La competición, como viene siendo habitual desde hace ya algunas temporadas, se detiene por estas fechas, y no regresa hasta casi mediados del mes de septiembre. Decía Toshack que para la Real la temporada no comenzaba hasta que habían pasado las regatas de La Concha, y eso que en sus tiempos las cosas no funcionaban de la misma manera, hasta que la Ley Bosman liberalizó el mercado de jugadores comunitarios, y acabó por “enredarlo” todo un poco más. Pero es cierto que en nuestro territorio, hasta el segundo fin de semana de septiembre, coincidiendo con la segunda jornada de La Concha, no se respira un ambiente futbolístico propiamente dicho. Lo malo de este asunto es que, para entonces, ya han transcurrido, nada menos que tres jornadas del campeonato de Liga, y si tienes la suerte de empezar con buen pie, perfecto, pero como la cosa se tuerza…
Y ahí tenemos, por ejemplo, a nuestra Real, o al mismísimo Atlético, con puntos casi de descenso. Decía Sergio Francisco antes del partido de Oviedo, que estaba deseando que se cerrara el mercado, para conocer la foto definitiva de su equipo. Y lo ha dicho Hansi Flick, y Marcelino, y…es prácticamente imposible centrarse cien por cien en lo que estás haciendo, cuando al mismo tiempo observas que media plantilla anda dispersa, porque no conoce, a ciencia cierta, cuál será su futuro tan sólo unos días más tarde. Todo resulta tan anómalo, tan extraño, como que lo que nos vamos a encontrar a la vuelta de dos semanas, puede ser apreciablemente distinto a lo que hemos visto en la tres primeras semanas. Plantillas diferentes, nuevos planteamientos en función de los cambios producidos, en definitiva, es como empezar la competición dos veces en un corto espacio de tiempo. Aquello de la pretemporada dentro de la temporada, pero con balas de verdad, no de fogueo, con puntos que “puntúan”.
Así que, en el caso de la Real Sociedad, podríamos decir que ha realizado una salida en falso, y ahora toca volver a intentarlo, pero con gente nueva. Todo muy raro.
1
Si no gol, no party
Se acabó, ya no va más, el mercado de fichajes ha llegado a su fin, y ya no habrá posibilidad de modificar las plantillas hasta Navidades. Y en la Real Sociedad, en un verano ciertamente atípico, las cosas han quedado…de aquella manera. Se han reforzado determinadas demarcaciones, aunque, tal vez, se eche a faltar algún movimiento conducente a reforzar la capacidad de definición de este equipo, auténtico talón de Aquiles la pasada campaña. Al parecer, se fía casi todo a un número, el 9 de Oskarsson, quien, tras una temporada inicial claramente mejorable, debería ofrecer una versión más convincente en su segunda campaña. Y si no, siempre estará Oyarzabal para poner el remiendo oportuno y disimular el roto. El club arrastra, desde la marcha de Sorloth, sonados fracasos, y altamente onerosos, precisamente en el puesto de delantero referencia. No son pocos los que, visto lo visto, desconfían de las capacidades del futbolista islandés para resolver las carencias detectadas, y están con las orejas tiesas, expectantes. Esta es una cuestión sumamente sensible, ya que si no hay gol, no hay fiesta, y esto del fútbol se escribe a base de goles, fundamentalmente.
2
Superhéroe sin superpoderes
Desde la llegada de Guedes a la Real Sociedad, la figura de Sheraldo Becker quedaba seriamente comprometida. El paso del futbolista de Surinam por la Real ha arrojado más sombras que luces, y su continuidad no contaba con muchos valedores. Llegó desde la Bundesliga con su capa de superhéroe, dispuesto a emplear sus superpoderes, pero esta vez “Spiderman” no consiguió salir vencedor. ¡Suerte!
3
Sadiq, ese gran problema
Da la impresión de que todo lo que tiene que ver con Sadiq, guarda relación con su tamaño. Sadiq es grande en todos los sentidos, pero es que cada una de las cuestiones que le afectan parecen alcanzar dimensiones enormes. Desde el alto precio de su contratación, en relación directa con el grado de decepción subsiguiente, y, por el camino, problemas importantes que no acaban de hallar solución.