El look de Carlota Casiraghi para una noche en la ópera
No todos los días se tiene la oportunidad de perderse entre los pasillos, salas y la exuberante arquitectura barroca de la Ópera Garnier de París, por lo que Carlota Casiraghi sabía que debía estar a la altura. Aunque, bueno, cuando eres una de las royals más elegantes y recordadas por tu estilo, es cierto que la tarea se vuelve más sencilla. Ayer, en la vibrante noche parisina, este histórico edificio abrió sus puertas para albergar la gala inaugural que marca el inicio de esta próxima temporada de ballet. Un acontecimiento que reunió a algunas de las figuras más influyentes de la cultura francófona, entre las que se encontraba la princesa de Mónaco, quien destacó como siempre con su presencia discreta pero magnética.
Para esta cita, Casiraghi eligió un vestido de la colección Alta Costura otoño-invierno 2024/25 de Chanel, cuyo tejido translúcido, delicadamente salpicado de diminutos destellos brillantes, producía un efecto hipnótico bajo los focos. El escote en ‘V’, sostenido por unos finos tirantes de tul, se equilibraba con un cuerpo engalanado con aún más aplicaciones luminosas; mientras que la falda, compuesta por capas superpuestas de tela ligera, se movía al ritmo de sus pasos.
Los complementos (una pulsera de diamantes de estilo tenis y unos salones satinados de punta fina en negro) se mantuvieron en clave sobria, reforzando la sofisticación del conjunto. Porque, incluso con las creaciones más etéreas, son al final los clásicos los que terminan por sellar la perfección de un look. Pero, por supuesto, la royal debía darle un toque effortless a su atuendo; una de las bases en las que se fundamenta su aclamada manera de vestir. Y lo hizo mediante su maquillaje y peinado: naturales y en perfecta armonía con el vestido. Un moño pulido con mechones sueltos dejaba su rostro completamente despejado, en el que resaltaban unos labios rosados que otorgaban el contraste justo.
Stephane Cardinale – Corbis/Getty Images
Chanel Alta Costura otoño-invierno 2024/25.
Entre todos los asistentes, Carlota Casiraghi encarnó la unión ideal entre tradición aristocrática y modernidad contemporánea. Una síntesis que resulta aún más arrebatadora cuando lo que se lleva es un Chanel en una noche mágica en París.