España es un país donde los monumentos narran historias milenarias, vinculando pasado y presente en cada piedra que resiste el paso del tiempo. Desde las murallas romanas hasta las catedrales góticas y los palacios renacentistas, nuestro patrimonio es un mosaico arquitectónico que revela tanto el poder como la sensibilidad de quienes nos precedieron.
En medio de esa riqueza se alza un palacio barroco singular, una joya escondida a plena vista en Las Ramblas: el ‘Palacio de la Virreina’, hoy conocido como ‘La Virreina Centro de la Imagen’.
Esta magnífica construcción, levantada entre 1772 y 1778 por encargo del virrey del Perú, Manuel d’Amat i de Junyent, personifica la elegancia del barroco civil catalán, y merece ser descubierta por todo aquel que pisa Barcelona.
Ubicado en el número 99 de Las Ramblas, este edificio recibió la orden de construcción desde el virreinato en América, donde Manuel d’Amat gobernó entre 1761 y 1776. Al volver con una gran fortuna, quiso dejar una huella de su poderío en su ciudad natal. El proyecto, atribuido principalmente a Josep Ausich y supervisado directamente por el virrey desde Perú, se ejecutó bajo la dirección del arquitecto y escultor Carles Grau, con la colaboración de Francesc Serra en los elementos decorativos. Tras la muerte prematura de Amat, su viuda, Maria Francesca de Fiveller i de Bru, fue quien habitó el palacio, dando origen al nombre popular: ‘el Palacio de la Virreina’.
Una joya barroca entre balcones y escalinatas
Lo que distingue a este emplazamiento es su arquitectura refinada, un equilibrio entre el barroco y el rococó adaptado al estilo catalán. Su fachada exhibe balcones sustentados por pilastras y rematados por una balaustrada adornada con doce jarrones monumentales, realizados en piedra de Montjuïc y Santanyí, siguiendo instrucciones directas del virrey. Asimismo, al adentrarse en el edificio se descubre un patio interior desde el que emergen dos majestuosas escaleras que conducen a la planta noble.
De residencia virreinal a centro cultural
Aunque su origen fue una ostentosa residencia privada, el palacio fue declarado Monumento Nacional en 1941, lo marcó el inicio de una nueva etapa. Tres años después, en 1944, el Ayuntamiento de Barcelona lo adquirió para convertirlo en un espacio cultural al servicio de la ciudad. Desde entonces, el palacio ha sido sede de numerosos museos y colecciones.
Sin embargo, en 2007, el palacio experimentó su transformación definitiva con el nacimiento de ‘La Virreina Centro de la Imagen‘, un espacio dedicado al arte visual contemporáneo que opera como brazo activo del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB). La institución ofrece exposiciones temporales de fotografía, vídeo y arte que suelen renovarse cada dos a cinco meses, consolidándose como un punto de referencia recurrente tanto para habitantes como visitantes. Además, en la planta baja pueden admirarse las emblemáticas figuras de los ‘Gegants de la Ciutat’ y la ‘Àliga de Barcelona’, símbolos de la cultura festiva local.
El edificio abre de martes a domingo, de 11.00 a 20.00 horas, y la entrada es completamente gratuita, otorgando a los visitantes una oportunidad única de cruzar sin coste alguno la puerta de un monumento cargado de historia y arte.
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