“Nuestra misión es ayudar a cada alumno a sacar la mejor versión de sí mismo”, afirma Olivia Baena, nueva directora técnica del Colegio Logos, en Las Rozas de Madrid. Con más de 50 años de historia, este centro ha consolidado un modelo que combina excelencia académica, innovación y valores humanos, y que hoy continúa proyectándose hacia el futuro.
Baena, con más de dos décadas de experiencia en diferentes etapas educativas y un sólido recorrido en programas internacionales, asume el liderazgo con la mirada puesta en reforzar el carácter familiar del colegio, potenciar su apertura al mundo y mantener su compromiso con una formación integral. En esta entrevista comparte su visión para Logos, las claves de su proyecto educativo y los retos que afronta la escuela en los próximos años.
¿Podrías contarnos cómo ha sido tu trayectoria profesional hasta llegar a la dirección del Colegio Logos y qué te motivó a asumir este reto?
–Mi trayectoria suma más de veinte años en educación, en distintas etapas y responsabilidades, lo que me ha dado una visión amplia de cómo acompañar a un alumno en todo su recorrido académico. En los últimos años me he vinculado a la educación internacional, trabajando en entornos bilingües y programas IB. Hoy asumir la dirección de Logos es un privilegio: una institución familiar con 50 años, más de 35 nacionalidades y un proyecto que une excelencia académica, innovación y valores. Lo afronto con ilusión, priorizando siempre los valores humanos, la comunicación con el equipo y la relación directa con las familias. Y lo vivo también como madre: sé que los padres nos confían lo más importante que tienen, y nuestra misión es ayudar a cada alumno a sacar la mejor versión de sí mismo.
Como nueva directora, ¿cuál es tu visión para el colegio en los próximos años?
–Quiero que Logos siga creciendo como referente educativo, manteniendo tres pilares que para mí son esenciales: la excelencia académica, que se refleja en los excelentes resultados de nuestros alumnos; la innovación metodológica, que convierte el aprendizaje en una experiencia viva; y la formación humana, porque educar es guiar y preparar a cada alumno para afrontar con confianza los retos de un mundo global y cambiante.
Hablas de innovación y formación, pero también de guiar y preparar… ¿Cómo entiendes ese equilibrio y qué importancia tiene para ti?
–Ese equilibrio es el corazón de Logos: el saber y el ser deben ir siempre de la mano. La excelencia académica abre oportunidades, pero la formación en valores y el desarrollo personal definen el éxito verdadero. Ponemos al alumno en el centro, con una atención individualizada que le permite crecer a su ritmo y desarrollar plenamente sus capacidades. En Logos lo cuidamos trabajando la inteligencia emocional con programas como RULER (Yale University), impulsando el deporte y fomentando el respeto en la convivencia. Porque educar va mucho más allá de lo académico: significa estar al lado de cada alumno en todas sus dimensiones. Al final, lo que marca la diferencia son las habilidades blandas: resiliencia, empatía y pensamiento crítico, que unidas al conocimiento preparan de verdad para la vida.
¿Cómo integráis las habilidades blandas en vuestro proyecto educativo?
–En Logos le damos mucha importancia al deporte y la inteligencia emocional, ambos nos ayudan a desarrollar las habilidades blandas de nuestro alumnado. El deporte no es solo actividad física: es salud, esfuerzo, cooperación y respeto a las reglas, valores esenciales para la vida. La inteligencia emocional se trabaja desde las primeras etapas, con programas como RULER, que ayudan a los alumnos a conocerse, gestionar sus emociones y relacionarse mejor con los demás. Cuidamos esas dos dimensiones porque educar es formar en conocimientos, pero también en las habilidades que nos hacen crecer como personas.
¿Y la innovación cómo la entendéis?
