Nació en Madrid, hace exactamente 130 años. Su padre, Juan Bergamín García, era un político conservador de los de voz grave y bigote férreo; su madre, devota católica, le dejó una religiosidad obstinada que nunca terminó de abandonar ni de obedecer. De joven ya era incómodo: reservado, brillante, irónico como un estoque bien templado, y con la manía de pensar por su cuenta. Se juntaba con lo mejor: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda… Lo respetaban, lo temían un poco y lo escuchaban mucho. Entre ellos era un francotirador: un hombre que escribía aforismos como quien carga pólvora. Dirigió la revista ‘Cruz y Raya’ entre 1933 y 1936, un intento suicida —y brillante— de reconciliar catolicismo y progresismo. Durante… Ver Más
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