Durante el último año, un programa checo que recaba municiones en todo el mundo ha constituido una importante fuente de suministro para las fuerzas armadas ucranianas, que necesitan urgentemente nutrir su artillería en el frente. Las elecciones que se celebran en el país este … viernes y sábado podría poner fin a esa colaboración y a muchas otras si, como avanzan las encuestas, llega al poder el partido ANO de Andrej Babis, que no sólo desea cortar con toda ayuda al Ejército ucraniano, sino que además tiene un plan muy concreto para alejar a la República Checa de la Unión Europea.
ANO, miembro de Patriotas por Europa y dirigido por el empresario multimillonario Babis se ha comprometido en su programa electoral a aprobar una ley que permita referéndums a nivel nacional sobre «temas clave», entre los que se encuentra la salida de Chequia de la UE.
Andrej Babis es una figura política singular en Europa Central, cuya trayectoria combina populismo empresarial, euroescepticismo pragmático y una retórica que recuerda al estilo de Donald Trump. Fundador de Agrofert, el mayor conglomerado agroindustrial de Chequia, fundó en 2011 el movimiento ANO (Acción de Ciudadanos Descontentos) cuyas siglas significan «Sí» en checo.
Propone gestionar el Estado como una empresa, con un enfoque tecnocrático y gerencial, y defiende posturas muy estrictas con la inmigración. Sus referentes internacionales son el húngaro Viktor Orbán y el eslovaco Robert Fico, con los que comparte el tono antisistema. Y su nacionalismo ultramontano conecta con una desconfianza ante las estructuras supranacionales que ha sobrevivido en Praga a diferentes regímenes políticos.
Durante su primer mandato, visitó una escuela primaria en la capital checa para hablar sobre política y economía con los niños que terminó convirtiéndose en viral. Cuando un niño le preguntó: «¿Qué haría si fuera pobre?», Babis respondió con tremenda naturalidad: «Yo nunca sería pobre. Hay que trabajar duro, pensar como empresario y no confiar en el Estado. Así todo saldrá bien». Para sus seguidores, fue una lección de autosuficiencia; para sus críticos, una falta de empatía hacia los más vulnerables.
Pero una figura que puede parecer más o menos controvertida, en una jefatura de Gobierno del flanco oriental de la OTAN, puede tener consecuencias militares absolutamente indeseables. Babis no cuestiona la pertenencia de la República Checa a la OTAN, pero reduciría sin duda el entusiasmo proatlántico y se encargaría de ralentizar el envío de armas a Ucrania, como ya ha adelantado, lo que afectaría gravemente a la logística militar en el corredor natural centroeuropeo.
Una Chequia prorrusa
Sus coqueteos con Moscú indican que Chequia podría replegarse hacia una postura más neutral, si no claramente prorrusa, similar a la de Eslovaquia. Esto a su vez tendría consecuencias para los países vecinos. Polonia teme quedar aislada como baluarte de Ucrania y Alemana se vería obligada a compensar la pérdida del impulso checo en el suministro militar a Kiev. La victoria de Babis consolidaría un eje euroescéptico junto a Hungría y Eslovaquia, debilitando la cohesión estratégica del flanco oriental, y dificultaría la toma de decisiones rápidas en el seno de la OTAN, especialmente en temas de defensa común y disuasión frente a Rusia.
Chequia podría reducir su cooperación en inteligencia satelital y defensa espacial, justo cuando la Alianza más necesita reforzar sus capacidades orbitales frente a Rusia y China, lo que afectaría a la cobertura de vigilancia en los Balcanes y el Mar Negro.
Democracia directa
Si las encuestas predicen entre un 29,3% y un 32,6% de los votos para Babis es gracias a sus promesas de democracia directa, con las que ha encandilado al electorado. «Los ciudadanos tendrán el poder de decidir directamente sobre cuestiones públicas clave y controlar la democracia misma», ha anunciado, con el mismo entusiasmo con el que promete luchar contra el Pacto Verde y el pacto migratorio de la UE, calificándolos de amenazas para la economía y la seguridad checas.
En reiteradas declaraciones ha criticado a Bruselas por lanzar «políticas ideológicas que perjudican a nuestro país». El actual primer ministro Petr Fiala, al frente de la coalición de centroderecha Spolu, ha advertido que los planes de ANO pasan por alinearse con el SPD, de extrema derecha, y el comunista Stacilo, que cuestionan abiertamente la pertenencia checa a la UE. El ministro de Exteriores, Jan Lipavsky, ha expresado la misma preocupación y ha instado a los votantes a no confiar en una alianza liderada por ANO que podría socavar los compromisos de defensa.