–Como algo que va más allá de la tecnología: se trata de ponerla al servicio de lo más importante, el bienestar de los alumnos. Innovar significa también personalizar la educación, adaptándonos a las necesidades de cada alumno para que cada uno pueda desarrollarse plenamente y dar lo mejor de sí mismo. Lo importante no es solo qué aprenden, sino cómo se sienten mientras lo aprenden. Por eso reforzamos el acompañamiento cercano, la atención a la diversidad y el equilibrio entre rigor académico y desarrollo socioemocional.
¿Contáis con espacios específicos para impulsar la innovación?
–Sí, en Logos contamos con instalaciones punteras —laboratorios, tech lab, espacios de coworking— que convierten el aprendizaje en una experiencia práctica y motivadora. La tecnología y la innovación metodológica no son un fin en sí mismas, sino herramientas para desarrollar el pensamiento crítico, la creatividad y el trabajo en equipo. Sabemos que también plantean retos, por eso enseñamos a los alumnos a relacionarse con ellas de forma responsable, cuidando siempre su bienestar y su salud mental. La inteligencia artificial ya forma parte del presente y marcará aún más el futuro, y debemos prepararnos para convivir con ella de manera crítica. La clave está en integrar lo digital con lo humano, para lograr un aprendizaje activo y significativo.
Y el inglés, ¿qué papel juega en Logos?
–En Logos el bilingüismo es una realidad que se construye desde los primeros años, con inmersión natural y progresiva, y con la continuidad que da un equipo docente especializado. Eso significa que los alumnos no solo aprenden un idioma, sino que piensan y se expresan en él con soltura. El Bachillerato Internacional, por su parte, abre puertas a universidades de primer nivel en España y en el extranjero y, al mismo tiempo, forma alumnos autónomos, críticos y seguros de sí mismos. Así, las familias confían en que sus hijos estarán listos para un mundo global y competitivo, con resultados que lo avalan: nuestras medias, tanto en el Bachillerato Internacional como en el acceso a la universidad, están muy por encima de la media.
Hablas de la importancia del papel de las familias…
–Las familias son parte esencial de nuestra comunidad. Gracias a nuestro carácter propio, y no a la pertenencia a un gran grupo, podemos mantener una relación cercana que muchas familias valoran como diferencial. Este vínculo se refuerza con tutorías personalizadas, reuniones y talleres, además de una comunicación interna más ágil y clara. Como madre, sé que los padres nos confían lo más valioso que tienen, sus hijos. Por eso queremos que se sientan siempre acompañados y que perciban que nuestro compromiso es ayudarles con cercanía, formación sólida y cuidado. En Logos entendemos la educación como una tarea compartida: profesores y familias caminamos juntos en esta misión educativa.
La calidad de un colegio también depende de su profesorado. ¿Cómo se prepara y forma el equipo docente en Logos para estar al día en nuevas metodologías, tecnología y tendencias educativas?
–El profesorado de Logos es, sin duda, uno de los mayores orgullos del colegio. Contamos con un equipo altamente cualificado y en constante formación en innovación tecnológica y tendencias educativas, lo que les permite estar siempre al día. Pero lo que realmente los distingue es su vocación y la atención personal con la que guían a cada alumno, atendiendo a sus necesidades y potenciando lo mejor de cada uno. Su compromiso y estabilidad hacen del profesorado el auténtico motor de nuestro proyecto educativo y una de las señas de identidad de Logos. Quiero destacar especialmente la entrega y profesionalidad del equipo, que acompaña con exigencia y cercanía a cada alumno.
¿Cómo imaginas al Colegio Logos dentro de cinco o diez años?
–Cuando pienso en Logos dentro de diez años, lo imagino fiel a su esencia y, al mismo tiempo, creciendo con la innovación y los retos del futuro. Nuestras metas son claras: seguir siendo un colegio familiar y exigente, que acompaña a cada alumno con rigor académico, valores sólidos y cercanía. Me gustaría que nuestros alumnos se distingan no solo por lo que saben, sino también por cómo son y por el impacto positivo que dejan en la sociedad. Porque, al fin y al cabo, la educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo. Y, sobre todo, quiero que Logos siga siendo recordado como un lugar que dejó huella en la vida de cada alumno y cada familia.