A la hora de cuidar la piel, cada vez se habla más de activos y menos de cremas. Las redes sociales y las propias marcas de cosmética han viralizado palabras como ‘retinol’, ‘niacinamida’ o ‘ácido glicólico’. Son los activos de moda, que todo … el mundo quiere usar, pero es importante saber que hay combinaciones que no funcionan e incluso que pueden resultar peligrosas para la piel, si se utilizan en la misma rutina.
Para la farmacéutica Marta Masi el principal problema es la mezcla de activos exfoliantes con los retinoles. «Mezclar en una misma rutina activos exfoliantes a alta concentración, junto con retinoides de alta potencia, provoca una sobreexfoliación que derivará en irritación cutánea». De la misma opinión es el dermatólogo Carlos Morales Raya, fundador de la clínica homónima y de la marca Raya Cosmética, quien asegura que «en realidad no existe ninguna incompatibilidad entre activos. Lo que ocurre es que ciertas combinaciones, al estimular demasiado la renovación celular o modificar el pH cutáneo, pueden resultar excesivamente irritantes en algunas pieles. Bajo supervisión dermatológica, estas mezclas más agresivas se utilizan de forma controlada, ya que en determinados pacientes aportan beneficios claros en el tratamiento de acné, manchas o envejecimiento».
Lo que no se debe mezclar
Una de las combinaciones más explosivas para la piel es el uso de retinol, el activo con más evidencia científica en el tratamiento del envejecimiento cutáneo, y los hidroxiácidos (el ácido glicólico, salicílico o láctico), que se utilizan para mejorar la textura, el tono y la luminosidad porque favorecen la renovación celular. El doctor Morales Raya comenta que «ambos aceleran la renovación celular y provocan una exfoliación intensa, lo que puede causar rojeces, descamación e irritación. Lo ideal es alternarlos».
La vitamina C, un potente antioxidante que neutraliza el daño oxidativo (provocado por el sol, la contaminación ambiental o el estrés), estimula la producción de colágeno y mejora la luminosidad, tampoco se debe mezclar en la misma rutina con los hidroxiácidos ni el retinol. «Particularmente si se utiliza vitamina C pura, que ya de por sí puede ser irritante, al mezclarla con activos que renuevan la piel, producirá un enrojecimiento», asegura Marta Masi.
Hay otra combinación que genera dudas, la vitamina C y la niacinamida. Para Arturo Álvarez-Bautista, químico, doctor en nanomedicina y fundador de la marca cosmética Arturo Alba, «el drama es más un mito que una realidad: no existe incompatibilidad real, de hecho funcionan perfectamente juntas. Son un dúo formidable: una refuerza la acción antioxidante de la otra y ambas contribuyen a uniformar el tono de la piel». El doctor Morales Raya, añade que «antes se consideraba una mala combinación por la posible formación de ácido nicotínico (irritante). Con las fórmulas modernas estables, esto ya no ocurre. Aun así, si se usan juntos en la misma rutina, conviene que sean productos de alta calidad para evitar molestias».
Las mejores combinaciones de activos cosméticos
De igual manera, existen ciertas mezclas de ingredientes cosméticos que pueden ayudar a conseguir mejores resultados en la rutina. El doctor Morales Raya propone varias: «retinol y niacinamida, porque mejora la tolerancia y potencia su efecto en arrugas y manchas. Retinol y péptidos, ya que favorecen la síntesis de colágeno y mejoran la firmeza, o retinol y ceramidas, especialmente en pieles secas, porque las ceramidas restauran la barrera cutánea y reducen la irritación que puede causar el retinol». El químico Álvarez-Bautista asegura que «la niacinamida es la compañera ideal de moléculas más temperamentales como el retinol o los alfa-hidroxiácidos, suavizando sus posibles efectos irritativos, ya que calma, reduce la inflamación y mejora la tolerancia cutánea».
Uno de los activos más amigables es el ácido hialurónico, capaz de retener hasta mil veces su peso en agua. Este activo que hidrata, pero también mejora la textura y elasticidad de la piel e incluso previene la formación de arrugas, se puede combinar con cualquier otro ingrediente cosmético. Además, el doctor Morales Raya apunta a otras combinaciones mágicas para la piel: «para pieles con manchas y melasma, el trío despigmentante formado por ácido azelaico, niacinamida y ácido tranexámico. Y para conseguir una protección más alta frente al daño solar y los radicales libres, la combinación de vitamina C, vitamina E y ácido ferúlico».
La mejor rutina antiedad
Arturo Álvarez-Bautista explica que «el envejecimiento cutáneo es, en esencia, la suma de tres grandes procesos: oxidación, inflamación y glicación. Por tanto, la mejor estrategia no se basa en un solo ingrediente milagro —eso queda bien en marketing— sino en una sinfonía de activos que actúan en distintas rutas biológicas». La rutina con mayor respaldo científico, según el doctor Morales, sería, por la mañana: «Un antioxidante, como la vitamina C, combinada con ácido ferúlico, o bien la niacinamida. Después, una crema con ácido azelaico y péptidos, que no solo hidrata, sino que también potencia el efecto antioxidante, mejora la textura de la piel y refuerza la función barrera. Y como paso indispensable, un fotoprotector solar de amplio espectro». Por la noche, según el dermatólogo «lo ideal es alternar alfa-hidroxiácidos (como glicólico o láctico), que renuevan la superficie cutánea, con retinoides (retinal o retinol), que estimulan la síntesis de colágeno y elastina. Tras estos activos transformadores, aplicar una crema protectora de la barrera con ácido azelaico y niacinamida. En pieles secas, es recomendable añadir ceramidas como último paso o un sérum de ácido hialurónico como primer paso para aportar un extra de hidratación y mejorar la tolerancia».
Por qué no hay que aplicar todos los ingredientes de belleza
Uno de los problemas dermatológicos más habituales en los últimos años es la saturación de la piel, por el abuso de activos considerados milagrosos. La solución, según los expertos, es personalizar la rutina de belleza que, además, es la clave para conseguir resultados óptimos con los productos que se aplican. Para ello la farmacéutica Gema Herrerías aconseja en su libro ‘Código piel’ valorar diversos aspectos: «el tipo de piel (seca, caracterizada por una sensación de tirantez, o grasa, con brillo constante y textura más gruesa), el estado de la función barrera (resistente, sensible o deshidratada) y la prioridad de cuidado en ese momento (acné, manchas, arrugas, flacidez, etc.). Además, también deben considerarse las preferencias personales para facilitar la adherencia a la rutina. Una buena rutina no consiste en acumular productos, sino en combinarlos de forma adecuada, aplicarlos en el orden correcto, elegir las texturas más apropiadas y ajustar la frecuencia de uso».
La experta, además, hace hincapié en que los ingredientes, por muy buena fama que tengan, no marcan la diferencia por sí solos. «Para que un producto sea realmente eficaz no basta con que incluya un activo ‘de moda’ en la etiqueta. Lo importante es que ese ingrediente esté formulado a la concentración adecuada, en una base que garantice su estabilidad y penetración, y que exista evidencia científica sólida de su eficacia en el producto terminado, más allá del marketing».