Si uno pasea hoy por cualquier periferia urbana en España, lo más probable es que acabe frente a un mismo paisaje: hileras de edificios recientes, altos, impersonales, vestidos de franjas blancas y negras. Son los llamados bloques cebra, un término popularizado desde la cuenta de Instagram @bloque_cebra, que ha logrado poner nombre a un fenómeno que muchos intuíamos, pero al que nadie se le había ocurrido bautizar y teorizar. Detrás de la iniciativa está un grupo de jóvenes arquitectos que, tras dilucidar las bases y la esencia de este malogrado movimiento arquitectónico, han decidido compartirlo a través de Instagram con un punto de ironía y con un mapa colaborativo —también llamado safari— donde ya tienen detectados y ubicados más de mil casos de cebras.
A. B., arquitecto de 33 años que prefiere permanecer en el anonimato, es el gestor de la cuenta y quien decidió que todo este fenómeno no se restringiera a un debate interno con sus colegas de profesión y se pusiera en común con el resto de observadores del paisaje urbano: “El concepto lo teníamos claro entre nuestro grupo de amigos arquitectos, pero hacía falta darle un nombre para que todo el mundo lo relacionara rápidamente con esta nueva pandemia arquitectónica que todos hemos visto o incluso habitado en algún momento”.