualdad de ingresos se debe a factores que no dependen de la persona, sino de circunstancias impuestas o heredadas como el género, el lugar de nacimiento o el origen socioeconómico. España pertenece al grupo de países a la cola (puesto 23 de 30), donde la influencia de la cuna es especialmente relevante, por encima del 35%. En desigualdad de oportunidades sólo nos ganan Brasil, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos. También Portugal y Rumanía dentro de la UE.
El informe señala que en nuestro país hemos ido empeorando en los últimos años: las circunstancias heredadas han ido desequilibrando la balanza y ganando peso. Para explicar la desigualdad, el origen socioeconómico de los padres es el factor principal, pero el desequilibrio territorial también es una variable relevante. La propia OCDE subraya que las diferencias territoriales de empleo en España pueden superar los diez puntos porcentuales entre las comunidades con menor y mayor PIB per cápita.
Otra conclusión importante es que la desigualdad de oportunidades se ha incrementado para las generaciones más jóvenes. En la mayoría de los países, quienes nacieron después de los años setenta enfrentan niveles más altos de desigualdad que las generaciones anteriores cuando se comparan a la misma edad. España no escapa tampoco a esta tendencia.
Alarma: el quiebro de la promesa de progreso tiene consecuencias de todo tipo.
La desigualdad de oportunidades se ha incrementado para las generaciones más jóvenes
Justamente, de la guerra entre boomers y millennials, de esta ruptura del pacto intergeneracional, se habla mucho estos días (en la prensa, no en el Parlamento, ¡no vayamos a desvariar!). Kiko Llaneras, como siempre, aporta buenos datos. En 2004, los mayores de 65 años tenían una renta mediana un 20% menor que la población general; hoy la tienen un 5% superior.
En 2004, las personas en edad de jubilarse eran el grupo con mayor riesgo de pobreza: un 30%. En 2024, esa cifra se ha reducido a la mitad (16,8%) y la pobreza golpea más a jóvenes (21%) y niños (29%). En 2005, los de 45-64 años tenían los patrimonios más altos. Y en 2024 los tienen también. Mientras tanto, los hogares jóvenes se han empobrecido. Añadamos a estos datos el problema del crecimiento y el cóctel se vuelve explosivo. Entre 1985 y 2005, el PIB per cápita español subió un 70%, pero desde 2005 apenas lo hizo un 11%.
Convendría que hiciéramos alguna cosa al respecto y aunque toda redistribución es delicada –y más cuando la tarta no crece–, la inversión en primera infancia y el mejor diseño de prestaciones sociales (recomendadas en el informe OCDE) apuntarían como políticas públicas necesarias de reequilibrio del gasto social. España gasta un 5% más que la media de la UE en pensiones, pero menos que la media en vivienda, en combatir la exclusión social y, sobre todo, en familias y niños.
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Pero, más allá de reequilibrar las prestaciones, el problema estructural es la vivienda y la imposibilidad de acceso (tres años de salario en 1987 versus 14 años en 2023). Se está quebrando y concentrando la sociedad de propietarios y aumenta la brecha de la riqueza, que cada vez depende más de la rentabilidad de activos y menos del trabajo y la producción. Heredar es mejor que estudiar. El problema de la vivienda también está en el origen de muchos de los problemas políticos que vemos, aunque el artículo de hoy no dé para ello.
Hace más de diez meses que tanto el Gobierno como la oposición (y Gobierno en la mayoría de comunidades) presentaron planes para la vivienda. Había una coincidencia suficiente para hacer un pacto que durara más allá de la legislatura. Había y hay necesidad social de insistir una y otra vez sobre el tema. ¿Ustedes han oído algo o soy yo que ando despistada?