Desde hace años, La Casa Encendida ha sido sede expositiva de ‘Generaciones’. Ahora presenta ‘Oro tejido con paja’, una propuesta independiente que mantiene una vinculación con ese evento: La de incluir artistas que, por razones de edad (nacidos antes de 1965), no … pudieron en su momento participar en las distintas convocatorias. Hasta ahí todo bien. Dada esta intención podríamos esperar una exposición que seleccionara a varios de estos creadores.
Pero no es así. Si se quería reparar una cierta ‘injusticia histórico-temporal’, habría sido mejor ampliar bastante más el espectro de artistas expuestos. Lo que vemos es únicamente un proyecto de dos escultores, Elena Mendizábal y Joan Rom, en dos espacios distintos que mantienen algunas conexiones: son en general trabajos recientes, algunos inéditos, junto a piezas de épocas anteriores, empleando materiales y formas digamos poco ‘nobles’ desde una perspectiva escultórica tradicional, y con los que inciden sobre determinados aspectos como lo cotidiano, la fragilidad, lo táctil, la hibridación o la temporalidad. No quiero decir que no sean ambos merecedores por su trayectoria de participar en este evento pero todo queda demasiado reducido e incompleto.
Alta temperatura abstracta
Elena Mendizábal (San Sebastián, 1960) forma parte de una generación referencial de escultores vascos, entre ellos, Moraza, Badiola o María Luisa Fernández, y ha ido evolucionando desde un mayor peso conceptual hacia propuestas más metafóricas y narrativas, utilizando materiales diversos, interrelacionando factores geométricos, orgánicos y poéticos, con alusiones a la Naturaleza y a la propia forma humana, siempre con una alta temperatura abstracta.
‘Sur le sol comme le débris’ (2023), instalación realizada con hierro, pintura, alabastro y plástico, con un fuerte carácter escenográfico y simbólico, es la propuesta aquí que más me interesa. Además podemos ver ‘Melena’ (1986), obra significativa de primera época, con una doble carga, geométrica y orgánica.
En forma.
en las imágenes, detalles de las obras de Joan Rom en la muestra de La Casa Encendida
Por su parte, Joan Rom (Barcelona, 1954) emplea materiales de desecho e industriales, objetos encontrados y otros más próximos a la Naturaleza (cuero, lana) en su práctica artística, signada por componentes conceptuales y minimalistas, no exenta tampoco de una mirada poética.
Ese interés por lo humilde, lo desechable, lo cotidiano imbuido de una pátina descontextualizadora, que le ha llevado a reflexionar sobre la memoria de lo material, queda claramente expuesto en sus obras, como es el caso de ‘Jaeggy’ (2024), ‘Vedat’ (2021) y ‘Festeig’ (2023), las mejores obras, o alguna pieza histórica como ‘Redorta’ (1990).
Como dato singular, comentar que este escultor catalán decidió en 1998 dejar de producir su obra artística desde un punto de vista ‘oficial’ para dedicarse íntegramente a la docencia al considerar que ya había dicho todo aquello que deseaba decir. Sin duda, un caso ciertamente curioso y atípico dentro de nuestro superpoblado Planeta Arte.
‘Oro tejido con paja’, de Elena Mendizábal y Joan Rom
La Casa Encendida. Madrid. Ronda de Valencia, 2. Comisaria: Beatriz Alonso. Hasta el 18 de enero de 2026. Dos estrellas.
En suma, estamos ante una propuesta expositiva en esencia no exenta de calidad, que gira alrededor de una exaltación de lo manual, de la modesta aunque perenne memoria de algunos materiales, del preciosismo formal de ciertos elementos humildes –de ahí su poético y sugerente título–, pero ante la que no puedo dejar de sentir cierta falta de emoción y cierto cansancio repetitivo (que igualmente experimento ante la mayoría de jóvenes escultores que siguen también estos dictados formales y conceptuales) y que además se antoja escasa e incompleta si juzgamos sus supuestas intenciones iniciales.