Dice José Manuel Galán, profesor de investigación del CSIC y director de excavaciones en el templo de Djehuty, en Luxor, que disfruta más de un descubrimiento arqueológico cuando ha terminado de documentarlo. A diferencia de lo que pueda parecer por el imaginario que tenemos gracias a las películas, el momento del hallazgo para algunos investigadores no produce tanta euforia. Es el caso de Galán, quien el próximo mes de enero cumplirá 25 años capitaneando excavaciones en esta ciudad de Egipto. «Lo disfruto cuando lo cuento. Cuando está ocurriendo sufro bastante», explica a ABC, al tiempo que describe ese momento como «muy tenso»: «El problema de la arqueología es que es una actividad destructiva y todo se basa en documentar con mucho detalle todo lo que vas retirando de la escena para poder entender luego lo que ha pasado. Hay que hacerlo con cuidado porque luego no puedes dar marcha atrás». Bajo esta premisa, Galán ha mimado cada una de sus misiones arqueológicas y cumplirá sus bodas de plata en Djehuty, el lugar donde enterraban a los reyes en el año 1.600 a.C., antes de que comenzaran a hacerlo en el Valle de los Reyes. «Aquí tenemos tumbas desde el año 2.000 a.C hasta la época romana», apunta Galán. En total, de momento han encontrado 50 pozos y 15 tumbas talladas en la roca.
Todos estos detalles Galán se los ha contado a Felipe VI y Doña Letizia, que se han desplazado esta mañana hasta el templo de Djehuty, última parada de su viaje de Estado a Egipto. Allí, además de ver la tumba de este supervisor del Tesoro y de los trabajos de los artesanos al servicio de Hatshepsut –la reina que fue faraón y cuyo templo visitaron la pasada noche– los Reyes han conocido el único jardín funerario documentado en Egipto, donde Galán encontró semillas milenarias.
Don Felipe y Doña Letizia venían del Museo de Luxor, donde contemplaron otras dos piezas halladas por Galán: una tumba que contiene el vidrio más antiguo de Egipto y que tiene más de 4.000 años. Los Reyes han reconocido sentirse impresionados por todo lo que este egiptólogo ha encontrado. Lo mismo les ha ocurrido en el templo funerario de Tutmosis III, sucesor de Hatshepsut y conocido como el Gran Guerrero. Esta excavación la dirige otra española, la sevillana Myriam Seco, quien mientras dirige la misión trabaja en poder abrirla al público pronto.
Cuenta Seco que este templo «era toda una montaña de arena» cuando llegó: «no había absolutamente nada y cuando empezamos a excavar fuimos sacando estructuras y descubriendo cómo era». Explica que el conjunto no se limitaba a lo religioso: había talleres, almacenes, viviendas de sacerdotes y hasta un edificio administrativo, «que nadie antes lo había excavado» y donde han encontrado «parte del archivo del templo», con información sobre los ritos y la vida cotidiana. A escasos metros, la llamada casa de Homsu, un sacerdote que veneraba a Tutmosis ya en tiempos de Ramsés II, demostró que «el templo estaba activo más de 100 años después de la muerte de Tutmosis III».
La Reina se ha parado a hablar con uno de los trabajadores del templo de Tutmosis III
Otro de los grandes descubrimientos ha sido el basurero del complejo, una acumulación de casi tres metros de cerámica y huesos de animales: «Estamos estudiando qué comían, cuáles eran las costumbres; los sacerdotes, por ejemplo, comían aves, peces del Nilo… y los peregrinos dejaban ofrendas de cerámica que luego tiraban». El templo se levantó sobre una antigua necrópolis con tumbas de siglos anteriores, de donde proceden las joyas de oro expuestas también en el museo de Luxor. Al fondo del recinto destaca la estela de falsa puerta de Tutmosis III, «la puerta del alma que va al mundo de los muertos y vuelve a participar de alguna ceremonia en el mundo de los vivos», explica Seco. Esa pieza, de granito rojo y doce toneladas, fue trasladada desde otra excavación que data de la época griega, a donde se la llevaron para reutilizarla. Ahora ha recuperado su emplazamiento original frente al Valle de los Reyes. Don Felipe y Doña Letizia venían precisamente de allí, de la necrópolis real de Tebas, donde han visitado las tumbas KV9 y KV17, que pertenecieron a Seti I y a Ramsés V y VI, cuyas cámaras interiores han sido iluminadas por un consorcio de empresas españolas, como la mayoría de templos del país. Guiados por egiptólogos, los Reyes han descendido a los pasajes funerarios donde se conservan los relieves y colores que narran la vida de los faraones, y pudieron comprobar cómo la tecnología española ha contribuido a realzar la majestuosidad de estos espacios milenarios. De ahí que Don Felipe afirmase la otra noche en Hatshepsut que «ahora vemos mejor los templos que los antiguos egipcios».
Antes de abandonar el valle de los faraones, los Reyes saludaron a un grupo de jóvenes españoles que se encontraban haciendo turismo. Se hicieron una foto con todos ellos y se escuchó un «¡viva al faraón!».
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