Delegar y denegar: dos palabras clave para manejar el estrés
Durante el confinamiento, en medio del miedo y del horror, una de las pequeñas vías de escape en forma de humor de las que disponíamos adquiría siempre forma de meme. “Tener tiempo para conocerte y caerte mal” era uno de los más extendidos (y de mis favoritos). Recuerdo haberlo leído en abril de 2020 en la cuenta de Instagram Girls From Today, de Andrea Savall, y recuerdo haberme acordado de él nada más pisar la entrada de SHA España el pasado mes de febrero. Porque si algún riesgo tiene el acto volitivo de acudir sola a un centro de bienestar médico y entregarte a un programa de cuatro días, en mi caso reenergizante y de reequilibrio, ya no es tanto el de conocerte mejor, que bienvenido sea, sino el de descubrir cosas que no esperabas.
Conocí al doctor Vicente Mera, jefe de Medicina Interna y Antienvejecimiento de la clínica, en marzo de 2022, en una comida de prensa en la que se presentaba la expansión internacional de esta empresa de bienestar perteneciente a la familia Bataller. En ese almuerzo, sentada cerca del médico –con 40 años de experiencia en su especialidad, 16 de ellos en SHA España–, comprobé algunas de las líneas argumentales clave para mantener una vida saludable. La principal, poner barreras al envejecimiento apoyándose en la medicina preventiva. Solo falta una consulta a Google para comprobar que él es el mejor ejemplo. Mera es el primero en recibirme durante mi estancia y el primero en actualizarme aquella conversación transcurrida varios años atrás.
En un programa de cuatro días, las consultas médicas, sobre todo las centradas en tratamientos preventivos avanzados, se intercalan con las de nutrición, un reconocimiento de salud integral –en el que miden las constantes vitales, la grasa corporal, el estrés y la memoria–, sesiones de terapias naturales y orientales, bioenergía y campos electromagnéticos, acupuntura y todo tipo de aprendizajes para volverte, o intentarlo en el camino, un ser disciplinado, no solo con el cuerpo y la mente, sino también con la energía y el plano emocional. Traducido a la vida cotidiana: poner el foco de atención en la alimentación, el ejercicio, las toxinas, el cuerpo y, cómo no, las hormonas, grandes enemigas cuando te acercas a la fatídica barrera de la menopausia. Para superar el trago de la primera consulta, nada como una sesión de Watsu, una técnica guiada en el agua para relajar la musculatura y estirar.
Si antes me he referido al antienvejecimiento, aprendo que lo correcto sería mencionarlo como well-ageing, o lo que es lo mismo, un paso del tiempo saludable. Y conseguirlo parece ser que, aunque sea solo en parte, está en nuestra mano. Para ello, todo lo que hagamos ahora es lo que ganamos al futuro. Se puede traducir en pequeños pasos como añadir bayas y hierbas a la alimentación, filtrar el agua para evitar los microplásticos, practicar un ayuno intermitente, no para adelgazar, sino para que el cuerpo se autorregenere, pero también, y esto no tan en pequeñas dosis, cuidar uno de los males que nos afectan en la actualidad: el estrés. En una consulta de valoración neurocognitiva es cuando tropiezo con mi primera realidad hasta ahora desconocida. Acostumbrada a lidiar con determinados niveles de ansiedad, una de mis máximas en la vida había sido reafirmarme en la ausencia de estrés. Un análisis realizado con Max Pulse en menos de diez minutos rebatió mi teoría. No estoy exenta del mal, pero tengo una buena herramienta para combatirlo: una alta resiliencia que hace que la mente lo nivele.
El estrés afecta al sistema nervioso pero también muy directamente al hormonal y al inmunitario. Delegar, denegar y poner el foco en los objetivos vitales ayuda a mantenerlo a raya
El estrés no solo afecta al sistema nervioso, sino muy directamente, por ejemplo, al hormonal, a las glándulas suprarrenales. El doctor Mera, junto con la doctora Rosario García, especializada en medicina preventiva, y Alberto Gallardo, neuropsicólogo, analizan según su ámbito cómo evitarlo y revertir el daño. Desde medicina interna: delegar (siempre que sea posible) y denegar (para priorizar la salud mental), cuidar la dieta para sentirse mejor, practicar ejercicio y prestar atención a la microbiota. Para García, hay que centrarse, en la vida en general, en el sistema inmunitario (el estrés lo debilita), la energía y una dieta antiinflamatoria, y en la clínica en particular, en la ozonoterapia, que “puede reducir el daño celular causado por el estrés oxidativo”.