Las páginas de Cultura del diario han acogido este agosto una serie veraniega de entrevistas imposibles: un ejercicio creativo en el que el redactor jefe de la sección, Xavi Ayén, ha imaginado cómo responderían hoy a sus preguntas grandes artistas fallecidos si siguieran vivos. De Michael Jackson a Camarón de la Isla, pasando por Sharon Tate o Montserrat Roig.
La hermana de esta última, Carmina Roig, ha enviado una carta al director (publicada en el diario el martes) para exponer su rechazo a la entrevista. “Me ha indignado como el periodista la ha hecho comulgar con determinadas ideas, todas de plena actualidad. Todo fuera del contexto en el que ella vivió. Que si vuelve de Gaza, que si ha estado con Open Arms. La hace opinar sobre Ripoll y una supuesta censura y también sobre el feminismo actual. (…). No sabemos qué pensaría ahora, ya que han pasado más de 30 años ”, exclamaba.
La escritora Montserrat Roig
También la lectora Montse Rubiol me ha escrito para explicar que la idea de publicar entrevistas ficticias le ha causado “incomodidad o rechazo”. Y en los comentarios de la edición digital se han expresado tanto lectores que rechazan el formato como otros que lo celebran como una entretenida “fantasía de verano”.
Ayén, por su parte, muestra felicitaciones que ha recibido de destacados representantes del mundo editorial y cultural, entre ellos de personas próximas al legado de los artistas.
El redactor jefe de Cultura recalca que “las entrevistas ficticias son un género que existe desde mucho antes de la IA o de internet” y que han practicado autores como la sempiterna candidata al Nobel Joyce Carol Oates (inventó una entrevista al fallecido poeta Robert Frost) o el escocés Ian Rankin (habló mediante una ouija con el espíritu de Conan Doyle). Ayén apunta que “el problema ético sería si se intentaran hacer pasar por auténticas”.
Miquel Molina, director adjunto del diario, señala que “Ayén es un escritor muy capacitado para explorar más allá de las fronteras del periodismo clásico respetando siempre los principios éticos, como ha sido el caso, ya que en todo momento se indicaba que era un ejercicio de ficción”.
Ayén también quiere dejar claro que los textos son fruto de su imaginación (nada de IA) y de un trabajo de documentación a partir de entrevistas reales, libros y grabaciones para lograr (como haría un actor) un tono lo más cercano posible al de los artistas. Su intención, resume, no era suplantar a nadie sino rendir “homenaje” a estos artistas.
La apuesta de la entrevista ficticia era a un tiempo original y transgresora. Y, como toda propuesta creativa, susceptible de elogios y de críticas.