De lila y oro trenzaron los tres actuantes el paseíllo en Alcalá, bajo los sones de la banda, que tocaba francamente bien. De Chenel y oro iban los tres, a juego. Un color muy de Castella, que venía sustituyendo a Morante. Sin duda, con … el Genio habría cambiado la imagen, ya que no es un terno que haya llevado. Quién sabe si lo estrenará el próximo 12 de octubre en Madrid… Por lo pronto, ya se sabe que reaparecerá el próximo 3 de septiembre, para alegría de aficionados y empresarios.
Abrió la tarde un anovillado torito que salió deseando rajarse. Fue al caballo que hacía puerta, y manseó los primeros tercios, en los que Castella decidió lidiarlo, quitando de esa labor a José Chacón. Aunque eso no molestó al excelente subalterno sevillano, que jaleaba los primeros muletazos de la faena de Sebastián. Cierto es que fueron muy templaditos, pero a media altura y con un toro que no decía nada, y que a la mínima se caía. Así que Castella tuvo que hacer una labor de enfermero, muy bien hecha, pero sin enemigo. Lo que sí pudo ser mejorable fue el uso del acero.
Bueno fue el recibo a la verónica de Castella al cuarto, un animal con más vida que los anteriores, y que brindó al público. En el segundo tercio ya se vio que el animal esperaba por falta de fuerza, y en la muleta iba al pasito, sin decir mucho y sin humillar. Tesonero estuvo Sebastián, pero el animal salía desentendido. Lo mejor fue la estocada, de perfecta colocación, que valió la oreja.
Con un farol recibió Marco al segundo. Continuó con el toreo a la verónica hasta los medios, para después quitar por tafalleras, tras el breve paso del toro por el caballo. Y de rodillas se plantó en el tercio el chaval. A predisposición no le ganaba nadie, pero decía Victorino que cuando se cae el toro, se cae la Fiesta, y en este caso se cayó en demasiadas ocasiones. A media altura puso la pañosa siempre el salmantino, porque el animalito, que colocaba bien la (escasa) cara, no podía con su alma. Recurrió Pérez al arrimón final, que llegó a los tendidos, tanto, que premiaron la labor con una oreja, pese al pinchazo inicial.
Original fue la forma de Marco de llevar al quinto a los medios, mediante tijerillas genuflexas. Tras un paso por el caballo visto y no visto, quitó el salmantino por chicuelinas y tafalleras, teniendo el toro tendencia a derrapar. Con buen hacer y mucho cuidadito, consiguió Pérez que dejara de caerse y aguantara la larga faena. Pero, de nuevo, donde no hay toro, no hay nada, pese a toda la voluntad que puso Marco, que fue mucha, llegándole a sonar un aviso antes de coger la espada de verdad, con la que no estuvo muy acertado, para disgusto del chaval, que debe aprender que el mobiliario de la plaza no tiene que pagar sus enfados, tan poco toreros, y que ya repite en demasiadas ocasiones cuando pincha o tiene un contratiempo. No es culpa del burladero, y hay que guardar siempre las formas, aunque se pinche la puerta grande.
Cuando brindaba Olga su primer novillo al público, se escuchaban más «¡vamos!» que palmas. A la vez jugaba Alcaraz en el US Open, así que, a lo mejor algún espectador se equivocó de espectáculo. Mientras el murciano se imponía para pasar de ronda, la segoviana intentaba hacer lo mismo con su oponente, desde el inicio por la espalda, hasta el final por manoletinas. El novillo, que no distaba mucho de presentación con los toros, tenía el feo defecto desde llevar la carita suelta y abrirse al final del muletazo, y por eso no hubo mucho entendimiento por el pitón derecho. Más franco iba al natural, donde dibujó pases largos. Venía la novillera de haber sufrido ayer dos feas volteretas al entrar a matar en Cuenca, lo que pudo influir en que decidiera descabellar tras un pinchazo caído.
Por estatuarios comenzó Olga la faena con el cierra plaza, que si no fuera porque era castaño y los cinco anteriores negros -y de otra ganadería los cuatreños-, era para pensar que había resucitado alguno de los anteriores. Manso y sin fuerza los primeros tercios, tenía mala clase y se quedaba en algunas ocasiones abajo por el derecho. Con más motor y recorrido iba al natural, donde dejó los mejores muletazos Casado, en una labor que había brindado a la alcaldesa de Alcalá. Terminó con buenas poncinas, previas a unas luquecinas que pusieron al público en pie. Se fue complicando el novillo para entrar a matar, llevándose casi un susto en el primer encuentro Olga, donde le resbaló la espada con el lomo del animal, que le levantó la pierna derecha por la corva. Y un arreón le pegó tras el primer pinchazo. Una casi entera dejó después, con mérito porque el novillo le echó la cara arriba. Oreja al esportón.
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Plaza de toros de Alcalá de Henares.
Viernes, 29 de agosto de 2025. Más de media plaza de entrada. Toros de Hnos. Gallon, de escasa presencia y nobles, y novillos de Julio de la Puerta (3º y 6º), nobles. -
Sebastián Castella,
de lila y oro. Bajonazo, dos pinchazos y estocada (silencio). Estocada (oreja). -
Marco Pérez,
de lila y oro. Pinchazo y estocada (oreja). Dos pinchazos y estocada (saludos). -
Olga Casado,
de lila y oro. Pinchazo hondo caído y cuatro descabellos (oreja). Pinchazo y caso entera (oreja).