Nadie se va a sacudir desde ya, ni por un instante, la acusación de electoralista. Es parte de la coreografía de todo curso electoral. Todo lo que se haga o se diga, se denunciará así: ¡electoralista! Lo sucedido esta semana es revelador. El Gobierno andaluz … anuncia el séptimo paquete de rebaja fiscal… y de inmediato se le acusa de electoralismo. Lo cierto es que lo han hecho cada año, hubiera elecciones o no. Pero se les acusa: ¡electoralismo! La oposición entonces va al Parlamento y trata de contrarrestar con la masacre en Gaza. Por Andalucía denuncia que no se hace el minuto de silencio y enseguida el PSOE monta su performance convirtiendo el turno de la sesión de control en ese minuto de silencio. ¡Electoralismo!
A las bajadas de impuestos hay que contestar con argumentos fiscales, incluso el riesgo de banalizsción. Y a los crímenes de guerra de Netanyahu y su Gobierno, hay que responder con argumentos políticos, legales y morales. Pero contrarrestar los impuestos de Andalucía con los crímenes de Israel ya delata que hay algo averiado en la conversación pública. Claro que en el PSOE llevan dos semanas tratando de compensar la corrupción acechante en los tribunales, y sus fracasos en el Congreso, con Gaza. Ante cada aprieto, reaccionan igual «¡Diga usted genocidio! ¡Diga genocidio! ¡Ge-no-ci-dio!».
Impuestos
Si se anuncia una rebaja fiscal para gastos veterinarios de mascotas, algunos exclaman: ¡Hay que ocuparse antes de las personas! Si después se rebajan los gastos deportivos por salud pública, ¡Hay que ocuparse de lo importante! Si después se anuncia una rebaja sobre vivienda, entonces exclaman ¡genocidio, genocidio! Es demasiado previsible la mediocridad de las respuestas. Y conste que el relato del Gobierno andaluz con la rebaja fiscal ha sido deficiente, quizá bajo la tentación de la tiktokizavión. Incluso para muchos partidarios, resultaba incómodo empezar por la compra de mascotas. Como mínimo se debió anunciar primero para perros guía y animales de tratamientos sanitarios, y la adopción.
Por demás, es legítima la crítica a una medida u otra, pero es falso que sea una estrategia improvisada en año electoral. Cada ejercicio se han bajado impuestos, que por cierto es lo que votaron los andaluces. No hay engaños ni ‘cambios de opinión’. El Gobierno andaluz ha rebajado todos los tipos sobre los que tiene capacidad normativa: IRPF, Transmisiones Patrimoniales, Sucesiones y Donaciones, Patrimonio… Y es un hecho que Andalucía ha pasado de ser uno de los infiernos fiscales a estar entre las comunidades con impuestos más bajos. Y además, presume la consejera, «funciona»: hay más contribuyentes y más recaudación. Pero eso tiene una respuesta muy clara: ¡Genocidio!.
Junts
Junts, socio de derechas del PSOE en la mayoría de izquierdas para esta legislatura a golpe de mercadeo comprando sus votos , se ha sumado a las críticas bobas –entre otros, del portavoz nacional de IU– y ha atacado la rebaja fiscal de Andalucía denunciando que se hace «con el dinero de los catalanes». Los supremacistas incorporados por el PSOE a la progresía nacional vuelven por las andadas, siempre ‘mirando por encima del hombro’, como les ha reprochado Juanma Moreno. La candidata socialista andaluza esta vez sí se ha sumado a la crítica -Junts ha logrado poner a todos de acuerdo, partidarios y detractores de las bajadas, qué exitazo- aunque ella no sin mencionar a Esperanza Aguirre equiparándola a Turull. ¡Touché! Eso estuvo bien tirado. El problema para Marisú Montero es que los de Junts son sus socios, y les rinden constantemente pleitesía, sobre todo ella para tratar desesperadamente de sacar los presupuestos. Por eso no va a mencionar que Cataluña es la comunidad más endeudada, con sus decenas de embajadas indepes y de subvenciones nacionalistas. Es lo que tiene ser candidata andaluza los fines de semana pero líder sanchista de lunes a viernes.
Errores
Este curso la consigna interna para el PP, acosado desde su izquierda y su derecha para que pierda la mayoría absoluta, era no cometer errores. Alguno ha cometido ya en la comunicación de la rebaja fiscal… y también ante la iniciativa en el Congreso para desclasificar los papeles del caso de García Caparrós, con su voto en contra. La portavoz andaluza admitió que allí «no sabían» de lo que se trataba. Y pueden ser errores menores, pero nunca se sabe qué error, a veces nimio, cala. En cualquier caso la izquierda, que no ha perdonado el flanco y ha ido a la carga, seguirá acusándolos de no estar contra el genocidio. Las mentiras también pueden calar.
Genocidio
Para situarse en el lado correcto no es necesario pronunciar la palabra genocidio. Lo demostró el rey Felipe VI en la ONU, donde hizo un discurso impecable. El propio Pedro Sánchez dijo suscribirlo al 100%, aun no mencionando paradójicamente la palabra de marras. Pero en el PSOE siguen aferrados al genocidio como trampa de baja política. Cuando el presidente gallego la usó, Pedro Sánchez le dijo «bienvenido», como si él otorgara las credenciales del Lado Correcto de la Historia, cuando él no es precisamente pionero ni en reconocer el Estado palestino ni en decir genocidio. Pero los socialistas tienen tendencia a creerse que en cada momento están donde hay que estar, como genuinos depositarios del Lado Correcto: cuando se negaban a la amnistía, estaban en el lado correcto; cuando la han aplicado, están en el lado correcto. Cuando decían que no se podía pactar con Bildu, en el lado correcto; al pactar con Bildu, también. Cuando negaban ventajas fiscales a Cataluña y País Vasco… En fin, así todo.
Santo Súbito
No es raro que una diputada socialista de Granada ya plantee la beatificación de Sánchez. Es lógico: siempre en lado correcto.