El arranque de temporada del Real Madrid podría ser perfectamente una operación de inteligencia. Siete partidos disputados: cero derrotas, cero empates y siete victorias. Un inicio —o primer bloque, como denomina su entrenador— que lleva la firma de Xabi Alonso. Licencia para ganar.
Como en las películas de James Bond, los adversarios se han ido sucediendo como villanos de reparto. Osasuna, Espanyol, Levante o Real Sociedad han intentado frenar al Madrid, pero han acabado neutralizados con la misma frialdad. En cada duelo, el plan de Xabi se impuso con naturalidad y tino, como si el guion estuviera escrito antes de echar a rodar el balón. Siete capítulos con un desenlace idéntico antes de una de las misiones más importantes de la temporada: el derbi en el Metropolitano.
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En toda operación de inteligencia siempre hay un arma letal, y para Xabi es Kylian Mbappé. El francés ha respondido a un nuevo desafío cargándose el peso goleador de los blancos a sus espaldas. Demoledor con espacios, hiriente ante cualquier defensor y certero desde los 11 metros. Cualquier versión del galo sirve para sumar tres puntos al casillero. La última, inventándose un Panenka ante Ryan. Ya lleva 9 goles y va camino de romper su primera temporada como madridista.
En el universo Bond siempre hay un laboratorio donde se afinan los gadgets antes de pasar a la acción. En el Madrid de Xabi, esa sala es el centro del campo. Allí ha repartido minutos con criterio, otorgando un nuevo rol a Güler y más galones a Tchouaméni. Además, ha reactivado rápidamente a Camavinga y Bellingham tras sus lesiones y dado vuelo a cada pieza sin que el engranaje pierda su ritmo. Esa es la clave del técnico tolosarra: mantener a todos enchufados a una dinámica donde el requisito principal es el compromiso.
De dicho compromiso nace la presión. Un elemento innegociable para Xabi y que se ha convertido en el sello del equipo a la hora de defender. Cuando no tienen el balón, no existen concesiones. Todos suman, empezando por Mbappé y Vinicius hasta los mediocampistas. No se trata solo de recuperar rápido, sino de mantener la iniciativa en cada tramo del partido y de sostener una impicación colectiva que explica el pleno de victorias.
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Los nuevos tiran la puerta abajo
El dossier de Xabi también incluye a los recién llegados, jóvenes reclutas que ya cuentan con su primera misión a ojos del Bernabéu. Mastantuono, Huijsen y Carreras han sido claves en este arranque, una señal de confianza que va más allá del potencial de cada uno. El técnico los introduce en el presente con naturalidad y regularidad. En el caso de los dos defensas, se han adaptado inmediatamente y eso les ha servido para que en el once exista un hueco con sus nombres.
Por otro lado, Mastantuono avanza con paso firme a cada partido que disputa. El argentino se ha estrenado como goleador madridista en el último choque, una barrera liberadora que estuvo cerca de sobrepasar en anteriores encuentros. Ahora ha despegado, y la confianza de Xabi, sumada a su ambición, le empujan a un escenario ilusionante para el madridismo.
La temporada es larga y el camino hacia los títulos exigirá más respuestas, pero el Madrid de Xabi Alonso ya ha mostrado algo más valioso que la perfección numérica. En la casa blanca existe un plan reconocible, en crecimiento y que promete aupar a sus futbolistas al mejor nivel.