Parece que después de Morante ‘naide’, parafraseando al Guerra. Es lógico, porque el Genio, que reaparecía en Salamanca mientras se celebraba esta corrida, parece estar cada día mejor y levantar más y mayor expectación (ha colgado en cuestión de horas el ‘no hay billetes’ en … Madrid en su doble cita el Día de la Hispanidad). Pero después de ‘naide’… hay grandiosos toreros, que, sin hacer mucho ruido, se van cuajando, y se encuentran en gran momento. Un torero que no hace mucho ruido, pero que está ofreciendo un gran verano es Ginés Marín. Tiene un estilo clásico, austero en su toreo, tal vez cuesta que llegue al público general, pero va teniendo ese poso que van dando los años, pese a su juventud.
Eso se vio en la faena del extremeño al tercero, el toro más parado de una corrida de José Vázquez a la que faltó vida en líneas generales. Entre que se cayó Guillermo Marín porque el tercero levantó al caballo por los pechos y tal, no se picó al animal. Así lo decidió Ginés, viendo la poquita vida de Nórdico, mas ello no le impidió dejar un precioso inicio de faena torerísimo por ayudados por alto, de muchísimo gusto.
Y pasó después a acariciar la mortecina embestida del animal, con la figura relajada y la montera calada. Lástima que el cuatreño fuera tan soso y tan poco agradecido, porque estuvo inmejorable Marín por ambos pitones, con esa técnica que no se nota, pero que exprime a la perfección a su oponente, en tiempos, distancias, incluso con muletazos de uno en uno, exquisitos y limpios, logrando que embistiera un toro parado. Acabó disfrutando el torero, y haciendo disfrutar a los aficionados, porque estuvo extraordinario con un toro que no tenía apenas nada. Se tiró a matarlo perfecto, aunque se le fue un poquito la espada. Pero faena importante, de más peso que el premio obtenido.
Abrió la tarde un toro que hizo cosas buenas los primeros tercios, pero al que faltó fondo. Cuando Ginés le exigió de verdad, se afligió. Por su nobleza y cierta calidad, permitió al extremeño estar a gusto y dejar bonitos pasajes, aunque faltó la rotundidad que nunca permitió el animal.
Muy por encima estuvo del quinto. Lo mejor con el capote salió, en ese toro, de las muñecas del extremeño, también porque el animal lo permitió, pero fue precioso el recibo de Marín, abrochado con una media a pies juntos. Y por verónicas quitó, dejando una por el derecho espectacular. Pero poca más vida tuvo el astado, con el que dejó bonitos muletazos Ginés, mostrando solvencia y que está despierto en la cara del toro. Tarde importante, en Guadalajara y en cualquier plaza.
Además de los que están viéndolo claro, van surgiendo un plantel más que interesante de toreros jóvenes que ya van llamando la atención del aficionado, y uno de ellos es Víctor Hernández. Por eso era original el cartel de la segunda de Guadalajara, en el que se encontraban los dos toreros. Peregrino salió blandeando ligeramente, pero se vino arriba durante el tercio de banderillas que protagonizó Jarocho. Comenzó por estatuarios Hernández, en un inicio muy de su estilo, para pasar al toreo en redondo con un toro bravo, que pedía distancia. La que le ofrecía el madrileño de primeras no le gustaba al de José Vázquez, mostrándose incómodo y cabeceando. Pero se encontraron en una gran serie por la diestra, templada y de calidad, porque además el animal transmitía. Volvió a acortar distancias para finalizar por manoletinas, y casi se llevó un susto. Como el valor es algo consabido en este torero, volvió por el mismo palo, antes de fallar con los aceros.
El griterío era ensordecedor durante el tercio de banderillas del cuarto, un más que flojo animal que, al no emplearse, no se caía; pero que iba renqueando de los cuartos traseros. Voluntarioso, templado y cuidándolo anduvo Víctor, aunque este Pesaroso pensaba más en rajarse que otra cosa, sin humillar nunca ni decir nada.
El sexto era un señor toro, que salió extrañamente con la divisa enganchada en la boca. Cómo llegó hasta ahí es un misterio. Por suerte, se fue descolgando y, aunque el animal se quedó masticándola como a un chicle, se acabó cayendo. Menos mal, porque todo el mundo se estaba poniendo muy nervioso. Se le cuidó mucho en la breve suerte de varas, aunque se pegó un buen volteretón después. Víctor, sin embargo, no estaba dispuesto a dejarse ganar la pelea, así que se plantó en los medios a torearlo de rodillas, y lo hizo con mucha suavidad al natural, pese a la escasita fuerza del animal, que se empezó a quedar en la segunda serie. Por encima estuvo el madrileño, templado y con buen hacer.
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Plaza de toros de Guadalajara.
Viernes, 19 de septiembre de 2025. ¾ de entrada. Toros de José Vázquez. -
Ginés Marín,
de azul cobalto y oro. Media tendida y trasera (saludos tras petición). Estocada desprendida (oreja). Pinchazo hondo y descabello (palmas). -
Víctor Hernández,
de frambuesa y oro. Pinchazo y estocada contraria y atravesada (saludos). Estocada caída y descabello (silencio). Pinchazo y seis descabellos (palmas).