Jose María RoblesMálaga
Actualizado Domingo,
28
septiembre
2025
–
15:30
Nadie mejor para decir “Sayonara, baby”. El actor, empresario y ex político Arnold Schwarzenegger se pasó esta mañana por San Diego Comic-Con Málaga (SDCCM) en calidad de invitado de honor para despedir la primera edición del macroencuentro dedicado a la cultura pop y charlar un rato sobre su icónica carrera.
“¡No puedo creer que la Comic-Con esté en España! Desde que me invitaron, dije: ‘Me apunto’.Para mí, es como volver a casa. España fue el trampolín de mi carrera internacional. Conocí Almería, Segovia, Madrid… No lo olvidaré nunca. I’ll be back”, fueron sus primeras palabras tras subir al escenario y recibir a sus 78 años el premio honorario de la organización de manos de su amigo Antonio Banderas y de Álex de la Iglesia. Para el director e inolvidable maestro de ceremonias estos días en la ciudad andaluza tuvo una propuesta. “Hagamos una película juntos“, lanzó al aire como si fuese el humo de su puro favorito.
El austríaco que se hizo hueco en la industria del celuloide gracias a las pesas y al aceite corporal, mito viviente detrás de personajes como Conan o Terminator, tardó apenas unos segundos en levantar al personal de los asientos con su vozarrón y su carisma. Sin más atrezo que el halo característico del último gran héroe noventero y una barbita blanca de coach jubilado. “Arnold, Arnold, Arnold…”, corearon miles de voces nada más verlo salir de detrás de la cortina negra.
“Muchas gracias, ¿qué es esto?”, le dijo a Banderas, con quién había trabajado en Los mercenarios 3, cuando éste le entregó la placa conmemorativa con el logotipo de la SDCCM. “Para que tengas un recuerdo de Málaga para siempre”, le explicó el actor y también leyenda local, que confesó a sus paisanos que había preparado una paella para su colega en su propia casa en la Costa del Sol. “Además, le gustó“, bromeó la voz de El gato con botas.
El encuentro, de una hora de duración, comenzó con la proyección de un vídeo-repaso de las tres vidas de Schwarzenegger: desde sus inicios como superhéroe de gimnasio al despacho de la máxima autoridad estatal de California, pasando por sus mejores papeles en Hollywood.Total recall era el título de su clase magistral en el Hall M, guiño al título original de su película Desafío total. Hagan memoria: aquélla en la que un Arnie ya no tan cachas llegaba a Marte antes que Elon Musk y cuya banda sonora acaba de ser recuperada para los prolegómenos del fútbol de pago. El negocio de la nostalgia nunca descansa y en SDCCM, menos.
De la Iglesia comenzó preguntando por Conan el bárbaro’ (1982), una película que el intérprete rodó en Almería. “Verla me cambió la vida“, confesó el realizador vasco. “Lo más importante es contar con un buen director, y en aquel caso fue John Milius“, rememoró el actor. “Es el profesional más importante de toda la industria del cine, porque lo tiene todo en la cabeza. Dos años antes de empezar a rodar, John me puso a trabajar con un entrenador japonés tres veces a la semana y a montar a caballo. Se quería asegurar de que lo iba a hacer bien cuando llegara al set de rodaje. También me recomendó que viera Los siete samuráis para que apreciase el espíritu y la intensidad de la película de cara a mis escenas de acción”, dijo antes de levantarse de la banqueta y pegar un mandoble con una katana imaginaria.
A continuación, Schwarzenegger saltó al otro personaje inmortal al que prestó su anatomía: el androide T-800 primero programado para matar y luego para proteger de la franquicia Terminator. “Fui muy afortunado de que me eligieran para interpretar a una máquina sin emociones. Fue muy duro para mí”, admitió sobre un trabajo actoral que le exigió ir más allá de la pura exhibición física. Y que, de la mano del director James Cameron, lo convirtió en una superestrella mundial. “Toda mi vida entrené como una máquina. Cinco o seis horas al día, sin emociones ni excusas. Así que cuando llegó Terminator encajé rápidamente. Recuerdo que después la primera escena que rodamos en el garaje, James se me acercó y me dijo: ‘Se me ponen los pelos del brazo de punta, eres Terminator”, echó la vista atrás mientras, precisamente, imitaba la mirada perimetral del robot asesino y provocaba la enésima ovación. “Después de 30 años he pasado de I’ll be back a Ouch, my back“, se carcajeó de una de sus líneas más reconocibles y de los efectos del paso del tiempo en su espalda.
Schwarzenegger ha sido el “gran invitado de honor” en la cuarta y última jornada de la San Diego Comic-Con celebrada en Málaga.EFE
Alguien -con o sin ayuda de ChatGPT- debería contabilizar cuántos gimnasios hay en los pueblos de España con el nombre o apellido del ex culturista. Eso da una medida aproximada del impacto de Chuachenáguer en la cultura del entrenamiento en su sentido más ancho. Con sus bíceps haciendo fuerza en el mundo del body building y su sonrisa irradiando en la del show business, hubo un momento en los 90 y los primeros 2000 en los que tuvo lo que hay que tener para llegar a la Casa Blanca. Se quedó en gobernador republicano de California al no haber nacido en suelo estadounidense. De lo contrario, pudo haber sido Reagan bis… O Trump antes que Trump.
Conforme De la Iglesia se acercó un poco más a su ídolo, éste fue abriéndose para hablar, por ejemplo, de su relación con Sylvester Stallone. Su némesis en el cine de mamporros y explosiones de finales del siglo XX. “Una vez me dijo que él mataba a más gente en una película de Rambo que yo en las dos de Conan“, compartió para despiporre de la audiencia, para luego hacer una reflexión general más allá del género de acción. “Hollywood es un sitio muy extraño y difícil de cambiar. Uno hecho para que encajasen actores de 150 libras [68 kilos] como Al Pacino o Woody Allen. A mí me decían que era demasiado grande para hacer cine“.
Cuando De la Iglesia avanzó en su repaso hasta las películas menos testosterónicas de su interlocutor, comedias como Los gemelos golpean dos veces (1988) y Poli de guardería (1990), Schwarzenegger dio pistas de sus intereses profesionales. “Con cada guión que cae en mis manos me pregunto cómo puedo entretener a gente de todos los lugares del planeta, no sólo a los americanos. Me siento un ciudadano del mundo”.
Sobre sus preferencias como espectador, contó: “Mis películas favoritas son los wésterns y las que hace James Cameron. Películas como Avatar o Titanic, que entretienen y a la vez inspiran. Las que proponen un viaje en una montaña rusa emocional. ET es una película fantástica. También El Padrino. El primer Rocky también es muy inspiradora”, repasó antes de recitar de carrerilla probablemente todas las palabras que sabe decir en castellano: “Más rápido… Café negro… No leche caliente… Hasta la vista”.
Tras responder a curiosidades del público sobre Mentiras arriesgadas y su participación en la saga Batman -“Fue muy cool”, jugueteó con la polisemia del inglés a propósito de su interpretación de Mr. Freeze-, se despidió de la SDCCM con un doble alegato en defensa del medioambiente y contra la polarización política en Estados Unidos, su país adoptivo. “No debemos dejar que los partidos nos dividan. He visto cómo demócratas y republicanos se odian mutuamente. Hay que respetar a quien piensa diferente, no odiarlo”, concluyó.