Hotel Aristol de Barcelona. Actualmente es un centro para drogodependientes que está situado frente a un colegio de enseñanza Infantil y Primaria (Foto del autor).
El consumo de derivados del cannabis en entornos escolares
Si bien el consumo de tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas son mucho más altos que los consumos de las drogas ilegales, la realidad es que en los últimos treinta años, a nivel de toda España, el consumo diario de tabaco ha disminuido un 10% y el consumo diario de alcohol ha disminuido un 2%. En cambio, el consumo diario de derivados de la planta del cannabis se ha triplicado, ya sea el de sus hojas y flores secas (marihuana) o el de la resina extraída de sus flores (hachís). Estas sustancias generalmente se mezclan con tabaco, para formar los cigarrillos denominados “porros”. Por otro lado, el cannabis es la droga ilegal que se empieza a consumir a una edad más temprana, cuando la persona cursa la ESO o el Bachillerato, alcanzando la edad media de inicio de consumo a los 18,4 años (Datos extraídos de la «Encuesta sobre alcohol y drogas en España (EDADES), 1995-2024.».
El cannabis perjudica especialmente los cerebros de los adolescentes porque sus sinapsis no están del todo consolidadas, porque éstas se vuelven dependientes a su presencia, lo cual dificulta el aprendizaje, y porque además favorece el inicio del consumo de otras drogas como la cocaína, una droga que genera una adicción muy fuerte, que es difícil de superar sin ayudas económicas que no todo el mundo tiene.
Pese a todo lo anterior, ni las consejerías de educación ni los gobiernos municipales de las grandes ciudades han establecido grandes campañas contra el consumo de drogas dirigidas a los jóvenes, tanto en el ámbito escolar como en el ámbito del ocio. En las pocas campañas que se hacen, en lugar de informar del peligro de las drogas, se habla de “consumo responsable” y de “consumo con disminución de riesgo”. Por otro lado, se permite que en los medios (periódicos, radio, televisión) y en los espectáculos (cine, teatro, conciertos) se frivolice el consumo de drogas, como si no fuera un tema peligroso.
En la ciudad de Barcelona, desde 1987, exista un Plan de Acción sobre Drogas y Adicciones (PADAB). Es un plan necesario porque el consumo de drogas no para de aumentar. Por ejemplo, el análisis de las aguas residuales de Barcelona ciudad, entre 2022 y 2024, realizado a petición del “Govern de la Generalitat”, ha mostrado que el consumo de metanfetamina y de MDMA se han duplicado, y el de ketamina, una droga que está desplazando a la cocaína, casi se ha triplicado.
Pese a todo ello, el último plan, el denominado «Plan de Acción sobre Drogas y Adicciones de Barcelona 2025-2028″ (PADAB 2025-2028)», que fue aprobado el miércoles 30 de julio de 2025, presenta algunos planteamientos ideológicos que lamentablemente van a propiciar el aumento del consumo de drogas y, por otro lado, carece de algunas medidas imprescindibles para disminuirlo. Todo ello se comenta a continuación.
Errores ideológicos para conseguir una ciudad libre de drogas
- El principal error ideológico que se observa en el plan presentado es supeditar la salud de las personas consumidoras, incluso el poner en peligro su vida y la de otras personas, a su “derecho” a tener un breve placer temporal y a eludir sus responsabilidades durante unas pocas horas. El compromiso que nuestra sociedad ha adquirido de atender a todos en sus necesidades básicas, como es la salud, nos autoriza, como sociedad, a prohibir todas aquellas actividades que puedan poner en peligro grave la salud de las personas, incluida la de los drogadictos.
- Otro de los errores ideológicos que presenta es la aceptación de un modelo de ciudad en el que se realiza un consumo cotidiano de todo tipo de drogas y en el que los drogadictos reciben muchas más ayudas sociales que los que no lo son. Este es el caso, por ejemplo, de todos los residentes del “Centre Residencial Integral Galena”, un centro que actualmente ocupa el Hotel Aristol. En él reciben gratuitamente desayuno, comida y cena, una habitación para dormir, salas de descanso, salas para el consumo de diferentes tipos de drogas, asesoramiento sobre su elaboración, servicio de detección de posibles adulteraciones y atención médica durante las 24 horas del día. Todo ello sin el compromiso personal por parte del drogadicto de superar su dependencia e insertarse como una persona curada en la sociedad.
Se trata de un planteamiento absurdo, ya que si el usuario superara su dependencia, debería marcharse y perder todo lo que ahora tiene, ya que las plazas solo son para drogadictos sin casa. Para que este servicio tuviera sentido, debería ser imprescindible que el usuario quisiera curarse y aceptara iniciar un tratamiento con los medicamentos adecuados y las sesiones de terapia individual y en grupo apropiadas para su curación. Lo que se está haciendo actualmente es favorecer que no se esfuerce en curarse.
El modelo de ciudad al que debemos aspirar es el de una ciudad sin drogas, con centros especializados en curar los casos de drogadicción que puedan ir surgiendo, que sean gratuitos o semigratuitos para los que no puedan pagarlos, en los que los drogadictos que puedan, tengan trabajos remunerados. Una ciudad con policías especializados en detectar el tráfico de drogas, sin consumo de drogas en las cárceles, como sucede actualmente de forma escandalosa y que ha provocado que las prisiones se hayan convertido en centros de iniciación al consumo de drogas. Una ciudad en las que el alcalde, su equipo y el resto de partidos exijan al gobierno de su nación leyes más duras contra el tráfico, consumo y posesión de drogas. Este modelo de ciudad sí es posible.
