Durante muchos, muchos meses, el precio de la botella de aceite de oliva ha sido un quebradero de cabeza para los españoles. Un básico de la cesta de la compra se convirtió casi en un lujo y de ahí que de cara a la cuesta de septiembre algunos se pregunten si hay papeletas de volver a ese escenario o no.
En una entrevista en IDEAL Antonio Velasco, socio fundador de la almazara Quaryat Dillar, señala que aunque en origen se pueda estar viendo un ligero repunte de precios, no está repercutiendo en el consumidor.
A su juicio, no se va experimentar la tensión del año pasado por falta de stock, pero puntualiza que “todo dependerá de la climatología que tengamos en otoño”: “Si hay lluvias favorecerán a la estabilidad de los precios”.
Su vaticinio, en el caso de que no se produzcan esas deseadas lluvias después de las últimas olas de calor, es que sí pueda subir el precio del aceite, pero no a los niveles a los que hemos estado acostumbrados en los dos últimos años, situación que para él fue “excepcional”
“Lo normal es que los precios no cambien mucho, así que el consumidor puede estar tranquilo lo que resta de año y de cara a 2026”, resalta.
El aceite de oliva es uno de los pocos alimentos que se han abaratado en el último año; según el último IPC, como recuerda EFE, sus precios han bajado un 44,3 % interanual en julio.
La agencia recoge palabras del presidente de la sección de aceite de Cooperativas Agroalimentarias, Rafael Sánchez de Puerta, quien ha afirmado que el año pasado se partía de una situación “absolutamente atípica” como consecuencia de la sequía y de las caídas de producción.
Con el estado actual de precios, ha añadido, “se ha dinamizado el mercado” y el futuro “dependerá completamente de las estimaciones que finalmente se hagan y de la climatología del otoño”, pero por ahora todo está dentro de lo normal.