La cosmética de la longevidad, el nuevo sueño de la generación Z
A los veinte años, los boomers –nacidos entre 1946 y 1964– soñaban con tener casa y coche propios; los millennials –entre 1980 y 1994– con viajar por el mundo y emprender. La generación Z, nacida entre 1995 y 2009, aspira a algo más ambicioso: vivir para siempre. O, dicho de otra forma, a ‘morir jóvenes’ (esto es, con calidad de vida) lo más tarde posible. Simplificando la cuestión a lo estético: el objetivo ya no es disimular arrugas ni esconder líneas de expresión. Ahora, con la inteligencia artificial –y sus más de 600 millones de usuarios diarios nutriéndola constantemente–, el foco está en la prevención (híper)personalizada.
Esa idea, la de la individualización cosmética como clave, fue uno de los ejes centrales del evento inaugural sobre longevidad organizado por L’Oréal Groupe en Le Visionnaire, París. Allí, expertos en la materia como David Luu –cirujano cardíaco, emprendedor especializado en tecnología de la longevidad y asesor del grupo en este territorio–, introdujeron el papel que la IA jugará en nuestro futuro cercano. “La inteligencia artificial puede analizar cantidades ingentes de datos para entender qué tipo de intervención funciona mejor en cada caso. En salud cardíaca, por ejemplo, puede interpretar biomarcadores y pruebas funcionales para recomendar desde cambios en la dieta o medicación hasta suplementos. Si trasladamos este mismo modelo a la piel podríamos determinar su tipo, su ritmo de envejecimiento y qué fórmulas pueden prevenir o incluso revertir los efectos del tiempo a nivel celular”.
Bienvenido sea el punto de partida
Según Luu, esto supondrá un cambio de paradigma no solo para la ciencia del envejecimiento, también para el cuidado de la piel tal y como lo conocíamos y, por supuesto, para las tendencias de mercado. “La generación Z y los millennials están liderando la inversión global en longevidad, bienestar y cosmética. Según un informe reciente de McKinsey, este mercado ya mueve 2 billones de dólares impulsado sobre todo por estos dos grupos generacionales”, apuntaba el experto. Y lo curioso, añade, no es solo la magnitud de esa cifra, sino el motivo detrás: “Lo que mueve esta inversión no es, al menos en primer término, la salud a largo plazo, sino la apariencia. La estética actúa como puerta de entrada al cuidado integral y, aunque podría parecer superficial, prefiero ver el lado positivo: si el objetivo final es cuidarse más y mejor, bienvenido sea el punto de partida”.
Partiendo de esta premisa, el enfoque de L’Oréal va en dirección a una longevidad más amplia, holística. Andrea Maier, doctora de la Universidad Nacional de Singapur y fundadora de CHI Longevity, lo resumía así: “Nuestros genes son la base de todo, desde las proteínas hasta las células, y se estima que alrededor del 20 % de nuestra longevidad está genéticamente determinada. Puedes verlo de forma pesimista u optimista; yo elijo la segunda, porque significa que el otro 80 % depende de nosotros”. ¿Y en qué consiste? En qué comemos, cómo dormimos, dónde vivimos, con quién nos relacionamos y a qué estamos expuestos. Es decir, en las decisiones del día a día.
Aunque quizá lo más fascinante es que incluso el 20 % genético no es una sentencia inamovible. Desde hace más de una década sabemos que sobre los genes actúa una capa llamada epigenoma, que regula cuáles se expresan y cuáles no. “Esto es clave: incluso si heredamos una mutación, el epigenoma puede decidir si ese gen se activa. Imagina que algunos genes aceleran el envejecimiento, ¿y si pudiéramos apagarlos y dejar de usarlos?”, planteaba Maier. Según la doctora no se tratará solo de vivir más años, sino de hacerlo con mayor calidad, salud y autonomía.
La IA, clave para vivir más y mejor
El ejemplo práctico lo encontramos en la última edición de VivaTech 2025, punta de lanza de la innovación y la tecnología europea. Allí, L’Oréal presentó su porfolio más avanzado hasta la fecha con novedades como Longevity AI Cloud, plataforma capaz de analizar más de 260 biomarcadores cutáneos; o Wheel of Longevity, un sistema propio que diagnostica la edad biológica de la piel y anticipa sus necesidades futuras. Lancôme, una de las marcas insignia del grupo, presentó Cell BioPrint, un dispositivo portátil que evalúa la evolución celular del rostro para recomendar tratamientos personalizados focalizados en el envejecimiento.
Y en cuanto a soluciones domésticas, el dispositivo Rénergie Nano-Resurfacer 400 Booster, inspirado en los tratamientos de microneedling, replica resultados clínicos desde casa sin molestias ni tiempo de recuperación. En conjunto, lo que antes parecía ciencia ficción hoy forma parte de una nueva manera de entender el bienestar. Una más personalizada, tecnológica y, sobre todo, preventiva. Ahí está la clave.