Si algo odia Rob Riemen es la devoción de la sociedad occidental contemporánea por los datos, la información y el dinero. Todo tiene que ser medible, cuantificable, indexable para poder darle valor. Esto, dice, nos convierte en meros instrumentos contables cuyo único sentido … es la utilidad que ofrezcamos al sistema para generar riqueza. «¿En qué se diferencia eso de un robot? Nada. Tanto hablar de la Inteligencia Artificial y sus peligros, pero los poderes políticos y económicos ya piensan en nosotros como meros robots, o lo que es lo mismo, en esclavos», asegura.
El filósofo holandés acaba de publicar ‘La palabra vence a la muerte’ (Taurus, Arcadia en catalán), un conjunto de textos con alto contenido simbólico en donde el pensador contrapone la idea de ‘grandeza’ asociada a poder, dinero e influencia, a una idea ‘verdadera’ de grandeza asociada a la búsqueda personal de la dignidad, la sabiduría y la belleza. «A veces nos olvidamos del poder de las palabras y quería profundizar en esta idea, en el poder transformador de, por ejemplo, la poesía. Piensa en la palabra latina benedictus, de la que se deriva bendecir, es decir, bien decir, palabras sanadoras. Una palabra puede cambiar el estado de ánimo de cualquiera. Pero ahora las palabras parecen no tener valor, sólo importan los datos y los unos y los ceros», asegura enfadado.
El pensador utiliza historias ejemplificantes para dar forma a sus reflexiones. En el primer relato, utiliza la figura de Thomas Mann, el autor de ‘La montaña mágica’, y de su célebre frase: «la palabra conquista a la muerte» para hablar de la necesidad de abandonar la necedad de la búsqueda del poder cuantitativo del dinero y la fuerza, por una búsqueda más cualitativa y moral de vigor emocional. «Mann es uno de mis héroes. Empezó con una idea nacionalista sobre la grandeza de Alemania, pero a partir del desastre de la I Guerra Mundial, cambió sus ideas para acabar por luchar contra la tragedia que les venía encima con el nazismo», afirma Riemen.
También nos presenta la conmovedora historia del pediatra y escritor Janusz Korczak que fundó un orfanato en Varsovia para niños judíos y que se negó a abandonarlos cuando fueron deportados a un campo de concentración. La figura de Korczak simboliza la fuerza de la palabra cuando se une a los hechos, así como la potencia creadora de la inocencia de la infancia. «Si miras lo que ocurrió en Polonia y piensas en lo que pasa ahora en Gaza, vemos que hemos cambiado muy poco. En un mundo dominado por la falsa idea de grandeza, la vida humana pierde valor, sólo es un número. Y cuando deshumanizas a los seres humanos, es más fácil justificar los crímenes más deleznables», sentencia.
La potencia de la inocencia infantil
Otra de las historias nos habla de Antoine de Saint-Exupéry y su obra seminal ‘El pequeño príncipe’. Riemen utiliza la figura del niño que viaja a otros planetas como ejemplo de una resistencia humanista frente al horror de la guerra. «Parece mentira que en un libro tan pequeño y sencillo haya más verdad y sabiduría que en 10.000 tomos académicos de economía y política», afirma el filósofo.
Riemen escribe como una forma de resistencia contra las dinámicas del neoliberalismo y el auge del fascismo y, a pesar de todo, no ha perdido la esperanza de ver un cambio. «Si fuese un pesimista no escribiría, me limitaría a ser banquero, que es un trabajo muy sencillo, para idiotas. Contaría dinero, tendría seguridad y no me importaría estar un poco muerto por dentro. Ahora todo el mundo habla de la IA, de la fuerza de la ciencia y el poder de la tecnología, pero sólo son baremos económicos. Aunque la ciencia contestase a todas sus preguntas, todavía no tendría respuesta a lo que Unamuno llamó el sentido trágico de la vida. ¿Preguntarías a la IA sobre tus dudas existenciales? Buena suerte con eso», dice.
El filósofo ve con horror el retroceso de las humanidades dentro de los currículums escolares y cómo se aparta la filosofía o la literatura a un lugar marginal. «Ese es el crimen del siglo, cómo estamos reduciendo las herramientas de los jóvenes para tener un pensamiento crítico e independiente. Para tener pensamiento crítico tienes que entender qué significan las palabras, y cómo vas a saberlo si no lees. Les hemos robado las armas para poder defenderse de la crisis de valores en las que estamos instalados», asegura.
El libro lo completan una revisión de la figura de Robert Oppenheimer y la historia de un prisionero chino condenado a muerte que antes de ser ejecutado decide abrir un libro y leer. Otra vez, la palabra contra la muerte. «Los gobiernos hablan mucho de su guerra contra las drogas, de cocaína y heroína, cuando la auténtica droga, y esto está documentado científicamente, es la digital, cómo los jóvenes están enganchados a las redes sociales y han perdido por completo su capacidad de comunicación, razonamiento y concentración. De esa droga no hablan los gobiernos porque están dominados por las grandes tecnológicas», asegura preocupado.
Para que las humanidades no pierdan su protagonismo y continúen en el centro de la discusión pública, Riemen creó el Instituto Nexus, hoy referencia absoluta en el campo del debate cultural. Su siguiente gran actuación será una serie de conferencias bajo el lema ‘Apocalypse now’, referencia a la crisis global en la que estamos instalados actualmente. Entre los participantes a estas mesas redondas estarán Josep Borrell, que debatirá con el ex vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, Javier Cercas, Patrick J. Deneen, Gaya Herrington, Sigrid Kaag o H. E. Omar Sultan Al Olama, entre muchos otros. «Será como una ópera wagneriana con ocho intelectuales en el escenario para discutir sobre el futuro y lo que la cultura puede ofrecer para mejorarlo», concluye Riemen. La cita será el 22 de noviembre en la Ópera Nacional de Amsterdam.