En plena transición hacia un cambio en el paradigma tecnológico y, consecuentemente, en la educación, el debate por el presente y el futuro del sistema académico español ha generado consensos y divisiones en distintos aspectos.
El estudio Education Monitor 2025, realizado en 31 países, de la empresa de investigación de mercado y encuestas a nivel mundial, Ipsos, ha recopilado la percepción de la ciudadanía hacia las nuevas tecnologías en las aulas –como la inteligencia artificial–, así como su opinión personal hacia la Educación en función de las variables de edad, género e ideología política.
La mayoría de los encuestados no apoya el estado actual del sistema educativo
En términos generales, la valoración de la educación española es negativa. Únicamente un 29% considera que el entramado académico actual es positivo. No obstante, existe una brecha generacional: los menores de 35 años poseen una visión más positiva que los mayores de 50. También se ha observado una marcada diferencia en la variable de género, pues los hombres se muestran más optimistas que las mujeres.
La contrariedad en opiniones es más notable en la variable de ideología política. Los votantes de partidos políticos de derechas son más críticos. La suma de los simpatizantes de VOX y PP a favor del sistema educativo nacional no alcanza el 50%, mientras que los de Sumar y PSOE superan el 70%.
El reto académico más destacado por la población encuestada es la obsolescencia en el plan de estudios. A este le siguen la falta de financiación pública y la superpoblación de las aulas. Asimismo, algunas personas han señalado la formación inadecuada del profesorado, el sesgo político o ideológico y las altas tasas de abandono escolar.
Al igual que en el debate respecto a la calidad del entramado académico español, los votantes de derechas e izquierdas resaltan causas distintas: la izquierda pone el acento en la falta de financiación pública, la saturación de las aulas y las infraestructuras; mientras que la derecha prioriza la formación inadecuada del profesorado, la neutralidad ideológica y la alta tasa de abandono escolar.
Prohibición de redes sociales y móviles en el entorno escolar
Una de las cuestiones que ha conseguido converger la percepción de los españoles sobre la educación ha sido las restricciones, tanto en el aula como fuera del entorno escolar, en el uso de los dispositivos tecnológicos.
El 82% de la población española apoya la idea de prohibir las redes sociales a menores de 14 años, nueve puntos más respecto a la encuesta Education Monitor 2024. Las mujeres son las que más reiteran la incorporación de esta medida. Este resultado sitúa a España en una de las primeras posiciones en el ranking global, junto a otros países europeos como Italia y Francia.
En la misma línea, casi el 70% de los encuestados apoyan la restricción de móviles inteligentes en los centros. Los jóvenes no comparten la misma visión; solo el 41% de ellos se muestra partidario de implantar dicha norma, frente a porcentajes por encima del 70% en el resto de generaciones.
En cuanto al posicionamiento político, la discusión tecnológica es uno de los pocos puntos de encuentro donde votantes de izquierdas y derechas se sitúan en el mismo lado de la balanza, siendo algo más partidarios de las prohibiciones los conservadores.
División en el uso de la IA
La percepción positiva, negativa o neutra del impacto de la inteligencia artificial en el ámbito escolar esta casi proporcionalmente dividida entre las tres valoraciones. De hecho, el debate por su uso en el ámbito escolar refleja una mayor disparidad.
El 39% considera que su uso debería prohibirse en las aulas, un 34% está en desacuerdo con esa prohibición y un 28% no se posiciona, lo que demuestra la falta de información y conocimiento de la población alrededor del uso e impacto de la inteligencia artificial. En el plano ideológico, es más firme la prohibición entre los votantes de derechas –98% entre VOX y PP– que entre los de izquierdas –63% entre Sumar y PSOE–.
En la mayor parte de los aspectos mencionados, la diferenciación entre las opiniones es evidente. La búsqueda de soluciones hacia un mejor sistema educativo complicará, sin duda, su regulación en el entramado jurídico del país, especialmente pudiendo crear tensiones entre jóvenes y mayores, así como entre conservadores y progresistas.