- Un tercer error ideológico es priorizar la atención a las mujeres en un tema de salud como es la drogodependencia. El único criterio válido ha de ser la gravedad de la dependencia, independientemente de si el paciente es una mujer o un hombre. Es absurdo e injusto que, por ejemplo, en un centro de atención a drogodependientes se dé prioridad a una adicción al alcohol, por el hecho de que el adicto es una mujer, por encima de una adicción a la heroína o al fentanilo, por el hecho de que el adicto es un hombre.
Medidas básicas contra la drogadicción que no aparecen en el PADAB 2025-2028
- Realizar campañas contra el consumo de drogas. Estas campañas deberían incluir los siguientes aspectos: la perdida de salud personal, el riesgo a hacerse dependiente para toda la vida, la generación de graves problemas familiares, sociales y laborales, en muchos casos el llegar a la ruina económica, los daños que se pueden causar a otras personas al realizar actividades que ponen en peligro sus vidas, etc. Deberían realizarse en todos los espacios publicitarios dependientes del Ayuntamiento. De esta forma debería intentarse ser una ciudad libre de drogas.
La eficacia de las campañas contra el consumo adictivo está del todo demostrada. Por ejemplo, según los datos del propio informe PADAB 2025-2028, gracias a las campañas contra el consumo de tabaco y a la prohibición de hacerlo en lugares públicos cerrados, en los hombres de 18 a 30 años, que son los que más fuman, el tabaquismo ha descendido de un 34% en 2006 a solo el 14% en 2021. En cambio, el consumo de alcohol con riesgo (consumo de 28 o más ingestas semanales), en ese mismo colectivo y en ese mismo período, al no estar prohibido su consumo, pasó de un 9,6% en 2006 a un 14,1% en 2021.
Igualmente el consumo de cannabis, en ese mismo colectivo y en ese mismo período, al no existir una campaña en su contra y al no estar prohibido su consumo particular, se mantiene entre un 21% en 2006 y un 19% en 2021 (exceptuando un bajón al 8% en 2011). La conclusión es que para que haya eficacia no solo se ha de hacer una gran campaña en contra de su consumo, sino que éste debe ir acompañado de sanciones.
- Prohibición de los clubs cannábicos. Los clubs cannábicos se han convertido en lugares para la adquisición de drogas. Prueba de ello es que aparecen en WEBs principalmente dirigidas a los turistas que nos visitan, con sus direcciones y sus horarios. Gracias a su existencia y a la autorización del consumo personal de derivados del cannabis en los espacios públicos, Barcelona ya ha desbancado a Amsterdam como la ciudad preferida por los consumidores de porros, hachís inhalado, vaporizadores de cannabis y caramelos de cannabis. En 2021 la concentración de residuos de cannabis en las aguas residuales de Barcelona triplicaba la de Amsterdam (Revista Cáñamo 21/03/2022). Por otro lado, conviene recordar que prácticamente nadie se inicia en el consumo de la cocaína o de otras drogas fuertes, sin haber pasado anteriormente por ser un consumidor de cannabis.
- Establecimiento de un alejamiento mínimo entre los centros educativos y los centros de atención a los drogodependientes. La visión por parte de niños y adolescentes de drogodependientes en un estado de salud muy precario, hace que normalicen esta situación, es decir que no la consideren como algo excepcional sino como algo corriente. Por ello es preferible que no se establezcan centros de atención a drogodependientes en las proximidades de los centros escolares. Por ejemplo, el ahora llamado “Centre Residencial Integral Galena” que se ha establecido en el hotel Aristol de Barcelona, está justo delante del colegio de enseñanza Infantil y Primaria “Mas Casanovas”, una decisión que fue tomada sin tener en cuenta los derechos de los niños a vivir en un ambiente protegido.
- Prohibición gradual del consumo de drogas en los lugares públicos de Barcelona en los que haya derecho de admisión. Como algunas personas pueden considerar que es un ataque a un derecho adquirido, se podría empezar por prohibirlo en las salas de fiestas, luego en los bares y luego en los conciertos al aire libre y actividades similares. Hay que evitar que el ir a estos lugares, comporte el tener que estar en un ambiente en el que una gran parte de los asistentes está consumiendo drogas.
- Censurar en la ciudad todas las imágenes en las que se normalice o se relativice el consumo de drogas. Esta medida se refiere a los anuncios que se exponen en las calles y en los centros públicos o privados. También a los diálogos en anuncios de radio y televisión, en obras de teatro y en películas que hayan recibido alguna ayuda. Evidentemente esta censura solo se podrá aplicar cuando la actividad dependa de la autorización municipal, en el resto de los casos, simplemente se les podría comunicar las preferencias del gobierno municipal.
En Barcelona llevamos ya muchos años aguantando los planteamientos ideológicos antes mencionados, sin que se apliquen las medidas que se acaban de comentar y los resultados son malos, es decir cada vez se consumen más drogas. Es evidente que el Ayuntamiento ha de reaccionar y dejar de seguir haciendo lo mismo. Si no lo hace, se convertiría en parte del problema.
Antonio Jimeno es presidente de AMES (Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria)