Albert Boadella (Barcelona, 1943) ha hecho en el escenario prácticamente de todo. Pero le faltaba dirigir una zarzuela y ahora, a sus 82 años, va a poder añadir esa muesca a su currículum. El creador de Els Joglars es el director escénico, junto … a Martina Cabanas, de ‘El orgullo de quererte’, una obra con texto de Felipe Nieto y música de Javier Carmena que se estrenará en los Teatros del Canal el próximo 11 de septiembre. La directora Alondra de la Parra estará en el foso al frente de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam), de la que es titular, y un reparto que encabezan Enrique Viana, Santiago Ballerini, Germán Olivera, María Rey-Joly y Berna Perles. El equipo artístico lo completan Ricardo Sánchez Cuerda (escenografía), Sara Cano (coreografía), Gabriela Salaverri (vestuario) y Bernat Dansa (iluminación). La obra transcurre en el barrio de Chueca durante la celebración del Orgullo Gay en Madrid, y presenta una historia de amor homosexual entre PJ y Alonso, truncada cuando otro hombre, Mateo, se interpone entre ellos. «Pero no me gustaría que el tema, inédito en la historia de la zarzuela, eclipsara la importancia de la música que ha compuesto Javier Carmena», se apresura a decir el director catalán.
—Hasta ahora, solo en una ocasión, cuando dirigió la ópera de Verdi ‘Don Carlo’, había dirigido un espectáculo en el que el texto no fuera suyo. ¿No le gusta?
—Tener que sujetarme a un guion me obliga de alguna manera a reprimirme; me representa cierta represión. En el caso del ‘Don Carlo’ representaba una represión política, porque es una historia fruto de la leyenda negra contra España y no cambiaba ni una nota ni una palabra, pero sí conseguía con la dramaturgia que Felipe II apareciera más humano y que Don Carlos fuera más cercano a su imagen real, con su deformidad… Pero nada más.
—¿Y aquí en qué se ha reprimido?
—Yo seguramente hubiera hecho un guion distinto, pero me he adaptado al libreto, que está muy bien y en el que el compositor tiene mucho que ver. Él y Felipe Nieto han tramado juntos la aventura. Pero contestando a su pregunta, no, no es lo que más me gusta hacer.
—¿La zarzuela tiene reglas específicas a la hora de ponerla en escena?
—Tiene una regla específica: el problema de combinar la palabra hablada y la palabra cantada. El paso de una a otra, sobre todo en los tenores, siempre es un poco traumático, por la impostación de la voz; y hay algo que el espectador nota. El trabajo más importante del director de escena es tratar de que ese cambio de la palabra hablada a la palabra cantada quede muy tamizado. En este caso, hay que decir que el conocimiento que tiene Javier Carmena de lo que es la zarzuela y de lo que es el canto ha facilitado muchísimo este trauma.
El orgullo de quererte
«Es la primera zarzuela gay de la historia; en lugar de una historia de amor chico-chica, es chico-chico»
—He escuchado a varios directores de ópera decir que la partitura es la que marca la dirección de escena. ¿Ocurre lo mismo en este caso?
—Absolutamente. El director de escena ha de ser consciente de que no manda él, de que la que manda es la música. Y tiene que dejarse llevar, es como en el baile, por la cadencia de la música, por la profundidad que puede tener en ciertos momentos. El compositor es el creador, el núcleo central, y el director ha de saber que solo es un intérprete de lo que ha creado este artista.
—Se ha dicho en la presentación de la obra que la partitura sigue mucho la tradición del género, pero el libreto, su tema, parece muy rompedor.
—Podríamos decir que es la primera zarzuela gay de la historia, pero en el cine, el teatro, incluso en la ópera, ya se ha abordado, pero en la zarzuela es nuevo; no me imagino a Vives o a Sorozábal entrando en este tema. Pero está tan enormemente presente que alguien tenía que empezar, aunque no modifica para nada la música. Simplemente, en lugar de una historia de amor chico-chica, es chico-chico. Pero no hay nada más.
—En estos tiempos en que todo se polariza y se utiliza de manera ideológica, también la homosexualidad, ¿se ha visto condicionado de alguna manera a la hora de poner la obra en escena?
—El público de la zarzuela es habitualmente un público más tradicional, pero estoy seguro de que le encantará. Cuando hay una obra de arte todo lo que está detrás te lo comes. Finalmente es una historia de amor; entre hombres, pero una historia de amor. Y el amor está por encima de todo. El espectador que se pueda sorprender, a los cinco minutos entrará perfectamente en la historia, y se emocionará tanto el heterosexual como el gay. Hay que vigilar, al plantear un tema como este, no colocarlo en un mundo de victimismo. Si yo hiciera un argumento de este tipo, los haría triunfadores, no perdedores o víctimas, sino todo lo contrario. Es el triunfo de la libertad. Es algo que sucede y toda la sociedad debe de aceptar con toda normalidad que cada ser humano, dicho vulgarmente, haga lo que le da la gana con sus cacharros de reproducción.
Jordi Pujol
«Ha sido un personaje nefasto para la historia de España, un hombre que ha ido contra la nación española, no lo olvidemos»
—Parece que el teatro musical le ha absorbido completamente.
—Sí, la música me ha absorbido. Hay una parte en mí, seguramente, de músico frustrado. Quizás hubiera tenido, desde mi juventud, que seguir por el lado musical. Y como eso no sucedió… Ya en todas las obras de Joglars la música tenía una parte muy importante; no solo la música de fondo, sino que había estructuras musicales en las escenas y en el trabajo de los actores. A veces trabajaba en adagios, en allegros, etcétera. Y al final me he ido a la música, que es el arte más directo. No digo que sea el mejor, pero sí el más directo.
—Hablando de otros temas… Circula por las redes sociales un vídeo en el que critica muy duramente la película ‘Padrenuestro’, que habla de Jordi Pujol, de su familia y de su caída.
—Lo hice de forma natural, porque creo que hay que contar la verdad. En un momento en que tenemos todos los medios para conseguir la realidad y para acercarse más a ella, sin embargo, está cada vez más lejana y manipulada la realidad. Yo creo que en esta película, en ‘Padrenuestro’, se manipula la realidad, porque se presenta a Jordi Pujol con sus luces y sus sombras, y yo creo que en él solo hay sombras. ¿Que es un gran personaje? Sin duda, ha sido un personaje astuto, ha sabido hacer lo que él pensaba que tenía que hacer, pero ha sido un personaje nefasto para la historia de España. Ha sido un hombre que ha ido contra la nación española, no lo olvidemos. Y todo lo que sucede ahora es consecuencia de sus años de mandato. Los catalanes estaban cuando murió Franco en una disposición distinta; no tenían este resentimiento, esta especie de odio absurdo a todo lo español. No era así. En el año 1975 los catalanes estaban en una magnífica disposición con respecto al resto de España. Y Pujol ha sido el instrumento para cambiarlo. Después los otros han sido unos bastos que han precipitado la situación, pero él es muy responsable. No olvidemos que él ha sido un hombre que ha amparado una corrupción en Cataluña; ha sido el padre de la corrupción en Cataluña. Jordi Pujol merece una gran película precisamente porque es un personaje clave, pero no una película para tratar de prepararle el funeral de Estado.
—¿Y usted volvería sobre este personaje?
—Ya lo traté en su momento con ‘Ubú president’, y en un momento muy polémico, porque el primer Ubú es del año 1981, lo que significaba enfrentarme directamente a toda la sociedad catalana. Y la obra funcionó muy bien y estoy muy contento de ella… Pero ya está, es un tema superado para mí, prefiero la música.
—Con la que no tiene por qué prescindir de la crítica…
—No, en absoluto. En música se puede ser incluso, desde el punto de vista crítico, más profundo que en la pura prosa. ¿Por qué? Porque tocas los sentidos, tocas lo emocional, se puede ser mucho más maligno en una sátira musical que en una sátira puramente hablada.