Vuelo Bombay-San Francisco Air India 179. Más de un centenar de los pasajeros a bordo son trabajadores de nacionalidad india con visados de trabajo H-1B que regresan precipitadamente a California. “Volved a casa ya”. Es el mensaje de urgencia que recibieron de sus empresas -Google, Amazon, Microsoft, entre otras tecnológicas- después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara la imposición de una tasa de 100.000 dólares a los visados H-1B, muy utilizados en el universo digital, la ingeniería o la investigación médica, y una de las principales vías para la entrada de profesionales extranjeros cualificados en el mercado laboral norteamericano.
Trump anunció la nueva medida en el despacho Oval junto con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien dio a entender que afectaría a todos los visados, tanto los ya existentes como los nuevos. Los trabajadores desplazados tenían pues que regresar antes de que entrara en vigor el cambio, algo previsto para un día y medio después, o las empresas se arriesgaban a tener que pagar esos 100.000 dólares para que les permitieran la entrada en el país. El pánico acabó para las empresas unas horas después, cuando el Departamento de Comercio clarificó que se trababa únicamente de los nuevos visados, pero no para los pasajeros del vuelo Bombay-San Francisco. En un vuelo tan largo (12 horas), el stress reinó hasta el aterrizaje, previsto justo cuando entraba en vigor la medida.
La reforma del programa para trabajadores extranjeros altamente cualificados desata una tormenta en EE.UU.
Una anécdota, quizás, pero también una muestra más de los problemas que plantea la errática política de la Administración Trump en tantos ámbitos. Y el de la inmigración no es menor. A la oleada de detenciones indiscriminadas en diversas ciudades del país se sumó la redada contra una fábrica de Hyundai en construcción en Georgia, en la que fueron detenidos, esposados y repatriados unos 500 trabajadores surcoreanos que aparentemente tenían visados con alguna irregularidad.
En el despacho Oval
El presidente de Estados Unidos anunció la reforma del programa de visados H-1B acompañado del secretario de Comercio, Howard Lutnick
Ahora es el turno de las grandes tecnológicas, que tanto contribuyeron económicamente a la reelección de Trump y que se verán perjudicadas por la nueva tasa a los visados H-1B. Se trata de un programa creado en 1990 para permitir a las empresas contratar a trabajadores extranjeros en empleos altamente especializados. Las compañías deben intentar antes contratar a trabajadores de Estados Unidos, y comprometerse a pagar a los contratados el mismo sueldo que darían a empleados americanos. Se ofrecen 85.000 nuevos visados de este tipo cada año, que se adjudican por sorteo. Con la modificación ahora anunciada, se prevé replantear el sorteo para favorecer los contratos a los trabajadores de más alto nivel, con ingresos más elevados, para evitar sustituir a trabajadores americanos con trabajadores inmigrantes más baratos.
Lutnick, muy próximo a Trump, había trabajado durante meses en un proyecto muy distinto, una gold card que daría la ciudadanía a los extranjeros que pagaran un millón de dólares. La idea, sin embargo, demostró ser muy impopular entre los grupos antiinmigración más radicales que dan apoyo a Trump. Lutnick se comprometió ante estos grupos a reducir la inmigración en su conjunto y propuso entonces la reforma del programa de visados H-1B.
La propuesta ha desatado una auténtica tormenta en el Estados Unidos de los negocios y especialmente entre los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, molestos por no haber sido informados de todo ello previamente. Las 24 horas posteriores al anuncio en el despacho Oval se convirtieron en un caos de empleados del sector digital intentando volver a casa, abogados asediando a los funcionarios de la Administración con preguntas clarificadoras y altos ejecutivos tratando de calcular el coste para sus bolsillos de la reforma.
Las tecnológicas
La tormenta pone de manifiesto la dificultad de contentar a la vez al sector antiinmigración y a Silicon Valley
Todo ello, en fin, pone de manifiesto las dificultades de la Administración Trump para replantear el sistema de inmigración del país y contentar así a gran parte de su electorado sin enemistarse con el sector negocios, otra de las piezas clave en las que se sustenta. Las cifras hablan claro. Amazon es este año la empresa con más empleados con un visado H-1B aprobado, un total de 10.044 trabajadores, seguida de la consultora Tata, con 5.505 personas. En los puestos siguientes, las otras grandes compañías tecnológicas: Microsoft, con 5.189 empleados, Meta (5.123), Apple (4.202) y Google (4.181 trabajadores).