El caos se ha apoderado del final de la 11ª etapa de la Vuelta a España, con salida y llegada en Bilbao, donde las protestas a favor de Palestina y contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech han llevado a la organización a cancelar los tres últimos kilómetros de la carrera por motivos de seguridad.
El primer paso por la línea de meta ya había mostrado imágenes peligrosas para la disputa de una llegada segura y, minutos después, los organizadores han anunciado que no habría ganador de etapa y que sólo tomarían tiempos a 3 kms del final.
Las manifestaciones denunciando los ataques de Israel en Gaza han sido una constante desde el comienzo de la Vuelta a España. Ya se habían vivido situaciones de riesgo para los ciclistas, lo que llevó hoy mismo a la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) a enviar un comunicado alertando sobre esta situación.
“Todo el mundo tiene el derecho de protestar, pero es inaceptable que las asociaciones, independientemente de su naturaleza o motivaciones, se permitan comprometer la seguridad y la integridad física de los deportistas en la carretera”, se lee en la nota de la ACP.
Conocida la nueva situación en meta, Tom Pidcock saltó en el Alto del Pike, situado a 8 kms de meta, 2,1 kms al 8,8% de pendiente media y varias rampas durísimas por encima del 16%, donde el británico exigió un bravo esfuerzo a Jonas Vingegaard para cogerle, coronar juntos el puerto y llegar primeros al punto final de cronometraje, donde llegaron con unos segundos de adelanto sobre el resto de favoritos, aún sin determinar por la organización.
“Por motivos de seguridad, los tiempos de la clasificación general se tomarán a 3 kilómetros de la línea de meta. No habrá ganador de etapa. Habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el sprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos”, anunció la organización.
Protestas en la meta de Bilbao contra los ataques de Israel en Gaza
Antes de todo ese follón final, con un perfil ‘rompepiernas’ propicio para las escapadas, Marc Soler (UAE), el danés Mads Pedersen (Lidl-Trek) y el venezolano Orluis Aular (Movistar) montaron enseguida un trío cabecero con ganas de abrir hueco, pero la presencia del ciclista catalán, 13º a 3’30” de Jonas Vingegaard, puso en alerta al equipo del líder y, a la postre, condenó al fracaso esa fuga.
Soler era un peligro latente pensando en la general, de ahí que el Visma decidiese poner un ritmo vivo en cabeza del pelotón para controlar la diferencia de los escapados, que nunca sobrepasó el 1’30” de ventaja.
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Mediada la etapa, el corredor catalán dejó a sus compañeros de fuga en el Alto de Morga. Con el recuerdo de su victoria en Bilbao en 2022, Marc tenía ganas de conseguir otro triunfo en la capital vizcaína justo un año después de su recordada victoria de 2024 en los Lagos de Covadonga.
Sin embargo, el trabajo del Visma y los arreones por detrás condenaron por completo el intento de Soler: primero se unieron a él Louis Vervaeke, Joel Nicolau, Santiago Buitrago y Victor Campenaerts y, a 59 kms de meta, los cinco fueron neutralizados por el pelotón.
Reagrupados los corredores, Mikel Landa lanzó el siguiente ataque en el primer paso por el Alto del Vivero, Santiago Buitrago saltó poco después y ambos formaron el nuevo dúo cabecero, pero el constante movimiento por detrás impidió que abrieran la brecha necesaria para creer de veras en llegar solos a Bilbao.
Efectivos policiales, en la meta de Bilbao
Además, a 32 kms de meta, Landa se dejó ir al sentir molestias en la espalda. Buitrago siguió en solitario la aventura, pero el pelotón siempre mantuvo las distancias y el venezolano fue engullido a 25 kms de la llegada por Vingegaard y el resto de favoritos, antes del segundo paso por el Vivero, 4,3 kms al 7,8% de pendiente media.
El líder abordó el Alto del Pike bien arropado por sus compañeros. Situado a 8 kms de meta, este puerto corto de 3ª categoría. En su descenso, la etapa acabó antes de lo previsto por la compleja situación existente en la meta.